Escribo este texto en vuelo. La distancia entre asientos del CRJ de Air Nostrum me permite trabajar cómodamente en el ordenador mientras regreso a España desde Toulouse. Por la mañana, Guillaume Faury, CEO de Airbus, ha dado a conocer allí los resultados de su compañía en 2023: facturó 65.400 millones de euros y tuvo un beneficio neto de 3.800 millones.
Faury es el jefe de un enorme equipo de 147.893 profesionales. Estos trabajan repartidos por todo el mundo en diferentes divisiones: helicópteros, defensa y espacio o aviación comercial. En este vuelo, el IB8741 reconozco a varios directivos de la compañía que también viajan a Madrid desde la central de la multinacional. Es curioso: un reactor construido en Canadá y propiedad de una compañía valenciana lleva a un centenar de pasajeros de diferentes países del mundo desde Francia a España. Me gusta pensar en estas combinaciones mientras vuelo.
Toulouse-Blagnac, desde donde hemos despegado, es la cuna de la industria aérea francesa desde los años 30. Desde su pista despegaron por primera vez aviones legendarios como el Caravelle, el Concorde, el A300 (el primer Airbus construido) o el A380, un gigante que plantó cara al mítico jumbo americano.
Un puente aéreo propio
La compañía que dirige Faury tiene más de 27.000 empleados trabajando en Toulouse y 15.000 en Finkenwerder, un aeropuerto industrial al sureste de Hamburgo, Alemania. Son los dos centros de trabajo más importantes de la corporación y en ambos se realiza el ensamblado final y la entrega de aviones comerciales a sus clientes. La relación entre ambos lugares es tan estrecha que incluso tiene un puente aéreo propio y exclusivo.
Cada día, puntualmente a las siete de la mañana y a las cinco y cuatro de la tarde, dos aviones despegan simultáneamente desde Toulouse y Hamburgo-Finkenwerder, para llegar al otro aeropuerto en unas dos horas de vuelo. Ocho viajes diarios de lunes a viernes unen ambos centros con el Airbus Shuttle: del sur de Francia al norte de Alemania… en una compañía española: Volotea, que a finales de 2019 ganó el concurso para operar este servicio durante cinco años, al que ha destinado dos de sus A319. Así, un usuario de aparatos construidos por Airbus se ha acabado convirtiendo en uno de sus proveedores.
Volotea
Cuando Carlos Muñoz Beraza (Murcia, 1969) hizo despegar a Volotea, su segundo gran proyecto aeronáutico tras Vueling, pensó en crear una aerolínea para unir ciudades pequeñas y medianas del continente europeo. La sede central se estableció en el distrito barcelonés de Sarrià-Sant Gervasi, aunque sus primeros vuelos despegaron desde el aeropuerto de Venecia a destinos italianos: Brindisi, Bari y Cagliari. Aun siendo una compañía española, la estrategia de negocio inicial, aún muy vigente, pasó por otros países como Italia, Francia, Alemania o Grecia, no entrando en el mercado ibérico hasta algún tiempo después.
Otra de las singularidades de Volotea fue la elección de flota. Mientras prácticamente todas las compañías aéreas similares apostaban por la familia de Airbus de pasillo único o los archiconocidos Boeing 737, Muñoz optó por el Boeing 717, la ultima evolución de los DC-9 de McDonnell Douglas, con unos característicos motores en la cola. De Boeing tenía básicamente el nombre, por la fusión de la Douglas dentro de su archirrival a finales de los 90.
El 717 era un muy buen avión, aunque no tuvo el éxito comercial esperado y solo se construyeron 156 unidades (para que se hagan una idea, ya se han construido más de 6.500 aparatos de la familia A320 desde finales de los 80 y 11.600 de los 737 desde 1966). El CEO y fundador apostó por el 717 para disfrutar de unos contratos de leasing muy ventajosos y también porque su capacidad de 125 plazas era la ideal para la primera fase de este proyecto de unir decenas de ciudades pequeñas y medianas.
De Boeing a Airbus
Los Boeing estuvieron en la flota de Volotea hasta enero de 2021, mes en que terminó la transición de tener una flota 100% estadounidense a ser netamente europea y construida por Airbus. Este 2024 operará 450 rutas y llegará a los 44 aviones: 24 A320 y 20 A319. Entre los segundos están los dos dedicados al puente de Airbus de lunes a viernes llevando personal de la compañía entre ambas ciudades.
El de esta tarde, que ha embarcado casi a la misma hora que el CRJ de Air Nostrum desde el que escribo estas líneas, ha salido puntual rumbo a Finkenwerder como Volotea 7235. Resulta que el bus de Airbus… es español y para cumplir con lo que promete la constructora sobre disminuir la huella de carbono, el 34% del combustible que carga es SAF, combustible sostenible de aviación.