Será que los últimos días los he pasado entre aviones, con demasiado tiempo para divagar y mirar por la ventanilla, o quizá que vuelvo de una convención global. Sea como sea, no puedo dejar de pensar en una de esas frases tan de moda en los últimos años en los en su mayoría risibles manuales de cómo sacarte el máximo partido profesionalmente. Uno debería llevarse la mano al revólver o apretar el puño cuando alguien le lance esa manida galletita de la suerte que dice “Sky is the limit”.
Casi todo en inglés suena mejor, con la salvedad de los Richard que aceptan que les llamen “Dick”. Las cosas lucen más contundentes, con más tempo. Como “Sky is the limit”, que para los que necesiten algo más de detalle, significa algo así como que el cielo es el límite, una metáfora que debería haber sonrojado a alguien antes y que viene a decir que no hay casi ningún límite para soñar. Os preguntaréis: ¿Por qué te metes en tu venerado ‘status’ con esta frase hecha? El motivo es que pienso que hay cierta perversión en esta sentencia, especialmente por las consecuencias que acarrea.
En cierta manera, esta terrible frase se parece al ya demodé “Salir de la zona de confort”. Cada vez que la escucho, se me activan los recuerdos de Vietnam, me sale urticaria. Qué manía con quitar valor a lo cotidiano. Que sí, que el límite está en el cielo, pero nuestro marco de acción está en el día a día, en lo cotidiano. Para mí el cielo está en la tierra, en el hoy. Sospecho que detrás de muchos “Sky is the limit” hay otros tantos empezar la casa por el tejado. No es tanto que no se pueda soñar, sino que para que esos sueños se cumplan hay que ir paso a paso. El cielo no se conquista por asalto, sino por constancia.
Seguramente, el problema no esté en la frasecita en sí, sino en la interpretación de la misma que se puede llegar a hacer. O quizá en que quien la lanza está ya recurriendo a una frase hecha, con lo que ha perdido ya toda autenticidad y valor, como cuando te dicen “Sé tú mismo y conseguirás todo lo que te propongas”. En fin, fin de este texto y vuelvo a mirar por mi ventanilla. Se ve un cielo infinito.
Feliz lunes y que tengáis una gran semana.