Opinión Javier Ortega Figueiral

Finlandia: 107 años y Finnair, un siglo

Son contadas las empresas que llegan a centenarias y son aún menos frecuentes en un sector tan volátil como la aviación comercial. La impecable aerolínea nacional de Finlandia, cuyo gobierno aun detenta el 56%, cumple un siglo este 2023.

He arrancado este martes a las 07:30 horas tomando un buen café en casa y echando un ojo a Instagram en el móvil. En las historias, esos momentos fugaces que nos dejan ver diez o quince segundos de vidas de personas o marcas a las que seguimos, ha aparecido la proa del National Geographic Explorer, barco operado por Lindbald Expeditions, atracado en el puerto viejo de Helsinki.

La foto era de mi amiga Maria Intxaustegi. Esta vasca es arqueóloga subacuática, buzo profesional, navegante oceánica, historiadora naval, guía de expediciones y desde esta primavera el nuevo fichaje de Lindbald Expeditions, compañía fundada a finales de los setenta por el suizo Sven-Olof Lindblad. Este aventurero creó esta empresa influido por su padre, el renombrado pionero de los viajes de aventura Lars-Eric Lindblad, que dirigió algunos de los primeros grupos de viajeros no científicos a la Antártida en 1966, las Galápagos en 1967 la y a muchas otras regiones del mundo prácticamente inexploradas entonces.

Sirva toda esta entrada marítimo-geográfica para centrarme en un tema aeronáutico: al ver la foto del buque en el puerto de Helsinki le comenté a María que su barco estaba amarrado en un lugar histórico, incluso en el campo de la aviación, pues esos muelles fueron también el primer lugar por donde llegó el transporte aéreo al país hace un siglo.

Y es que, en 1923, con una Finlandia recién independizada de Rusia (en 1917 dejó de ser el ‘Gran Ducado de Finlandia’ para convertirse en república independiente) se asomó la aviación allí gracias a la empresa Aero OY, fundada ese mismo año. Pocos meses después empezó a volar con su primer avión: un aparato completamente metálico. Algo que hoy suena lógico era toda una novedad en 1924, cuando casi todas las aeronaves seguían teniendo fuselaje de madera o incluso tela.

Se trataba de un monomotor alemán, el Junkers F-13, ideal para volar en zonas con climas extremos. En lugar de ruedas montaba esquíes para nieve y hielo o flotadores para agua según la estación del año. La primera operación comercial de la compañía fue el transporte de 162 kilos de correo entre Helsinki y Tallin. Fue 20 de marzo de hace 99 años y ninguna de las dos capitales disponía aun de un campo de aviación, por lo que el Junkers usaba las aguas de sus puertos para servir a un puñado de pasajeros y sobre todo trasladar los objetos postales. El correo fue el negocio que dio sentido al transporte aéreo en sus orígenes.

Hasta los años treinta la compañía estuvo participada mayoritariamente por accionistas alemanes y se convirtió en netamente finlandesa en coincidencia con la apertura de los primeros aeródromos terrestres en Turku y Helsinki. De este modo se permitió la adquisición de nuevos aviones y el inicio de más rutas, siempre en el área de Escandinavia. La segunda guerra mundial interrumpió temporalmente el desarrollo de una compañía, que tenía muchas esperanzas en los juegos olímpicos de Helsinki de 1940, evento que acabó cancelándose por coincidir con el conflicto bélico.

La capital de Finlandia sí pudo organizar unos juegos doce años después, con la participación de 5.000 atletas de 69 países. Gracias al incremento de tráfico generado por ese evento, la Aero (nombre original de Finnair), pudo llegar a los 100.000 pasajeros transportados en un solo ejercicio. Tras ese año se abrieron rutas largamente deseadas: París, Londres y Moscú, siendo la primera compañía occidental en volar a la capital soviética tras la guerra. Por entonces prácticamente todos los vuelos se realizaban en aviones de hélice como los legendarios DC-3 y Convair, a los que se uniría el primer reactor, el Caravelle, en los años 60.

A partir de 1969 la compañía empezó a operar lo que ahora es el grueso de su negocio: los vuelos de largo radio. La primera ruta fue un Helsinki-Copenhague-Ámsterdam-Nueva York, a los que seguirían vuelos a Canarias y Bangkok ya con los primeros Douglas DC-10 de gran alcance y cabina de doble pasillo, unos aviones que protagonizaron la gran expansión y apuesta hacia Asia, gracias a la apertura del antiguo espacio aéreo de la URSS tras la caída del muro y el final de una guerra fría.

La apuesta por Asia ha sido una de las principales bazas que ha jugado la compañía desde entonces gracias a su hub de Helsinki, un aeropuerto tranquilo, fácil y muy efectivo. Hasta la irrupción de la crisis sanitaria, la compañía unía 100 aeropuertos de Europa con 19 de Asia y cinco en América del Norte, siendo una de las grandes aerolíneas de conexión entre muchas capitales y grandes ciudades en China, India, Corea, Vietnam, Malasia o Singapur con otras grandes ciudades o capitales de estados de la Unión Europea como España, Italia, Francia o Austria.

A bote pronto, volar rumbo a Finlandia, al norte del continente, para luego seguir hacia Asia parece extraño si estas distancias se ven sobre un mapa. La clave está en la curvatura de la tierra, que es la que marca la realidad de las distancias. Esta deja al aeropuerto de Vantaa en Helsinki muy bien posicionado como punto intermedio entre Europa y Asia. Esa posición se ha visto condicionada en el ultimo año por el cierre del espacio aéreo ruso a las aerolíneas occidentales en respuesta a las restricciones europeas y norteamericanas al gobierno de Moscú. Finnair ha sido una de las aerolíneas más perjudicadas por la geopolítica derivada por la guerra en Ucrania justo cuando iniciaba su recuperación postpandemia, aunque se ha adaptado a la situación recuperando antiguas rutas para volar directamente a lugares como Delhi, Hong Kong, Singapur o Tokio y para compensar líneas ya no operadas ha incrementado su presencia en Estados Unidos, volando a nueve destinos, además de tres en Canadá y dos en México.

El año que viene se cumplirán sesenta años de presencia de esta compañía en España: el primer vuelo aterrizó en Barcelona en 1964 como escala intermedia de un vuelo entre Helsinki y Málaga, transportando a finlandeses ávidos del sol andaluz. Hoy, de los 57 destinos europeos de esta aerolínea centenaria, nueve están en España, transportando a muchos nórdicos que siguen atraídos por destinos en la península, baleares y canarias, aunque cuando vuelas en Finnair desde o hacia España, la variedad de pasaje es notable: es una de las aerolíneas favoritas de japoneses, tailandeses o vietnamitas para viajar a España… y viceversa en el caso de españoles que tienen como objetivo viajar a Osaka, Bangkok o Ho Chi Minh.

¿Quién iba a decir que aquel vuelo que llevaba 160 kilos de objetos postales despegando desde el puerto de Helsinki sería el origen de una enorme red aérea mundial de alta calidad y con carácter marcadamente nórdico 100 años después? 

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