Menuda semanita. Siete días como el correcaminos por este Madrid del que todo el mundo dice que es la mejor ciudad de Europa, y “que pobre Barcelona” y “que veremos que pasa al final con Ada Colau”. Siete días de aprehender y rumiar conversaciones. Siete días de correveidile que escribo para compartirlos.
Domingo. Fernando León de Aranoa luce cabellera rala en la parte baja de la Cuesta de Moyano. El sol del invierno hace brillar los libros. Pego la oreja a la conversación y escucho a él y a un amigo aconsejarse libros, pelis y que sé yo. Resuena su vozarrón, no como el de Gonzalo Vans, pero profundo como la deep web. Tengo que contenerme para no volver a cruzar el Retiro muy cargado. Pero caen un libro de fotografía comentado por Camilo José Cela Fotografías del minuto y las Crónicas Taurinas de Joaquín Vidal, al que solía ver dictar sus columnas en la garita del guarda del garaje de la calle Roma. Minotauro, el periódico de toros y de toreros que editamos en la Peña Antoñete, acaba de publicar un demoledor manifiesto en defensa de la tauromaquia. ¡Qué mal explicada está la fiesta! Minotauro ayuda a que se entienda. Remato el día con el último capítulo de Madoff (Netflix), la historia del esquema Ponzi más grande de la historia. Acabo con la certeza de que el timo se volverá a repetir en unos años. No sean incautos.
Lunes. Rasgo la cinta de cartón troquelado que abre el paquete cuadrado. ¡Los fabricantes de cartonajes se están haciendo ricos!, pienso. Para un papelero es más rentable venderle cartón a Amazon que tener de cliente a un periódico. La vida Yira y Yira, como el tango de Discépolo que da nombre al podcast de Arcadi Espada. La caja contiene jazz. El pianista Brad Meldhau, a punto de publicar su autobiografía, edita un álbum con versiones de The Beatles. ¿Queda aún alguna opción de aportar algo al cancionero de The Beatles? Es lo que me pregunto antes de que empiece a sonar, ahora que se rumorea que McCartney y Ringo pueden “sustituir” a Bill Wyman y a Charlie Watts en los Rolling Stones. El disco de Meldhau es sutil e ingrávido, como la nieve cuando cae en copos gordos. Mis favoritas, You Mother Should Know y Here, There and Everywhere. En vinilo, claro.
Martes. Mi anfitrión me lleva a comer a OSA. El lunes el periodista y corredor Icaro Moyano me había hablado de él. OSA, cuyo nombre honra al urso que en Madrid se come el madroño, promete convertirse en uno de los imprescindibles de la ciudad. Con el chef Jorge Muñoz a las cazuelas, es el restaurante que más está dando que hablar sin ni siquiera haberse abierto. Se trata de un pequeño chalet al otro lado del Manzanares, acondicionando con todo lujo de detalles. En la parte de arriba una de las mejores bodegas de Madrid y una cámara para las piezas de caza. Abajo la cocina y apenas unas mesas. La experiencia es fascinante. Reserven ya si se acuerdan. Coincido allí con Maraya Perinat que, tras triunfar en Barcelona con el clásico Cotton House, en las próximas semanas abrirá su primer hotel en Madrid en la Red de San Luis, frente a la terraza de Picalagartos, pero mucho más alto. La Gran Vía se sale.
Miercoles. “Miércoles de ceniza: acaba la penitencia y empieza la risa”, dice el refranero. En Forbes publico la lista de las 25 personas más influyentes en el arte en España. Empieza a rugir mi WhatsApp. Agradecimientos y protestas. Cola de coches para llegar a ARCO. El Banco de Sabadell ha dejado de patrocinar el desayuno que nos servía, no para desayunar, sino para vernos de nuevo todos antes de la llegada de los Reyes. Ahora se abre a las 11 y ya hay zafarrancho. En la puerta me encuentro a Angie López, la incombustible emrpesaria de Beso Beach en Ibiza, Formentera y Marbella. Dentro a Alberto Fesser y algunos amigos más. La galería lisboeta Uma Lulik, de Miguel Leal Rios, ha puesto una portada espejo negra de Forbes y me convierto en un poco protagonista de la feria. Me mandan retratos de la portada con los retratados y su reflejo dentro, Pau Andrés, mi tocayo del Club Matador, Ricardo Fraguas de Mirto y Teresa Castanedo. Alguno más llegará de aquí al domingo. Me compro allí el catálogo de la exposición Hermano Lobo. (1972-1976) Un huevo duro para el Caudillo, organizada por el Centro Cultural La Náutica de la Universidad de Valencia. La edición es desternillante y exquisita. Tengo ganas de ver la exposición.
Jueves. Espejo Público. Salgo de maquillaje en San Sebastián de los Reyes. Pedro Sánchez acaba de llegar a Kiev. Susanna Griso y la directora Araceli Infante conectan con un directo apabullante en las horas previas a la cobertura con el presidente. Los tertulianos esa mañana estamos para poco. Paco Marhuenda aprovecha para despachar temas y yo para seguir el cierre de marzo. En una desconexión comenta, “desde la pandemia ya no paso por maquillaje… Pero lo que no entiendo es por qué a los hombres nos despachan con dos brochazos y a vosotras no”. Lorena García reemplaza a Griso con eficacia y simpatía.
Hora de comer. 47 kilómetros más tarde, en Casarrubios del Monte, descubro Las Esparteras de Raúl Barroso. Se trata de un lugar único, que, bajo la mano de su dueño, combina una de las mejores bodegas de España, conocida por cazadores y gourmets, con un bar de carretera de esos de máquina tragaperras y tele encendida, abierto las 24 horas. Raúl, con su Rolex Submariner en la muñeca, ejerce de somelier, anfitrión y amigo, y la comida se convierte en inolvidable. Las Esparteras queda apuntado entre los lugares a recomendar a todos los amigos, vayan ese día de bocata o de un buen burdeos. Adherido a la memoria el sabor de vinos que no olvidaré: un Champagne Eglé-Ouriet, un Pomerol 2014 Dieux Chateau Certan y un Chateau Palmer del 86. Permítame el lector omitir al comensal que eligió el sitio y tuvo la amistad de convidar. Con la panza como Sancho regreso a Antena 3 a La Brújula de la Economía de Rafa Latorre, en la que Margarita Robles explicará la promesa de entregar cuatro carros de combate más. “Tanques no, carros de combate”, me recuerda Ignacio Rodríguez Burgos, redactor jefe de economía de la emisora y gran amigo.
Viernes. Desayuno en la primera planta del Club Matador. ¿Ahora es la primera o la tercera? Para mí es la primera porque fue la primera. El primer té verde de la mañana es con la fantástica Marina Spetch, CEO de McCann Worldgroup & MRM Spain. Somos buenos amigos. Nos conocimos cuando fundó Reporter y nos seguimos con admiración y respeto. “Es un movimiento sutil, pero… ya hay marcas que empiezan a pensar que Google no conecta con los Z”. Muy de acuerdo. La semana de la moda de mujer en Milán, vibra. Atentos a Clara Kong Vila (@Clakovi), la jovenzuela creadora de contenido que Prada ha adoptado ya para su primera fila. Luego la llamaron de Diesel y Moschino. Buenas noticias para Power, la agencia de talento digital dirigida por Iván Parlorio, que esta semana ha estrenado imagen diseñada por Naranjo y Etxebarria, el estudio de diseño del momento. Llega a casa en vinilo el primer álbum de AIR, Moon Safari, editado en 1998. El proyecto de los franceses Nicolas Godin y Jean-Benoit Dunckel suena fresco como entonces. Han pasado 25 años. A las ediciones para coleccionistas les ha dado por prensar vinilos de colores. Este, azul y blanco, parece una de esas pinturas de aquella atracción que había en el viejo Parque de Atracciones y que todos los chavales teníamos colgado en el cuarto. No sé si me gustan los Lps de colores, me agreden un poco y me distraen de la música. ¿Qué pensáis?
Le enseño la redacción a dos buenos amigos, Javier -Grupo Mambo- Anadón y Ana Olivia Fiol, lo más divertido son los baños, con esa especie de Hard Rock Café de la editorial que hemos montado con recuerdos y fetiches. Mi teoría es que todo lo que no se enmarca se pierde.
Sábado. Madrugo para volar a París. ¿Acaso no empieza aquí la verdadera semana? Me llevo todas las páginas de diarios que he recortado a lo largo de los días para una lectura posterior. Los aviones son uno de mis lugares favoritos para leer, siempre en ventanilla, además, claro, de los bancos del Botánico. Por primera vez dejo cerrada la columna del periódico el viernes, para descansar. Las revistas ya están también en imprenta. He reservado en Mauro Colagreco, aunque me quedo con ganas de probar Arpege porque cierra los fines de semana.
Despega el avión. Me perdí la fiesta flamenca de Pino Sagliocco con el pintor Maseda. No pude llegar a la inauguración en Veta de Fer Francés hijo. Carabanchel arde y las inmobiliarias lo saben. Tampoco pude ir a la presentación de la Fundación del huertano y curador internacional Vicente Todolí, y me perdí el zumo de naranjas sanguinas Moro Catania. También falté a la cena que Wozere y la hostelera venezolana Eliza Arcaya dieron para Elena Lady Foster en Ivory Press con motivo de la llegada del hotel Soho House. Conocéis su librería, ¿verdad? Im-pres-cin-di-ble. Tampoco llegué a la presentación del libro de Antonio López con Artika books. Ni al evento de El Español en el Teatro Real. Como dice el despeinado Mikel Urmeneta: ¡Qué vida tan larga!