Opinión Cristina Romero

Escenas de matrimonio

François-Henri Pinault, dueño de Kering, se convierte en accionista mayoritario de CAA, la agencia de talentos que representa a su mujer, Salma Hayek.
François-Henri Pinault et Salma Hayek Pinault lors de la soirée Kering le 21 mai 2023 à Cannes. (Photo by Laurent KOFFEL/Gamma-Rapho via Getty Images)

Han pasado más de 15 años desde que Pinault y Hayek unieran sus caminos y dieran la bienvenida a Valentina Paloma, la hija adolescente que tienen en común. 15 años que, mirados con perspectiva, son un auténtico milagro. No lo digo yo, lo dice la propia Salma (Hayek), quien en una entrevista reconoció que no quería casarse y que, prácticamente, tuvo que ser arrastrada por su familia para que subiera al altar ese 14 de febrero de 2009. No fue por falta de amor, sino por exceso de miedos. Las fobias son una cosa muy seria cuando te anulan hasta el punto de olvidarte de tu propio casamiento. Por suerte, la angustia pasó y la ceremonia civil se llevó a cabo [dos meses después se dieron el ‘sí, quiero’ en el palacio veneciano Grassi, propiedad de la familia Pinault] y desde entonces el matrimonio es uno de los más sólidos de Hollywood y del sector empresarial del lujo a nivel internacional.

Ella, actriz consolidada varias veces nominada al Oscar; él, fundador y dueño de Kering, la empresa francesa dedicada a la comercialización y distribución de marcas de lujo como Gucci, YSL, Balenciaga, Bottega Veneta o Alexander McQueen, entre otras, sin olvidar Christie’s, la casa de subastas más importante del mundo. Juntos han demostrado que forman un equipo insuperable y son muchas las voces que confirman que Salma Hayek es quien guía a Pinault en gran parte de sus movimientos de inversión. Es ella quien tiene el gusto y el conocimiento sobre una industria en la que se mueve como pez en el agua. ¿Son la moda y el lujo los dos sectores en los que la artista trabaja a diario? La respuesta es afirmativa. Cuando la actriz, productora y directora de cine pisa una alfombra roja, la elección de su look no es casual. Y, por supuesto, no hay mejor embajadora de Gucci que ella.

Imagen de marcas, Hayek es querida y seguida en las redes sociales. Sus más de 26 millones de seguidores en Instagram sitúan a la celebrity en el centro de todas las miradas. No hay nada que diga que publique y, sobre todo, que vista que no sea objetivo de imitación. Y lo mismo pasa con su carrera, que no para de crecer. Lo mismo reafirma sus raíces latinas [es mexicana de nacimiento y el gusta protagonizar papeles donde reivindique sus orígenes] que alza la voz para denunciar abusos a las mujeres y promover el feminismo.

Se podría decir, entonces, que es embajadora de Hollywood. Entendiendo Hollywood como el más grande tabloide de actualidad.

Pero el poderío de Hayek no acaba aquí. No sólo agota todo lo que luce, tampoco le basta con hacer producciones que son un éxito en pantalla o ser la inspiración de su marido en los negocios. La galardonada con la Legión de Honor de Francia se ha convertido en protagonista de estos últimos con la publicación del último acuerdo empresarial de Pinault: la compra de CAA [Creative Artists Agency], que representa a talentos como Tom Crouise, Brad Pitt, Meryl Streep, Tom Hanks, George Clooney, Steven Spielberg y ella, Salma Hayek.

Son muchos los rostros conocidos que forman parte de la nueva adquisición del multimillonario empresario, quien ha firmado un acuerdo de participación mayoritaria en la CAA. La transacción, que estaría valorada en unos 7.000 millones de euros, daría a Pinault un gran control sobre la agencia de representación de talentos y el negocio que mueve. La operación se ha realizado a través de Artémis, el holding de la familia Pinault, y la cifra de inversión supone casi el control total de la compañía estadounidense de la que Salma Hayek forma parte.

Si la musa de Pinault es su mujer, la pregunta se formula sola. ¿Habrá aconsejado Salma Hayek a su marido invertir –prácticamente comprar– la agencia de talentos que representa su trabajo? Muy probablemente, pero lo cierto es que el historial de CAA no es de corto recorrido. Desde la fundación de la empresa en 1975, CAA se ha convertido en una de las principales agencias de representación de artistas cinematográficos, entre los que también se encuentran Vin Diesel y Jennifer Aniston; y desde 2006 cuenta con algunos representados del mundo del deporte, con clientes como Devin Booker, Josh Allen y Joe Burrow.

Sea como fuere, lo cierto es que François-Henri Pinault [puesto 37 en la lista de multimillonarios en tiempo real de Forbes con un patrimonio neto de 34.400 millones de dólares] y Salma Hayek forman uno de los equipos mejor engrasados del panorama actual. Ya lo dijo Mario Testino una vez para la revista ¡Hola!: “El negocio es anglosajón, pero el glamour es latino”.

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