Opinión Andrés Rodríguez

Clics Modernos: 40 años del disco de Charly García que puso a bailar a la democracia argentina

La ciudad de Nueva York le acaba de poner el nombre a una de sus esquinas en Manhattan.
Charly García

A sus 72 años Carlos Alberto García, para el mundo Charly García, para los argentinos basta llamarlo Charly, permanece en la sombra cuando se cumplen cuarenta años de Clics Modernos, el disco que puso la democracia argentina a bailar.

Su salud está muy deteriorada por una vida de hipersensibilidad, éxito y los excesos del rock latino. Su discografía es trascendental para entender la complejidad de una nación como la Argentina, el rock y la música popular en castellano. La ciudad de Nueva York le acaba de poner el nombre a una de sus esquinas en Manhattan, en el cruce de las calles Walker St. y Cortlandt Alley, el Charly García Corner –donde Uberto Sagramoso disparó su famosa foto para la portada de Clics Modernos, con un Charly agachado, ante el Shadowman, el grafiti espectral del artista urbano Richard Hambleton–. No se pierdan su documental en Filmin, el tipo, canadiense, que se hizo muy grande pintando las calles, mucho antes que Basquiat o Bansky. Los políticos corrieron raudos a fotografiarse con el homenaje. ¿Qué debió pensar García? ¿Se daría cuenta?

¿No escuchaste Clics Modernos aún? Entonces abandona este artículo y prueba a dejarte llevar. Radio La Plata, con su programa 9PM, el embrión de lo que luego sería La Mega o la Rock & Pop –emisoras de rock argentino en castellano– fue quien prendió la mecha al tener acceso a las maquetas de Clics Modernos y los radió. Para Charly el disco sería el segundo como solista. En las maquetas, ocho temas, grabados en los Estudios del Jardín junto a Willy Iturri, que deambulan por internet, Charly se acompaña con músicos argentinos, y su emisión alcanzó una cierta popularidad entonces. Los chavales lo habían grabado en los casetes desde la radio y cuando se publicó el álbum ya había un conocimiento de causa. El disco supuso para la sociedad argentina la validación de la música pop, que entonces estaba anatemizada por el rock. Si escuchabas rock no podías escuchar pop. Charly pulveriza esa frontera. La sangre argentina derramada en la Guerra de las Malvinas (2 abr 1982 – 14 jun 1982) estaba fresca aún. Muchos amigos habían muerto o desaparecido.

“El se cansó de hacer canciones de protesta y se vendió a Fiourucci” es para mí el verso que mejor explica el disco. Hay muchas otras, en otro de los temas mas importantes, este verso de Transas explica lo que García sentía en ese momento. Y lo que sentía Charly lo sintió Argentina y también lo sentí yo al otro lado del océano en Madrid con apenas 18 años.

Pero hay muchas más. Es dificilísimo elegir una sobre las demás. En Los dinosaurios García canta: “los amigos del barrio pueden desaparecer…” sobre un piano emocionante. Poco que decir porque el verso refleja el miedo, el pánico de la juventud y la sociedad argentina, tras la dictadura. Y así está el disco lleno de ideas, subtramas, imágenes, que a veces no se entiende que hacen allí, que parecen no conformar una canción pero que cuando te relajas, regresan y te transportan, te hacen pensar, te han agarrado por los huevos. Cuarenta años después es fácil recordar aquel apretón de testículos emocional. SUMARIO.

El malabarista del disco es el músico Pedro Aznar, hasta tal punto que podrían haber firmado el disco a duo como harían en grabaciones posteriores. El porteño Pedro Aznar, que llegó a tocar con Pat Metheny y Spinetta, sacó lo mejor de Charly García. Aznar fue su director de orquesta, su manager, su amigo, su colega. Clics Modernos no sería lo que es sin Pedro Aznar, que sigue en activo.

El otro protagonista del album es la T 808 de los japoneses Roland, la caja de ritmos por excelencia (300 euros en Amazon), que había sido comercializada apenas tres años antes. Podría ser que Charly y Pedro decidiesen usarla porque el baterista en el que pensaban no les convenció pero lo cierto es que García había aprovechado el viaje para comprar instrumentos. Charly blanquea el uso de la caja de ritmos. Y así abre el disco con el “chaka- chu” de No me dejan salir, que recuerda al comienzo del Enola Gay de OMD. Es el single del disco. Entonces los singles eran el grito promocional del álbum, su tarjeta de presentación. ¡Bienvenidos a los ochenta! El disco que originalmente iba a llamarse Nuevos Trapos, en un guiño a la nueva ola que inundaba todo, finalmente cambió su titulo por Clics Modernos.

Charly García y Joe Blaney, productor de ‘The Clash’.

El disco suena contemporáneo y es porque su grabación sucede en Nueva York. Junio de 1983. Clics Modernos no ha envejecido ni una sola nota en cuarenta años. Joe Blaney, productor de The Clash, Ramones o Prince es responsable de la grabación que se materializo en el estudio Electric Lady. Y eso es tan, tan difícil. Charly se mudó a un loft en el Village –escribió alguna columna en la prensa argentina contando su experiencia– y fue allí donde decidió grabar el disco. “Quería aislarme de Buenos Aires, me estaba axfisiando. Porque los músicos que tienen algún suceso (…) tienen dos opciones: o seguir a toda máquina, o cortarla y tratar de cambiar”. Charly no solo corta con la Argentina sino también con su sonido protesta, con su yo anterior. Su padre, Carlos Jaime García Lange, había fallecido poco antes. Dos personas sostuvieron a García entonces, su manager, una de las personas imprescindibles en el rock argentino, Daniel Grinbank y la chilena Mercedes Sosa.

Nada pudo hacerle sombra a Clics Modernos en la Argentina post Malvinas, tan solo Mil Horas la canción de Calamaro, por la que Andrés dice que pasará a la historia, eso sí en la versión en cumbia de la Sonora Dinamita. La canción estaba incluida en Vasos y Besos el álbum de Los Abuelos de la Nada. Un himno de estadios y bodas, a lo que no llegó nunca el álbum de Charly.

Las noches de presentación en directo en el Luna Park con un precioso póster con un corazón rojo son aun recordadas en Buenos Aires como historia del pop nacional. Y los porteños que pueden presumen de su “yo estuve allí”. El concierto puede aún disfrutarse y está completo en YouTube. “No quiero que el escenario esté lleno de cables” pensó Charly (no había nada inalámbrico entonces) y “quiero que las luces sean solo blancas”. Y así fue. Eso era ser moderno en 1983 en la Argentina. Fito Páez (60) estaba de espaldas al público, lo cuenta en su serie documental en Netflix. En 1984 la banda sonora de la Argentina es Clics Modernos, es el disco que le abrió la cabeza al país.

Hace unos días, la esquina, en la que se retrató la portada se vistió de homenaje. La fotografía es historia de la música pop en español. Su autor Uberto Sagramoso andaba por la ciudad y en una fiesta le cayó el encargo por el que cobró 15.000 dólares de la época, una fortuna para un argentino deambulando por NY. En la fotografía un grafiti que decía “Modern Clix” se hizo con el título del álbum que iba a llamarse Nuevos Trapos. Para mí ha sido y aun es un disco fundamental en mi banda sonora personal, incluso en mi juventud defendí un programa de radio con Nos siguen pegando abajo, uno de sus temas, como título. Y el resto es historia pero una historia que cuando se escucha se siente y emociona como si hubiese sido grabado ayer. ¿O quizá fue así y si veinte años no es nada, cuarenta años tampoco son nada?