Opinión Eugenio Mallol

La forma más aburrida de dominar en el mundo

Es un misterio el volumen de datos de las grandes corporaciones que se operan en lo que se conoce como mainframe, el centro de su corazón informático.

Es un misterio el volumen de datos de las grandes corporaciones que se operan en lo que se conoce como mainframe, el centro de su corazón informático. Suelen manejarse estimaciones de entre el 50% y el 60%. Se trata de una tecnología concebida hace más de cincuenta años, cuando no había ni rastro de la nube, y escrita en un lenguaje llamado Cobol (common business oriented language) que sólo conocen bien los más veteranos del área informática.

Reprogramar las rutinas es muy costoso (algún gran banco español aún tiene determinadas instrucciones limitadas a 16 caracteres), uno de estos profesionales especializados en Cobol cobra entre 1.200 y 2.000 euros al día y, aunque compañías como la española Indra cuenta con un laboratorio para ello, la respuesta no puede ser ágil. Suena aburrido, cierto.

A no ser que quieras acceder a las entrañas de los sectores más estratégicos del mundo. Se da la circunstancia de que el mainframe no tiene rival en cuanto a fiabilidad y seguridad, es inhackeable, por lo que en ámbitos como la banca, los seguros, la energía, los gobiernos, las telecomunicaciones o el retail nadie se ha atrevido a mover los datos de ahí durante décadas. Ni tienen muy claro poder hacerlo en bastante tiempo. De hecho, en pleno 2022, el 74% de los directivos consultados por Forrester Research ve todavía al mainframe como una plataforma estratégica a largo plazo.

Es en este tipo de entornos tecnológicos de necesidad donde suelen ver los grandes gigantes una oportunidad para seguir extendiendo su dominio. IBM es uno de los grandes actores del mainframe, junto a Fujitsu y en su momento HP o DELL. Este año ha lanzado una nueva versión, el z16, que incorpora un acelerador de inteligencia artificial directamente en sus procesadores Telum, la joya de la corona del grupo. Hablamos de escalar hasta 300.000 millones de solicitudes de inferencia por día con un milisegundo de latencia.

Pertrechadas con ello, las instituciones financieras podrán ejecutar algoritmos de detección de fraude en un abanico más amplio de transacciones e identificar patrones asociados con delitos financieros como el lavado de dinero, anuncia IBM. Larga vida al mainframe.

Pero una regla para navegar por el sector tecnológico es que nada suele ser lo que parece en este juego de disrupciones y cambios de perspectiva. Hace justo un año, Amazon Web Services sobresaltaba al mercado con el lanzamiento de su nuevo servicio Mainframe Modernization que proponía dos vías posibles para poder migrar esos datos a la nube.

Su mensaje era claro: el hardware ya no tiene por qué ser el elemento diferencial, de modo que para qué tener equipos distintos en Madrid, en Brasil o en Frankfurt. ¿Acaso compras una centralita cuando necesitas líneas, o acudes a Telefónica?

La primera reacción de IBM fue calificar ese movimiento de Amazon de “amenaza”, en boca de su vicepresidente de administración de productos para IBM Z y LinuxOne, Barry Baker. A continuación, desdeñó esos esfuerzos: “migrar a una infraestructura de nube genérica no optimizada realmente no es aceptable”.

Un mes después de pronunciar esas palabras, IBM y AWS presentaban una alianza para varios años que incluye desde este mes de diciembre la posibilidad de que los clientes de IBM zSystems puedan acceder IBM Z y Cloud Modernization Stack a través de AWS Marketplace.

La clave de la importancia de ese mainframe, aparentemente incomprensible, es que dominar su transición a la nube dará la preeminencia en ámbitos reservados para los grandes players de la economía. Quien domine el paso del mainframe a la nube, por ejemplo, será el proveedor global mundial de la banca. En España, Bankinter fue el primer banco sin mainframe, y ha tenido que incorporar capas intermedias para compensar las debilidades que eso suponía.

El gigante de la mensajería FedEx acaba de anunciar que en 2024 cerrará sus centros de datos y los mainframes que los acompañan para lanzarse de cabeza a la nube, probablemente de la mano de Microsoft Azure. Google Cloud ha puesto en marcha este otoño el servicio Duel Run, que permite a las empresas ejecutar cargas de trabajo simultáneamente en el mainframe y en la nube para facilitar la transición. Se ha basado para diseñarlo en Gravity un software desarrollado a medida por el Santander, que prevé mover todos sus negocios y mercados principales a la nube en dos o tres años.

La batalla está servida y habrá daños colaterales. IBM quiere llevar a los tribunales a Micro Focus, una firma británica a la que acusa de haber copiado un aspecto particular del software CICS Transaction Server, que permite a las empresas vincular sistemas de mainframe a servicios basados en web para transferir información de ida y vuelta.

El technology leader mundial de Liberty Seguros, Alexandre Ramos, es de los pocos que puede decir que ya ha pasado por ahí. Así me explicaba como convenció a los equipos de su compañía que debían acompañarle en ese proceso y que mostraban reticencias: “En adelante necesitamos ser capaces de cambiar rápido, y eso no significa pasar de A a B, sino de A a lo que sea. Lejos quedan los tiempos en los que sabíamos lo que iba a pasar en un año determinado, o a dos años vista, e incluso en diez años».