Opinión Eugenio Mallol

Seis cosas que nos estamos perdiendo

Cuando Bruce Mehlman, fundador de Mehlman Castagnetti Rosen & Thomas, copresidente de la Internet Innovation Alliance y conferenciante de referencia del Aspen Institute, presentó su informe Q3 de 2021, la invasión de Ucrania ordenada por Vladímir Putin era sólo una nube negra en el horizonte. A pesar de eso, dedicó una última slide a la siguiente pregunta: “¿Qué nos estamos perdiendo cuando miramos al Covid 19?”

Según su visión, en 2001 los atentados del 11-S desviaron la atención del impacto de la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio; y en 2007 fue el estallido de la crisis de las hipotecas subprime, lo que nos impidió calibrar la capacidad transformadora del iPhone. Probablemente, suscribirá ahora que el covid 19 no nos dejó anticipar un movimiento como el de Rusia, eso era precisamente lo que no estábamos advirtiendo el año pasado. ¿Y en este turbulento 2022? ¿Qué nos estamos perdiendo? En uno de los años más impredecibles de la historia, quizás estas sean las posibles respuestas a esa pregunta:

1. Los nuevos mirlos blancos de la nanomedicina. Las patentes que protegen algunos de los primeros nanomedicamentos comercializados con éxito han expirado o están a punto de expirar, lo que abre oportunidades para el desarrollo de los nuevos nanomedicamentos genéricos. Mucha atención a las terapias teranósticas y su contribución a la lucha contra el cáncer, sobre todo tras el ensayo VISION de Novartis en 2021, considerado por los editorialistas del Journal of Nuclear Medicine como “el evento más importante de las últimas décadas”.

2. Nueva relación personas-procesos-espacios y reinvención del trabajo. La revolución digital traía encapsulado un cambio de paradigma y el auge del teletrabajo lo ha expandido con violencia. Una de sus manifestaciones es que muchas compañías tecnológicas (Stripe o Coinbase lo han reconocido públicamente), contratan ya entre el 75% y el 90% de sus empleados fuera de la Bahía de San Francisco. Se disparan focos alternativos de talento en remoto en Estados Unidos y Europa, lo que complicará la capacidad de las empresas españolas por retenerlo y condicionará los movimientos de los inversores, según el Silicon Valley Bank.

3. Las nuevas monedas digitales de los bancos centrales. El Parlamento Europeo acaba de rechazar la Ley MiCA, pero acabará regulando las criptomonedas; la Casa Blanca ha emitido ya una orden ejecutiva para supervisarlas y ha instado a la Reserva Federal a acelerar su divisa digital (CBDC). Nueve de cada diez autoridades monetarias de todo el mundo trabajan ya en la instauración de sus propias monedas digitales. Nada será igual cuando las lancen.

4. El hardware del Metaverso. Pasará un tiempo antes de que la Web3 construya un nuevo modelo económico, si es que lo hace. Todavía tiene que demostrar que es una herramienta capaz de resolver problemas de nuestra vida real mejor que las ya existentes. Pero, hasta entonces, se preparan disrupciones en el ámbito de la conectividad, nuestras manos se convertirán al fin en mandos a distancia y las interfaces cerebro-máquina normalizarán desde el punto de vista social el uso durante horas de la realidad virtual y aumentada.

5. El 5G como sistema operativo de la industria. Sobre el 5G se anclarán los sistemas robóticos, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, los sistemas PLC, MES, ERP, CRM, la nube, la ciberseguridad, la visión artificial, los vehículos autónomos, las APIs… Todo. La carrera por la innovación en el 5G industrial lleva años de adelanto en otros países. Y, como derivada, los algoritmos cuánticos empiezan a desarrollarse en ámbitos complejos como la movilidad y la energía.

6. Last, but not least, India. El país del que depende el futuro de la democracia. Con un pie en el autoritarismo, como aliado de Rusia en Oriente Medio, y con otro pie en Occidente, su aliado comercial con el que se ha integrado en el grupo QUAD. Estados Unidos sueña con desplazar una buena parte de su fuerza productiva en suelo chino hacia India, pero el momento es complejo. De momento, todos los países occidentales, incluido España, han cancelado los viajes de sus jefes de Estado a Nueva Delhi.

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