Opinión Eugenio Mallol

El resurgir del mundo cripto y los tokens

Los reveses judiciales a los intentos de frenar las criptomonedas están alentando una reactivación de la Web3, apoyada en los avances en la creación de la infraestructura.
Metaverse Summit.

Apenas a un par de metros de distancia, en uno de los escenarios del Gartner IT Symposium Xpo de Barcelona, el vicepresidente y CTO de la marca de joyas Pandora, Sunil Srivastana, que lleva un rato hablando de la cuestión de los datos, proclama de pronto que “la tokenización es clave para democratizar el dato, los datos financieros deben tokenizarse en lugar de encriptarse, de ese modo no sólo se protegen, sino que son más fáciles de usar”.

La tecnología de la tokenización lleva muchos años entre nosotros. Es muy habitual, sobre todo, en el sector de la banca y los pagos. Consiste en sustituir un dato sensible por otro que no lo es y con el que no tiene relación alguna para operar con él sin riesgo. El estallido de blockchain la llevó al extremo porque éste se presentó como una forma distribuida y desjerarquizada de proporcionar confianza a un sistema securizado mediante tokens digitales que garantizaban que algo era único.

Sobre esos pilares hicieron palanca las criptomonedas y los NFT, entre otras manifestaciones del fenómeno, con la promesa de una nueva tierra prometida lista para ser conquistada llamada metaverso. “Absolutamente sí”, responde también en Barcelona el director de tecnología y estrategia de Siemens, Peter Koerte, cuando le pregunto si espera alguna novedad tecnológica que podría reactivar en 2024 el metaverso, en su caso, industrial. Digamos que las Vision Pro de Apple.

Vaya. Precisamente ahora, después de meses de ataque contra la industria de las criptomonedas, la SEC acaba de sufrir dos importantes reveses en los tribunales. A principios de julio, un juez dictaminó que Ripple Labs no violó las leyes de protección de los inversores cuando vendió el token nativo de Ripple, XRP, en las bolsas.

Poco después, la Justicia norteamericana sentenció que la SEC debía reconsiderar la solicitud de Grayscale para lanzar el primer ETF (fondo de inversión cotizado) al contado de Bitcoin. Blackrock ha removido las aguas con su anuncio de un ETF spot de Ethereum, otra criptomoneda. Hasta los trileros se han reactivado usando la imagen de Elon Musk para la estafa de Coin X.

En su comentario trimestral acerca de la industria, Cherry Crypto se frota las manos por primera vez en mucho tiempo. “Todavía queda mucha infraestructura por construir, pero las aplicaciones impulsarán el espacio hacia adelante y posibilitarán nuevas oportunidades de inversión”, afirma.

La infraestructura, el soporte tecnológico sobre el que debe construirse todo el invento, es una cuestión clave, en efecto, y realmente basta con repasar la actividad reciente de las dos grandes plataformas de desarrollo de los nuevos mundos virtuales para comprender que algo está cambiando.

La más convencional, ligada a los grandes actores tecnológicos, Metaverse Standard Forum, acaba de constituir llamativamente su primer comité de dirección con figuras de Berkeley Synthetic, Cesium, Ernst & Young, Nokia, Siemens, Qualcomm y, atención, Huawei. Inmediatamente después ha lanzado un Registro de Estándares del Metaverso. Se diría que ha comenzado a carburar.

Con una visión más europea y menos mainstream, la Open Metaverse Alliance para la Web 3 (OMA3) lanzaba hace poco también el proyecto Inter-World Portaling System (IWPS) dirigido a potenciar la interoperabilidad, es decir, a permitir a los usuarios viajar a través de plataformas de metaverso como Alien Worlds, My Neighbor Alice, Sandbox, Space, Superworld y Upland.

Todos los ojos ahora están puestos en las próximas discusiones sobre los estándares de interoperabilidad en el metaverso. “Tenemos que seguir yendo más lejos, porque una tradición no se construye en una noche. La Web2 no está muerta, seguirá existiendo al menos 10 años más. Pero hay un clima, en el crecimiento, en los usuarios, en la capacidad de fascinación, frente a otras compañías grandes que han sido más atractivas durante un tiempo”, me dijo un día Sebastien Borget, cofundador y COO de The Sandbox.

Metaverse Summit.

De otro modo, sin todos los acontecimientos que se han venido produciendo en los últimos meses, quizás el Metaverse Summit celebrado en París habría pasado sin pena ni gloria. Aunque sólo sea por no quedar a merced de los vientos, había que asomar la cabeza para conocer qué se está cociendo.

Uno de los desafíos cruciales es producir contenido nuevo y consistente sin costes desorbitantes y la IA generativa puede ayudar a conseguirlo, especialmente en ámbitos que requieren actualizaciones continuas de contenido, con herramientas como como Skybox AI de Blockade Labs. Incluso Rosebud ha demostrado la capacidad de la IA para producir juegos a partir de meras indicaciones de texto.

Más allá de la parte lúdica, la gran cantidad de información contenida en las billeteras Web3, combinada con la profundidad analítica de la IA, puede propiciar la creación de recorridos del consumidor personalizados de forma única.

Emergen soluciones SaaS para la tecnología blockchain a la altura de las circunstancias, con plataformas que simplifican el paso de la Web2 a la Web3 para los desarrolladores. Por eso, Dirk Lueth, cofundador de Uplandme (con clientes como FIFA y UNICEF) y presidente de OMA3, insistía en París en la clave de los estándares.

En el ámbito de la moda, DressX lanza el concepto de Meta Closet, que digitaliza los deseos de los clientes en patrones en 3D y convierte las prendas, que pueden probarse usando realidad aumentada, en activos digitales. LVMH la ha incluido en su “La Maison des Startups” y ha cerrado ya alianzas con Meta, Google, Cabana o H&MX, además por supuesto de plataformas como Roblox y Decentraland. Prepara, por cierto, una aplicación para redefinir la estética de las videollamadas.

En definitiva, a diferencia del hype anterior, esta vez, si el territorio blockchain vuelve a ser un terreno respirable y atractivo, se ha avanzado mucho en construcción de infraestructura, que no es poco. Aún quedan dudas por despejar en el ámbito del hardware y, por supuesto, en el de las aplicaciones, pero en ambos casos nada se podía hacer sin infraestructuras. Desatarlas es cuestión de segundos. Quizás unas nuevas gafas de realidad virtual. Los grandes del sector tecnológico ya se han puesto las pilas.

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