“Kerman, muy chula la acción con Doritos. En xxxx gestionamos xxxx que están dispuestas a…”. Este mensaje en mi bandeja de entrada de LinkedIn no tendría nada de raro, si no fuese porque la acción desarrollada por la marca en la que trabajo ha sido con Cheetos, que forma parte de la misma casa que los triángulos naranjas, pero que poco tiene que ver con la marca de Chester, más allá de haberme amenizado muchas tardes de domingo de la mano del fútbol y la lectura. En fin, vistazo rápido a la última publicación y a intentar obtener algo a través de un mensaje.
Me encanta LinkedIn y es una de las redes sociales que más empleo, pero hay algunas cosas que suceden dentro de la plataforma que son para morirse de la risa. Ahora que llegan las elecciones, no puedo soportar encontrarme con mensajes políticos en una red social profesional. Hay fabulosos análisis sobre las campañas de muchos partidos políticos, pero también cantidad de publicaciones con un tufo político innecesario. Igualmente, me mata el comentario algo cuñado sobre las victorias de deportistas españoles, especialmente cuando son hombres y tenistas. Comentarios del estilo: “Don Carlos Alcaraz Garfia. Cabeza, corazón y cojones”.
LinkedIn es también el lugar donde los especialistas nacen de un día a otro. El único sitio en toda la tierra en el que, en el plazo de un año, alguien puede pasar de ser especialista en programación a visionario del metaverso, para terminar siendo gurú de la inteligencia artificial. De hecho, me encantaría que una inteligencia artificial detectase esos cambios y los sacase a la luz, alertando de que hay algo raro ahí. Posiciones que evolucionan al albur de lo que se habla en la sociedad. Como teoría personal, sospecho de todas las disciplinas que generan gurús en LinkedIn.
Pero quizá lo más divertido sean los mensajes de la bandeja de entrada. He llegado a recibir textos del estilo de “He visto que tenemos intereses en común” lanzados por expertos en ingeniería aeronáutica, que me apasiona lo mismo que el cricket, mensajes que me privan de leer otros que de verdad me interesarían. U otros como con los que arrancaba este texto, que prueban que están redactados al peso. Uno no puede pretender que forme parte de su pandilla y meter un pelotazo para su empresa si a las primeras de cambio confunde Cheetos con Doritos.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.