Sabes de lo que te hablo. Trabajas en una empresa de tamaño medio o grande y es posible que dirijas a un equipo. Quizá haya algún veterano por ahí, pero la mayoría son chavales nacidos después de que a Luis Enrique le rompiesen la nariz en USA. Ni siquiera llegan a los 30, lo que en el fondo te jode, pues sabes que, por mucho que te intenten convencer, tu mejor década no es la que está por venir. Briconsejos para otro. Tu curro, en marketing, agencias o sucedáneos, va de hacer muchas cosas que no molan, pero también de mantenerte actualizado y en forma con las tendencias, con lo que se lleva.
Siempre has estado a la última, adoptando cada nueva moda desde que tuviste tu primera Blackberry hasta hoy, pero cada día empieza a hacerse más difícil. Se hace más difícil o te lo ponen más difícil. Ves cómo se populariza un tipo que habla de la panza y a ti ya sólo te parece un bocachancla, no entiendes la dignidad de algún terrible calzado y te ofuscas cuando entra por la oficina el enésimo becario con un nido en la cabeza como peinado. Aunque no lo entiendas, tienes que reconocer que hay veces que has intentado gustar a esta tropa, estar en esa onda. ¡Si hasta un día se te escapó un ‘bro’! Es lamentable, reconoces, un tío que estudió con la Encarta tratando de hablar como si estuviese en el Bronx. No eres un pana, por muchas veces que lo hayas intentado.
Has pasado ya de los 35 años y estás más cerca de un tacto rectal que del colegio. Poco a poco empiezas a entenderlo, pero sigue siendo difícil afrontarlo. ¿Cómo estar al tanto de las tendencias, que son parte de tu curro, y, a la vez, no hacer el ridículo poniéndote la gorra para atrás? Ya no quieres formar parte de ello, pero sí comprenderlo. Y es difícil, porque tú siempre estuviste ahí, listo para ser capaz de explicar todo lo que pasaba alrededor. Ahora te toca confiar en que otros te mantengan actualizado, escuchar sin juzgar, interiorizar sin emocionarte. Odias a los que celebran las virtudes de la madurez. Que sí, que una pera puede saber más rica madura, pero qué feos son los moretones que le salen a la mínima. No eres un ‘bro’, aunque tampoco un yayo. Estás en tierra de nadie.
O tierra de muchos, que aún por los ochenta a los actuales recién jubilados les daba por tener bastantes hijos. Así que, cuando sientas que empiezas a perderte con los nuevos que llegan, piensa que hay una legión de compañeros que también sienten lo mismo que tú. Compañeros que empiezan a estar en otra onda, que comienzan a subir un nuevo escalón. O quizá a bajarlo, qué más da. El caso es que siempre termina llegando el momento en el que dices “por ahí ya no paso”. Ocurre en todas las generaciones y desde hace siglos. El “bro” de hoy es el “dabuten” que retiró a muchos en el pasado. Ha llegado ese momento, lo sabes. El momento en el que ya no lo vives, sino que lo cuentas.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.