Arabia Saudí tiene mucho más dinero que tiempo. El orden geopolítico y la economía mundiales están cambiando y el momentum es el adecuado si pretendes convertirte en una superpotencia del siglo XXI. ‘Visión 2030’, más que un eslogan, es un plan estratégico, para tener una menor dependencia del petróleo y convertirse en un actor más que relevante en telecomunicaciones, energías renovables, finanzas, entretenimiento, cultura o en el sector inmobiliario a nivel planetario. Arabia Saudí no sólo buscar limpiar su imagen como régimen absolutista a través del deporte (sportswashing), sino que busca ser un actor de referencia y un destino apetecible e incluso necesario para las grandes élites.
Pagarle a Jon Rahm en un solo contrato 520 millones de euros, más de lo que Rafa Nadal y Pau Gasol han ganado juntos en sus respectivas carreras, es dar un tremendo golpe en la mesa de negociación al PGA Tour. Otras grandes estrellas del golf mundial ya fueron seducidas antes por los petrodólares, pero Jon es otra cosa.
El de Barrika, además de un jugador impresionante, siempre representó toda la tradición del golf en su pureza, el respeto a los grandes torneos y a los campos míticos. La irrechazable oferta al español inclina la balanza, si no estaba ya bastante inclinada, en la negociación entre los patrocinadores saudíes de LIV Golf y el PGA Tour que debía tener un desenlace antes de final de año.
Mirábamos con incredulidad el fichaje de Cristiano Ronaldo por el fútbol saudí sin vislumbrar la profundidad del objetivo, más allá del efectismo. Ahora nadie duda de que la Liga Saudí está cambiando y más que lo va a hacer el tablero de la industria del fútbol.
Por muy estrafalaria que suene la cantidad, el contrato de Jon no deja de ser un eslabón más en una carrera desenfrenada por alcanzar un posicionamiento y una nueva percepción de Arabia Saudí como superpotencia.
Pretender y conseguir organizar en una década una Expo universal, unos Juegos Olímpicos ¡de invierno! (en un país desértico), un Mundial de Fútbol en 2034, carreras de Fórmula 1, los principales torneos de golf, aglutinar a las tres principales empresas de videojuegos del planeta como primer inversor, enviar al espacio a una científica mujer junto a un militar, anunciar la inversión de 500.000 millones de euros (han leído bien) en la construcción de una ciudad hiperconectada, en vanguardia tecnológica y ecosostenible, forman parte de un mismo proyecto.
Las luces están puestas y son largas, pero que nadie se deje deslumbrar por las muchas sombras de un régimen absolutista y que sigue lejos de respetar los derechos humanos. A veces, hasta los mejores golfistas mandan la bola al agua…
Editor de SportYou y ex director del diario Marca