Opinión Gustavo Entrala

¿Podría la innovación evitar crisis como la del Silicon Valley Bank?

Es paradójico que los emprendedores de la zona más rica y tecnológica del mundo sufran un descalabro financiero tan evitable como el del Silicon Valley Bank.

Tienes una idea brillante. Arriesgas todo y dejas tu empleo. Lías a un par de amigos para que hagan lo mismo. Después de meses de trabajo, elaboras un prototipo. Con ese prototipo, haces las maletas y te vas a Silicon Valley.

Después de recibir decenas de noes, escuchas un par de síes de firmas de Capital Riesgo. Ya tienes el dinero para desarrollar tu startup.

La primera recomendación que te hace un VC (Venture Capital) es que te abras una cuenta en el banco con el que trabajan todas las startups. Ellos también trabajan con ese banco y así es más fácil para todos. Tú vas y lo haces. Si todos los emprendedores e inversores del Valle trabajan con este banco, por algo será.

Ese banco es el Silicon Valley Bank.

Además, ese banco, acostumbrado a trabajar con emprendedores como tú desde hace 40 años, tiene detalles con las startups. En concreto, hace tres cosas que pueden resultar muy sugerentes para un equipo con ambiciones:

  • El SVB te ofrece la opción de meter el dinero obtenido en un depósito a plazos que incrementa la rentabilidad de los fondos que te han dado. En el SVB son serios: invertirán tu dinero en renta fija a 10 años.
  • Para que estés aún más tranquilo, el SVB te ofrece la posibilidad de repartir el dinero de tu depósito en cuentas de terceros bancos. Puedes, por ejemplo, decidir que una parte vaya a un fondo de Black Rock y otra a JPMorgan Chase. Eso a ti, como emprendedor que sabe que maneja un dinero que no es suyo, te da aún más confianza en el SVB. Esto es ser prudente. Lo estamos haciendo muy bien, piensas.
  • Por último, el SVB conoce tan bien el sector, que hace cosas que nadie más está dispuesto a hacer. Te ofrecen la posibilidad de prestarte aún más dinero con la garantías de los fondos que ya has recibido del Capital Riesgo. No hacen falta ni garantías adicionales ni avales. Pides el dinero y al día siguiente lo tienes en la cuenta.

(A estas alturas, cualquier lector de FORBES que trabaja en el sector de la Banca ya está boquiabierto con lo que está leyendo. Pero a los demás lectores, con idea de mantener su atención, les dejamos un poco en suspense).

Este modelo de banco y este modelo de servicios financieros para el mundo de Silicon Valley han funcionado como un reloj desde 1983. Nada llamaba la atención de los reguladores; el dinero fluía, y la reputación del banco era exquisita en Palo Alto y alrededores.

Y fíjense en un detalle. Entre 2019 y 2022 el volumen de depósitos del SVB creció en un 45 por ciento. ¿Cómo es esto posible? Con la explosión de la pandemia, se estaba ganando tanto dinero en Bolsa con los valores tecnológicos, que había liquidez a borbotones para cualquier proyecto. En esta misma columna conté cómo Sequoia, una de las firmas legendarias del Valle, había invertido 1.000 millones de dólares en FTX, el mercado de cryptomonedas ahora en el centro de un juicio criminal, sin hacer Due Dilligence.

Se ha hablado, con razón, de que Silicon Valley ha vivido doce años de bonanza en los que los tipos de interés estaban a cero, era fácil conseguir dinero, y si las cosas no te funcionaban, podías seguir pidiendo créditos para financiar tu aventura. Como hacen con todo, los americanos han dado a esta época un nombre – Zero Interest Rate Policy – que convertido en abreviatura (ZIRP), se parece a una droga dispensada con receta médica. En los 80, los brokers de Wall Street usaban la cocaína para imitar a Gordon Geko. En la última década, no hacían falta los estupefacientes para seguir en el Nirvana: los emprendedores podían echar mano del ZIRP en cualquier momento.

Todo funcionó como la seda en Sand Hill Road – la autopista en el que están las sedes de un buen número de VCs- hasta el miércoles de la semana pasada. Es cierto que las inversiones en nuevos proyectos han disminuido desde 2022 por el aumento de los tipos de interés, pero el dinero ha seguido fluyendo, y un buen número de emprendedores han seguido acudiendo al tío SVB para tapar las pérdidas y seguir quemando dinero a buen ritmo.

¿Y qué pasó el miércoles de la semana pasada? 

Ese día, el CEO de Silicon Valley Bank hizo un anuncio público. El banco necesitaría financiación para seguir cumpliendo con sus obligaciones básicas respecto a sus clientes.

Unos días antes, algunas firmas de Capital Riesgo presagiaban que la situación del banco no era saludable, y empezaron a recomendar a sus emprendedores que sacaran el dinero del SVB por si las moscas.

El banco había invertido en bonos a 10 años en un contexto de tipos cero (el ZIRP), y para responder a la salida de depósitos, había acumulado pérdidas muy elevadas vendiendo esos bonos en el mercado libre. Los bonos adquiridos tenían una rentabilidad del 2 por ciento. Ahora, los tipos de interés están en el 4,50. De ahí la pérdida ruinosa.

El anuncio por parte del Silicon Valley Bank motivó el pánico. Todos los VCs recomendaban el viernes a las startups sacar si dinero del SVB. Fue tal el volumen de órdenes, que las autoridades reguladoras de California no tuvieron otra opción que poner el banco en liquidación y dejarlo en manos de las autoridades federales.

¿Qué consecuencias tuvo esta decisión?

Centenares de startups de tamaño pequeño y mediano se encontraron de la noche a la mañana con que no podían pagar las nóminas de sus empleados. Tampoco podían ingresar dinero por sus productos y servicios.

De la noche a la mañana, la columna vertebral financiera de Silicon Valley, entró en coma.

El Gobierno ha decidido intervenir durante el fin de semana. Desde hoy, 13 de marzo, las empresas que eran clientes de SVB podrán retirar todo el dinero que tenían en sus depósitos. El consejo del banco ha sido inhabilitado, y los accionistas del SVB lo han perdido todo. No me extrañaría que el Gobierno termine tomando una parte de la propiedad de todas estas empresas como prenda que asegure a los contribuyentes un retorno por estas medidas de apoyo al ecosistema de Silicon Valley.

Pasado el primer susto, que no la crisis de fondo, no deja de sorprender que un entorno tan sofisticado, tan tecnológico y tan próspero como es el de Silicon Valley sufra un traspiés tan severo como previsible.

En parte, tienen la culpa los reguladores, al permitir prácticas tan perniciosas como la de que un banco invierta los depósitos de sus clientes en activos a largo plazo. O que un banco pueda prestar dinero a las empresas asumiendo riesgos tan elevados. No soy experto en Banca, pero mis amigos del sector están tirándose de los pelos. En Europa las exigencias a la Banca en términos de compliance son tan elevadas que parece que el modelo de negocio de la banca sea la propia compliance. O sea, es tan costoso seguir la regulación, que ganar dinero no es fácil. Esto es algo, dicen mis amigos, que la gente de a pie no ve.

Algo de culpa tendrán también digo yo, los VCs que no avisaron hace tiempo a sus fundadores de que no podían seguir quemando dinero al mismo ritmo en un contexto financiero restrictivo. Por eso los depósitos en el SVB seguían creciendo y aportando gas a la posterior explosión.

Pero hay un detalle aún más sangrante en este caso: las empresas que habían optado por destinar parte de sus depósitos a otros bancos para tener más seguridad, se encontraron con que no tenían acceso a esas cuentas: el titular de todas era el Silicon Valley Bank. Y ellos no lo sabían. En consecuencia, no podían tocar un solo dólar.

En definitiva, nos encontramos con una situación paradójica:

  • Empresas tecnológicas que siguen confiando en sistemas financieros centralizados y regulados. Y ese sistema falla una y otra vez por la avaricia en momentos de bonanza, por una regulación laxa y por prácticas de negocio funestas.
  • A la vez, existe un buen número de startups cuyo futuro se basa en su confianza en la descentralización de la propiedad. Y en que los sistemas financieros sean transparentes para todos. Son todas las compañías que forman parte de las Finanzas Descentralizadas (Defi), del Blockchain y del mundo crypto. Pero no dejamos de leer noticias que provocan desconfianza en estos modelos, esté o no justificada esa desconfianza.

¿Servirá este caso para que Silicon Valley dedique una parte de su imaginación y de sus recursos para evitar, de una vez por todas, sorpresas como la que ellos acaban de sufrir en sus carnes?

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