Opinión Ignacio Rodríguez Burgos

El futuro pasa por Waterloo

Las negociaciones para formar un gobierno estable se antojan largas y complicadas.

El futuro de España pasa por Waterloo, por este municipio belga donde Carles Puigdemont lleva años esquivando a la justicia española. Los resultados electorales incrementan el bipartidismo, los dos grandes partidos aumentan sus votos y, a la vez, crece la influencia de los partidos nacionalistas e independentistas vascos y catalanes. Es una de las paradojas que dejan las urnas.

Las negociaciones para formar un gobierno estable se antojan largas y complicadas, con un primer envite de Alberto Núñez Feijóo que tiene todas las probabilidades de terminar en un disparo de fogueo. Es Pedro Sánchez, con su coalición de izquierdas y sus aliados circunstanciales de secesionistas y nacionalistas, el que más posibilidades presenta para mantenerse en La Moncloa. Pero hay un alto riesgo de que todo acabe bloqueado por Junts, el partido radical-separatista catalán. El precio que esta formación exige pasa por la amnistía y un referéndum de autodeterminación acordado y vinculante.

En el mundo de la economía se comienzan a hacer cálculos del grado de inestabilidad gubernamental que puede aguantar España. La falta de claridad, de concreción, es el peor resultado electoral para los inversores y agentes económicos. No saben a qué atenerse. Para empezar, se va a necesitar tiempo, largo tiempo, para negociar apoyos estables, algo complejo con un Parlamento fragmentado y con la llave de la gobernabilidad en manos de algunos partidos que tienen como objetivo y meta fundamental largarse de España.

Unas negociaciones prolongadas pueden repercutir negativamente en los retos económicos abiertos en el país. Por ejemplo, hay muchas reformas pendientes exigidas por Bruselas que quedaron aparcadas por el proceso electoral. Además, se pueden registrar nuevos retrasos en la recepción de los fondos comunitarios, señala Standards and Poors. Ya vamos tarde con la ejecución de las ayudas Next Generation. S&P indicaba la pasada semana que tanto Italia como España iban con retardo. El Ejecutivo transalpino de Meloni solo había ejecutado el 20% de los fondos europeos y en el caso español el porcentaje se reducía al 10%, debido a la complejidad del proceso y a las trabas y requisitos burocráticos. Aún así, a pesar de la extensión de las negociaciones políticas, Pantheon Economics cree que el PIB español seguirá al alza, con nuevo gobierno o nuevos comicios.

El fracaso en las negociaciones abriría el camino, otra vez, a las urnas a finales de año o principios del 2024. Este es uno de los escenarios que apuntan los analistas de Barclays. Lo que denominan “incertidumbre prolongada” que se podría extender al ámbito económico. El PSOE insiste en que no habrá repetición electoral ni bloqueo. BNY Mellon advierte de que la tardanza en levantar un ejecutivo puede repercutir en la marcha del euro y en la evolución de los bonos españoles. Es decir, financiación más cara para el Estado y para empresas y particulares. Como saben los operadores de mercado, la incertidumbre no es buena compañera de la inversión, de los negocios ni de la economía.