Cuando las expectativas no se cumplen alguien paga la decepción. Es lo que ocurre con Wallbox, uno de los mayores unicornios españoles y de los más prometedores. El mercado, los inversores y los analistas han “afeitado” al unicornio de los cargadores para vehículos eléctricos por la lentitud de la transformación energética en Europa, donde concentra dos tercios de su negocio. El valor bursátil de Wallbox ha pasado de 3.000 millones de dólares a 300 millones en dos años. Todo un cortocircuito en la capitalización. Y es que el despliegue de la red de carga eléctrica ha ido perdiendo fuelle según se ha ido desacelerando en Europa el desarrollo de los coches eléctricos.
Europa no es Noruega, donde la venta de turismos enchufables alcanza el 90%. En los primeros nueve meses se vendieron 95.500 coches en el país nórdico, de ellos, 83.600 fueron eléctricos o híbridos enchufables. En la mayoría de los países europeos, en cambio, ha habido una ralentización de la movilidad eléctrica. En Alemania se ha registrado una reducción de las ayudas públicas y en España los coches eléctricos puros todavía suponen un limitado pedazo del pastel de las cuatro ruedas, alrededor del 5% y del 6,5% en los híbridos enchufables.
Desde las batallas épicas de Edison y Tesla a favor de la corriente continua o de la corriente alterna no se ha visto tanta inestabilidad alrededor de los megavatios. Los gobiernos europeos apuestan claramente por la electrificación en la movilidad a pesar de las intensas protestas del resto de las energéticas que también defienden vectores alternativos como el hidrógeno verde o los biocombustibles. Los fabricantes de coches europeos temen quedarse relegados ante la invasión de multinacionales chinas con modelos eléctricos más competitivos y baratos. Pekín vio la jugada con más antelación que Bruselas y aceleró la investigación y fabricación de baterías. A la vez se quejan, como Anfac, la patronal española de fabricantes de automóviles y camiones, de la lentitud del despliegue de puntos de recarga en todo el territorio. Es el enredo de un sector incipiente que atrae muchas expectativas y tensiones.
En este enrevesado panorama, Wallbox ha sufrido los varapalos bursátiles, con una caída de las ventas del 16%, lo que provocó un ERE del 10% de la plantilla. Sin embargo, los analistas insisten en que el desarrollo de la movilidad eléctrica es imparable en el Viejo Continente. Además, la propia compañía de origen catalán mantiene su expansión con la reciente compra de la alemana ABL por quince millones, para ampliar su negocio en Alemania, o la alianza con la transalpina Atlante para la instalación de 35.000 puntos de carga rápida de aquí a 2030 en España, Francia, Italia y Portugal.