Hace unos días, Elon Musk presidió la junta de accionistas de Tesla en Austin. Lo más importante que dijo es la siguiente frase: “Pocos lo saben, pero Tesla vivirá pronto su ‘momento ChatGPT’ particular. El mundo va a ser distinto”.
¿A qué se estaba refiriendo? ¿Es otra bravuconada, o su afirmación tiene una base real?
Hace unas semanas, viajaba yo de Sausalito a Silicon Valley con un amigo. Es propietario de un Tesla S equipado con la tecnología Full-Self Driving. Hicimos un viaje de noventa kilómetros en el que sólo tuvo que hacerse cargo de los mandos del coche durante dos instantes muy breves. Yo no daba crédito a lo que estaba presenciando.
Cada día, orgullosos propietarios de vehículos Tesla equipados con esa tecnología suben a Youtube vídeos de sus trayectos sin tocar el volante ni los pedales. Es una moda friki, lo sé. Pero la sigo desde hace tiempo, y en las últimas semanas he percibido un cambio: el título de un buen número de estos vídeos viene a decir más o menos lo siguiente: Tesla Self-Driven No Interventions. En otras palabras: mi Tesla me lleva de un sitio a otro sin que yo tenga que tomar el mando en ningún momento.
Esta vez sí que parece que estamos cerca de que los coches Tesla no necesiten una persona al volante.
Elon Musk dice que a la Inteligencia Artificial en la que se basa la tecnología le falta sólo una vuelta de tuerca. Y en la junta de accionistas afirmó que a finales de este año o durante 2024 a más tardar, los Tesla en Estados Unidos podrán moverse sin nadie al volante.
Este cambio tiene el potencial de modificar nuestro estilo de vida al tiempo que abrirá una oportunidad de negocio gigantesca: el coche sin conductor multiplicará el tiempo de uso, y aumentará el valor económico de cada vehículo.
Para asimilar los matices de este cambio, pensemos por un momento en un hipotético escenario de futuro. El Tesla de mamá acercaría a los niños al colegio a primera hora y volvería a casa para recoger a mamá y llevarla al trabajo. Una vez en el parking de la empresa, mamá podría enviar el coche al súper para que él solo recoja un pedido en el servicio Drive-In. Y a partir más o menos de las doce de la mañana, el Tesla de mamá estaría a disposición de otros usuarios que necesitan que se les lleve de un sitio a otro. Como ahora hacen Uber o Cabify, pero sin conductor.
De esta forma, el coche multiplicaría su tiempo de uso –ahora está en diez/doce horas a la semana– y ofrecería a la familia de nuestro escenario de futuro un ingreso pasivo que podría incluso llegar a financiar la compra del automóvil. O sea, lo que Arbnb hace con las segundas residencias en la playa, pero con el coche.
Dice Elon Musk que este cambio supondrá un “momento ChatGPT” para el mundo. El coche autoconducido será para el transporte del futuro lo que ChatGPT ha supuesto para la Inteligencia Artificial: nos dejará asombrados cuando lo veamos, y el mundo habrá cambiado. Otra vez.
Algunos lectores pensarán: “Los robotaxis –vehículos de alquiler sin conductor– ya existen”. Y tienen razón. Con un buen número de matices que voy a explicar.
En efecto, Google cuenta con una flota de robotaxis en tres ciudades (San Francisco, Phoenix y Los Ángeles) bajo la marca Waymo.
General Motors es dueña de Cruise, que ofrece un servicio de vehículos autónomos en San Francisco, Austin y Phoenix.
Sin embargo, el modelo de servicio de estas empresas cuenta con un alto número de limitaciones: su circulación está restringida a horas en las que hay poco tráfico; la velocidad a la que pueden circular es limitada. Y poner en servicio estos automóviles en un entorno seguro requiere la presencia en cada trayecto de un vehículo de asistencia por si algo falla. Por todos estos motivos, los costes son muy elevados.
Elon Musk decidió hacer un experimento más arriesgado, convirtiendo a los conductores de su marca en BetaTesters de su IA.
Ese enfoque ha provocado que la ventaja de Tesla en el ámbito del vehículo autónomo respecto a su competencia sea exponencial.
Tesla viene acumulando datos reales de conductores reales desde 2012. Desde entonces, las cámaras instaladas en cada coche Tesla envían la información a los servidores de la compañía, que entrena a su Inteligencia Artificial con esos datos. Cada curva, cada situación meteorológica, cada error de conducción de los dos millones de Tesla que hay en el mundo están educando a la IA para que llegue a conducir mejor que un ser humano.
La firma de inversión Ark Invest calcula que Tesla dispone de cincuenta veces más datos que toda su competencia junta.
Aún más interesantes son los cálculos que hace Cathie Wood, la fundadora de Ark Invest, sobre el valor económico de los vehículos autónomos.
(A Cathie Wood conviene cuando menos escucharla. En 2018, cuando Tesla estaba atravesando su peor momento, pronosticó que en 2020 las acciones de Tesla llegarían a valer 4.000 dólares. Ningún analista dio por buena su hipótesis. Pero no sólo se cumplió lo que pronosticaba, sino que pasó antes de tiempo).
Ahora, Wood afirma que Tesla alcanzará en 5 años una valoración de seis billones de dólares, algo más del doble de lo que hoy vale Apple.
¿Cómo se articulará esta nueva línea de negocio?
Hay una faceta que ya está activa. Tesla cobra 15.000 dólares a cada comprador que desea disponer de la tecnología FSD.
Además, Elon Musk ha confirmado públicamente cómo logrará multiplicar el negocio de la compañía:
- En unos meses se pondrá en marcha la Tesla Network, un sistema de alquiler con una app –similar a Uber– que permitirá a cualquier propietario de un vehículo Tesla alquilar su coche a otro conductor cuando no lo está usando.
- Pero el proyecto con un impacto económico mayor nacerá a partir del momento en el que un conductor no sea preciso. Esta innovación provocará, según Elon Musk, “el mayor incremento en valor de un activo de la historia de la humanidad”.
¿Qué cosas tienen que suceder para que se cumplan esas hipótesis tan prometedoras?
En primer lugar, Tesla debe cumplir su plan de inversión en nuevas factorías para ser capaz de fabricar veinte millones de automóviles al año. Ya tienen una nueva comprometida en México, y todo apunta a nuevos proyectos en Thailandia y la India.
En segundo lugar, la IA de Tesla debe ser capaz de conducir un vehículo con total seguridad para los ocupantes y el resto de los automóviles. A la luz de las pruebas que yo he mismo he podido hacer, este hito esta muy cerca. Pero es posible que el último tramo de mejora sea el más costoso (pasa en todos los ámbitos de la IA, aunque nos fascinan, todavía están lejos de convertirse en una herramienta de trabajo fiable).
Por último, lo menos predecible son los cambios en los hábitos humanos que puede generar esta innovación. ¿Querrán los propietarios alquilar su vehículo durante todo el día? ¿Cuántos lo harán? De momento lo que sabemos es que la firma Hertz ha hecho un pedido de 100.000 vehículos Tesla para los próximos años. Es una señal clara de la llegada de un cambio de época. Sí, otro más en nuestra biografía personal.