Acertó. Casi de lleno. Cuando Aena presentó ante la CNMV los resultados de los nueve primeros meses de 2023, vaticinó que este año la red cerraría con 280 millones de pasajeros. Así ha sido: 283.195.399 viajeros exactamente han utilizado sus aeropuertos y helipuertos. Esta cifra es un 16,2% más que en 2022 y algo notable: también implica un crecimiento de un 2,9% respecto a 2019, considerado en casi todos los sectores como el ultimo ‘ejercicio normal’.
Cuando un texto les habla de las estadísticas de la red española, ya saben que los primeros aeropuertos que saldrán en la lista son los ‘sospechosos habituales’: Madrid, Barcelona, Palma, Málaga o Alicante. Parece que no pase el tiempo. Si comparamos las estadísticas de 2023 con las de 10 años atrás, el orden de cabeza en el ranking de aeropuertos más concurridos es exactamente el mismo, aunque, claro, con unos números menores: aquel 2013 la red cerró con 187 millones
La conclusión es rápida: aun con la pausa de 2020 y la resaca de los dos años siguientes, se ha crecido de manera notable. Grosso Modo podemos decir que, tras una década, casi 100 millones de personas más han utilizado las terminales de los 46 aeropuertos y dos helipuertos de Aena.
Nuevas compañías, nuevos destinos
Hace 10 años ya se volaba mucho. Compañías como Easyjet, Vueling o Ryanair ya eran marcas cotidianas en el transporte aéreo. Iberia Express llevaba un par de ejercicios volando, Air Europa era ya una clásica, por no hablar de Iberia. Spanair había cerrado el año anterior y su hueco lo cubrieron enseguida Vueling, mientras que el resto de aerolíneas rápidamente se quedaron los posibles flecos que dejó la aerolínea llamada a ser referente en Barcelona, cosa que ahora lo son Vueling y Level en vuelos europeos e intercontinentales. También por entonces apareció la española Volotea, aunque durante los primeros compases, su presencia en los aeropuertos de Aena fue testimonial: se centró en aeropuertos pequeños y medianos Italia y Francia.
Hace diez años ya se volaba mucho, es cierto, aunque esos 100 millones de pasajeros ganados en una década aparecen por una razón clara: no son solo el aumento de frecuencias, sino que cada vez hay más vuelos a nuevos destinos que hasta hace poco eran impensables.
Seguro que ahora mismo tienen en mente alguna ruta que salga de su aeropuerto rumbo a algún destino impensable hace muy poco. Les pongo un ejemplo de ello remontándome quizá algo más atrás. Recuerdo que hasta bien entrados los años 90, las opciones para volar a Italia desde mi aeropuerto de referencia, Barcelona, se limitaban a Roma y Milán. Para volar a cualquier otra ciudad italiana se tenía que hacer una escala intermedia en esas ciudades o en algún gran aeropuerto europeo.
Sin embargo, si quiero volar hoy mismo a Italia desde El Prat puedo ir directamente a Bari, a Bolonia, a Cagliari o a Catania. También hay la opción de volar sin escalas a Florencia, Génova, Bérgamo, Milán y Nápoles. Evidentemente puedo seguir volando a Roma, aunque también a Palermo, Trieste, Turín y Venecia. De dos opciones a catorce en unos años: directamente y con seis compañías diferentes.
El ejemplo anterior es aplicable a muchos aeropuertos donde las compañías aéreas han estimulado la demanda y Aena ha recibido a estas aerolíneas y usuarios con brazos abiertos en sus instalaciones. Ahora mismo, mientras les escribo, echo un vistazo a los paneles de salida de varios aeropuertos de la red y veo que, por ejemplo, desde Valencia hay vuelos directos a Eindhoven, Cork o Estambul. Desde Santiago hay líneas sin escala a Fuerteventura, Bérgamo o Lanzarote y desde Ibiza, en enero, pleno invierno, hay vuelos a Londres-City, Ámsterdam y cinco vuelos diarios a Madrid.
Podría seguir poniendo más ejemplos de líneas impensables o un número de frecuencias inimaginables. Esto no ocurre tan solo en vuelos interiores o europeos, donde las compañías de bajo coste están ganando una cuota de mercado cada vez más grande y las clásicas han tenido que adaptarse a ese escenario. Pasa también en los de largo radio, con una oferta cada vez mayor, en este caso en los dos principales aeropuertos de la red: Barajas y El Prat, que ganan nuevos destinos y frecuencias. De nuevo un win-win para Aena y las aerolíneas que en este caso traen también un perfil de pasajero tan interesante para el destino como para las terminales, que les ofrecen una serie de servicios premium.
Y para premium, los FBOs de varios aeropuertos de la red. Terminales totalmente segregadas de los edificios de pasajeros por donde pasan los usuarios de aviación corporativa, un segmento que en los últimos cinco años ha crecido como la espuma. Se consolidó durante la pandemia y ahí ha quedado, creciendo cada ejercicio. Los aeropuertos de Ibiza y Palma son ejemplo de ello, aunque también hay una considerable cantidad de aviones privados operando a diario en Madrid, Barcelona, Málaga o Valencia. Las ventajas de este tipo de aviación son tales que cada vez está más extendida y prácticamente todas las instalaciones de la red reciben vuelos privados o corporativos en jets o turbohélices ejecutivos. Con estos, sus viajeros no solamente vuelan diferente, sino que ganan tiempo al tiempo. Esos aviones y pasajeros corporativos también son clientes de la red de 46 aeropuertos.
Las cifras del año 23
Haciendo un rápido repaso a las cifras, vemos que, de los 283 millones de pasajeros de la red, 110 pasaron por Barcelona o Madrid y 232 millones pasaron por los 10 principales terminales de la red. De estas diez instalaciones, cinco están en la península, tres en Canarias y dos en Baleares.
Por otro lado, de los 46 aeropuertos, 24 manejaron más de un millón de viajeros en 12 meses: desde los 60.220.984 de Madrid al 1.039.429 que tuvo Granada, cuyo nombre oficial es Aeropuerto Federico García Lorca Granada-Jaén. Si ampliamos el foco, 35 de estos aeropuertos tuvieron más de 100.000 usuarios el año pasado. De seguir así, un no-aeropuerto de la red, estará en el grupo en breve: el helipuerto de Ceuta, que cerró 2023 con 87.024 viajeros, un 21,5% más respecto al último año ‘normal’ de la instalación, 2019. Esos miles de pasajeros son muy meritorios, pues se han conseguido únicamente con dos líneas regulares (a Málaga y Algeciras) con un máximo de 5 plazas por vuelo. Esos son muchos, muchos saltos de helicóptero.
Hay algo más a destacar en estas estadísticas: miradas sin más, en algunos casos pueden llamar a equívoco, como por ejemplo los casos de Son Bonet en Mallorca, Cuatro Vientos en Madrid y Sabadell, en Barcelona. Estos aeropuertos siempre suelen aparecer en los puestos de cola en cuanto a número de pasajeros. Esto obedece a que, si bien son aeropuertos de la red, su prioridad no son los vuelos comerciales, sino que están especializados en la formación de aviadores y en ser base de empresas de trabajos aéreos o servicios públicos.
En el caso de Son Bonet, el año pasado contabilizó 10.061 pasajeros, aunque por número de operaciones, este aeropuerto tuvo más movimientos que Granada, Coruña o Vigo. Sabadell sumó 6.200 viajeros, aunque por despegues y aterrizajes superó a Santiago, Menorca o La Palma. Por su parte, si solo contabilizamos los pasajeros que usaron el aeropuerto de Cuatro Vientos, el madrileño es el segundo por la cola en el ranking de la red. Sin embargo, en número de operaciones es el 13º de España y con sus más de 56.000 despegues y aterrizajes supera a aeropuertos tan importantes como Bilbao o Fuerteventura. Todo es cuestión de especialidad.
Especialidad es también la carga aérea, que en la red cerró 2023 con 1.079.676 toneladas. Los dos grandes líderes fueron Barajas y El Prat. Madrid quedó destacadísimo con más de la mitad del global: 543.000 toneladas. Muchas transportadas en aviones puramente cargueros, aunque una importantísima cantidad en las bodegas de los aviones de vuelos regulares de largo radio, con Iberia como una de las compañías más destacadas, al tener ahí su hub mundial. Los aeropuertos especializados en mercancías de Zaragoza y Vitoria/Gasteiz quedaron en tercer y cuarto puesto, con el aragonés perdiendo cuota de mercado respecto a 2019, en buena parte por a la situación geopolítica con Rusia.
En todo caso, Aena puede lucir un gran 2023 en su historial. Ha cerrado un buen ejercicio tanto en pasajeros, operaciones, carga e ingresos directamente aeronáuticos y comerciales. Todo ello en muy buena coordinación con un actor imprescindible: Enaire, el gestor del espacio aéreo de soberanía, aunque esto da para otro tema más adelante. Hablaremos de ello.