Los de 2024 serán los Juegos de la XXXIII Olimpiada. Originalmente cinco fueron las ciudades que se postularon para acogerlos: Budapest, Hamburgo, Roma, Los Ángeles y Paris. Con el tiempo, las candidaturas italiana, húngara y alemana se retiraron. Finalmente, en una competición entre Europa y Estados Unidos ganó la capital de Francia, así que del 26 de julio al 11 de agosto del año que viene habrá juegos en nuestro continente.
Más allá del deporte, con algunas singularidades como que las pruebas de surf se celebren en la Polinesia, que las de vela se disputen en Marsella y lugares tan espectaculares como Versalles, Los Inválidos o el Grand Palais sean también recintos deportivos, estos juegos marcarán dos cambios importantes y ya permanentes en la ciudad: la intención de que las pruebas de natación en aguas abiertas y el triatlón se celebren en el Sena a su paso por la ciudad, ha servido para que, de una vez, el famoso rio vuelva a ser apto para el baño en 2024 y se abra a toda la ciudadanía el año siguiente. El primer fin de semana de junio, la gran Raquel Villaécija, corresponsal de El Mundo en París, recordaba en una crónica que desde hace un siglo está prohibido el baño en el rio por alta polución de las aguas y el reto gigantesco que estaba suponiendo hacer el Sena ‘nadable’ a su paso por la ciudad, que fue un deseo de Jacques Chirac en los 90, sus últimos años de alcalde, y que se cumplirá ahora, con el acelerador de los juegos.
Le Bourget
Los juegos también han acelerado novedades en el cielo de Paris con un proyecto que arrancó en Le Bourget. Este nombre probablemente les sonará: fue el gran aeropuerto civil de Paris antes del desarrollo de los de Orly y Charles de Gaulle. Hoy sigue siendo uno de los principales aeropuertos de aviación ejecutiva de Europa. Es también la sede del fabuloso Museo del aire y del Espacio en una terminal que se ha parado en el tiempo, perfectamente conservada y cada dos años se celebra allí el SIAE o Salon International de l’Aéronautique et de l’Espace, el famoso salón de Le Bourget, evento aeroespacial de referencia mundial.
Lo que les quiero contar en este texto pasó allí hace ahora dos años. Ese aeropuerto vivió un momento histórico cuando, por primera vez, despegó de su plataforma el prototipo del Volocopter. Fueron tres prometedores minutos de vuelo 100% eléctrico sobre los mismos terrenos en los que aterrizó Charles Lindberg en 1927 tras su cruce del Atlántico en solitario a bordo del célebre Spirit of St. Louis. La alemana Volocopter arrancó su proyecto de movilidad aérea eléctrica en 2011. En 2019 dejó boquiabiertos a quienes estaban en la zona de Marina Bay Sands, en Singapur, demostrando el uso de su aeronave VoloCity despegando desde un vertipuerto instalado a exprofeso junto al icónico edificio triple.
En Europa, el interés de París en organizar unos juegos con los que lucirse y también con la vista puesta en mostrar todos los avances que están por desarrollarse, dio un empujón definitivo al proyecto alemán, que en Francia cuenta con el respaldo de la Dirección General de Aviación Civil y la alianza-tridente entre la región de Paris, el grupo ADP, gestor de los aeropuertos de la capital y de una veintena más en varios continentes y RATP, gestor del transporte público de Paris y tercer operador de transporte urbano del mundo.
Con esos apoyos entusiastas, ganas de trabajar, una muy buena financiación por parte de Volocopter en las diferentes rondas que ha ido celebrando desde su nacimiento, en noviembre de 2022 se inauguró el primer vertipuerto en Francia. Fue en Pontoise-Cormeilles, un aeropuerto de aviación general y escuela de pilotos a 40 km al noroeste de la capital. Allí se demostró el funcionamiento de esta nueva manera de entender el transporte aéreo: terminales mínimas, vuelos breves, desplazamientos rápidos y aeronaves de 18 rotores mucho, mucho más silenciosos que los helicópteros.
ADP ha colocado al frente de este proyecto de movilidad aérea a Solène Le Bris, que coordina con el resto de los actores como va a funcionar este transporte en los Juegos de 2024. De esta ingeniera me gusta la honestidad cuando cuenta sin reparos que a corto plazo el impacto de este tipo de transporte será muy limitado, pues hablamos de aeronaves biplazas que en una primera fase irán pilotadas. Aún queda tiempo para que sean certificadas como autónomas y las dos plazas, que luego serán más, estén ocupadas exclusivamente por pasajeros. Ahora es el momento de volarlas con toda la atención y el proyecto es creíble. No tiene nada que ver con aquellas portadas de Popular Mechanics, la histórica revista de inventos de un futuro… que nunca llegaba. Ahora es un proyecto tangible que va mucho más allá de una ilustración, un render o un buen video de vuelo virtual: vuela de verdad y volará en Paris en 2024.
Quienes están detrás del proyecto saben del escepticismo de la mayoría, que ven este tipo de transporte como ciencia ficción, de ahí que se espere con ganas el feedback de quien viaje en ellos en las pocas rutas iniciales que harán durante los juegos tocando los aeropuertos de Charles de Gaulle y Le Bourget, la estación de tren de Austerlitz y Saint Cyr, junto a Versalles. Todo es empezar: hay ganas, cientos de pruebas, corporaciones e instituciones comprometidas a remar en el mismo sentido y un regulador atento a este acelerón, que puede marcar el futuro de la aviación y la movilidad urbana.
Más adelante hay más planes de desarrollo de estas aeronaves en rutas interurbanas, servicios de emergencias y transporte en general, aunque de momento todo se centra en el éxito de unos juegos para los que queda poco más de un año, con un Sena limpio y un cielo en el que vuelen las primeras aeronaves de 18 rotores y cero emisiones. Resulta prometedor. ¿Taxis aéreos eléctricos en Paris 2024?