La escala Richter tuvo que registrar ayer algo a eso de las 15:00 horas en Madrid. La suma de una vibración de móvil que ni un ejército de maquinillas eléctricas y el consiguiente bote que todos pegamos no pudo no hacer saltar alguna alarma en los sismógrafos de la capital. A mí me cogió totalmente desprevenido, después de media hora peleando para dormir a la niña para la siesta, con la guardia baja, mirando el WhatsApp distraído. Tuve la sensación de que algo histórico se avecinaba, pero también otras emociones un poco más peculiares.
No es la primera vez que me llegan este tipo de alertas. De hecho, tengo bastante fresco su recuerdo. Hace un par de meses pasé por trabajo una semana en Dallas y, desde que aterricé, recibí a razón de media docena de notificaciones al día. Secuestros de niños, robos de coches, huracanes, tiroteos, persecuciones… De verdad que era como si mi móvil estuviera poseído por el Grand Theft Auto. Me pareció algo bastante asfixiante vivir siendo consciente cada par de horas de que el mal nos rodea, no lograr olvidarme del peligro que tiene vivir. Es raro, pero esa constancia en el aviso me hizo sentir más inseguro. Bonita paradoja.
Cuando recibí mis primeras alertas fuera de España o, incluso con la de ayer, también tuve esa reacción de pensar que te está llegando un virus al móvil por haber visitado alguna página poco segura, la vergüenza del “la he cagado y me han pillado”. Por eso, viviéndolo junto a alguien, mis primeras reacciones con estas notificaciones fueron mirar corriendo, como cuando alguien te escribe por Teams y lo ve todo el mundo, cómo cerrarlo a toda prisa. Es curioso el pavor que nos da que se sepan algunas cosas sobre nosotros.
Y, hablando de otra X, ayer en el antiguo Twitter se reabrieron temas cerrados desde la pandemia. Los del Albal en la cabeza con sus “nos espían”, los libérrimos y los que vivirían siempre encerrados… Llega a atragantarse alguien con una almendra y volvemos a principios de 2020. Todo por una alerta, por una notificación, de la que supongo que se seguirá hablando durante varios días. Como también se necesitará una semanita, al menos, para recuperar el ritmo de pulsaciones previo a la alerta.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.