Opinión Javier Ortega Figueiral

IAG, la Iberia de Saramago y TAP Portugal

El plan del holding de Iberia y British para hacerse con la aerolínea de Portugal cumpliría parcialmente la profecía del Nobel de literatura.
Un moderno Airbus A330 de TAP luce los colores y la decoración “retro” de la compañía portuguesa como recuerdo a su pasado.

Fue en julio de 2007. El escritor José Saramago profetizó que Portugal terminaría por convertirse en una comunidad autónoma más de España, como Cataluña, Galicia o Castilla-La Mancha. De este modo se integraría en un país nuevo, que quizá se llamaría Iberia “para que el nombre de España no ofendiese los bríos de los portugueses”.

El Nobel de literatura de 1998 habló de esa hipotética unión en una entrevista concedida a DN o Diário de Noticias, veterano periódico de Lisboa, en el que afirmó que a la larga los portugueses aceptarían “la integración territorial, administrativa y estructural” con España si fuese bien explicada: “Con diez millones de habitantes, Portugal tendría mucho que ganar en cuanto a desarrollo, y no sería una cesión ni acabar con el país, que continuaría de otra manera. No se dejaría de hablar, de pensar y de sentir en portugués, (…) y no seríamos gobernados por españoles: habría representantes de los partidos de ambos países en un parlamento único con todas las fuerzas políticas de Iberia”, dijo.

He pensado en aquella profecía de José de Sousa Saramago en los últimos meses, un tiempo en el que IAG, la matriz de Iberia (la compañía aérea, no el nuevo país imaginado) parece más cerca de hacerse con TAP Air Portugal, haciendo posible que el grueso de la aviación ibérica estuviera integrada como esa Iberia imaginada por el Nobel, en este caso bajo un mismo paraguas con Iberia y su filial Express, además Vueling y TAP en la península ibérica, a la que se sumaría Level como compañía y no simplemente como marca comercial operada por su matriz, al tener en los próximos meses un certificado de operador independiente al de la matriz.

La privatización de TAP

El Gobierno portugués aprobó a finales de septiembre de 2023 la privatización de al menos el 51% del capital de su compañía aérea nacional, con la intención de garantizar el crecimiento de la empresa y preservar el hub de Lisboa, que tiene un importante peso uniendo destinos europeos sobre todo con Brasil y algunos países africanos.

Uno de los A319 que usa TAP para vuelos europeos y hacia algunos destinos en África. La mayor parte de sus aviones homenajean a personajes ilustres del país, como es el caso del escritor Alexandre Herculano.

De otoño del año pasado a esta a primavera han pasado muchas cosas en Portugal que han frenado la privatización: desde la dimisión del primer ministro António Costa, a las elecciones anticipadas de marzo de 2024 y también a las dudas del propio presidente de la república, Marcelo Nuno Duarte Rebelo de Sousa. Este reclamó una mayor información y transparencia sobre la operación. El jefe de estado quiso profundizar sobre la capacidad local para controlar e intervenir en una empresa estratégica como la aerolínea de bandera del país, sobre la venta o adquisición de activos.

También han pasado muchas cosas en el sector aeronáutico que tienen relación directa sobre este proceso de cambio de accionistas en la portuguesa. En los últimos tiempos se han interesado tres grandes grupos de aviación del continente: Air France-KLM, Lufthansa e IAG. La franco-neerlandesa se ha hecho recientemente con un importante paquete de acciones de la escandinava SAS y quiere hacerse con la mayoría de la compañía aérea de Suecia, Dinamarca y Noruega. Este movimiento que salva a una clásica de la aviación a la que se la ha comido un sector que ha avanzado más veloz que sus procesos, posicionaría muy bien a este grupo en el norte de Europa.

La congelación del crecimiento del aeropuerto de Ámsterdam decidida por el gobierno de los Países Bajos sería compensada por su crecimiento en los países nórdicos, sobre todo en Estocolmo y Copenhague.

Aunque desde París y Ámsterdam se insiste en que el interés por la compañía con sede en Lisboa sigue muy vivo, el giro hacia el norte le deja el camino más fácil a otro de los grupos que tiene mucho interés en seguir creciendo en el continente: IAG, un grupo especialmente interesado en el mercado que Portugal tiene muy consolidado en Brasil y sus antiguas colonias africanas, además de en otros países de este continente, al que empezó a volar desde su fundación en 1946.

El Douglas DC-3 fue el primer avión operado por la aerolínea portuguesa, tanto para sus vuelos a Madrid como para los primeros viajes rumbo a las colonias africanas.

África y Brasil

África ha estado siempre en el objetivo de la compañía Transportes Aéreos Portugueses, origen las siglas TAP. De hecho, la segunda línea de su historia, tras la inicial de Lisboa a Madrid, arrancó el ultimo día de 1946 y fue bautizada con el pomposo nombre de Linha Aérea Imperial. Esta unía la capital de la metrópoli con Luanda, en la entonces colonia de Angola, y Lourenço Marques, que era el antiguo nombre de Maputo, en la colonia de Mozambique. El viaje, operado con un Douglas DC-3, tenía doce escalas y una duración de 15 días para realizar ida y vuelta. En su momento fue la línea más extensa del mundo operada con aviones bimotores y el origen de la importante presencia aérea portuguesa en algunos destinos africanos que se ha mantenido hasta la actualidad, con Mozambique, Santo Tomé y Príncipe, además de Cabo Verde como principales intereses del grupo IAG, pues aun no tiene ninguna presencia en propio en estos mercados.

En Brasil, la presencia de IAG está consolidada en los dos destinos principales del país: Sao Paulo y Rio, aunque es inexistente en la actualidad en el resto del país, por lo que hacerse con el resto de ciudades a las que opera TAP sería una operación muy interesante para el grupo hispano-británico. Con una hipotética integración en el holding, algo que lleva persiguiendo desde hace tiempo Luis Gallego, el máximo ejecutivo de IAG, este grupo de transporte aéreo dispondría de dos importantes hubs en la península: el Adolfo Suarez de Madrid y el Humberto Delgado de Lisboa.

El tercer grupo en liza por entrar en Portugal es Lufthansa, que también ha mostrado su interés en hacerse con TAP para convertirla en su 11ª marca de compañías de pasaje, entre las que destacan Lufthansa, Swiss, Austrian, Brussels Airlines, Eurowings y otras cinco operadoras de aviación regional. Su interés en este activo portugués coincide con su intención en la privatización en otra aerolínea publica: ITA, la antigua Alitalia, un proyecto que se dilata en el tiempo, lo mismo que parece suceder con TAP, cuya privatización podría irse ya a 2025 tras el frenazo de los últimos meses, el cambio de gobierno y el difícil equilibrio parlamentario en la cámara de Lisboa. 

Si IAG se hace finalmente con TAP, el grupo tendría dos hubs intercontinentales en la península Ibérica: Madrid y Lisboa.

Una Iberia aeronáutica

La Iberia pensada por Saramago era una idea de Federación entre España y Portugal. La idea era el resultado de una integración territorial, administrativa y estructural, aunque no cultural ni lingüística. España y Portugal, unidos en la diversidad, con un proyecto común ventajoso de convivencia y desarrollo, que quizá pudiera sonar utópico, aunque si finalmente IAG es quien se hace con TAP, la profecía del nobel se cumpliría en el cielo de la península, integrando compañías, aunque estas mantuvieran su marca y personalidad y añadiendo la lengua inglesa a la portuguesa y española, pues es la de British y Aer Lingus, dos de las patas de IAG y la Lingua Franca de la aviación… y los negocios.

En los próximos meses veremos si esto sucede así o si la aerolínea portuguesa llegará a su 80 aniversario ya hablando en alemán, o en francés y neerlandés.