Comprarse un libro de papel a través de esa intangible nube digital que –según muchas voces– está matando el propio negocio de la edición. Así de contradictorio es el hombre. A muchos coleccionistas no sólo les apasiona leer en tinta negra sobre blanco de celulosa (en vez de sobre una fría pantalla líquida de píxeles), sino que además experimentan cierto placer fetichista al pasar las yemas de los dedos por el objeto físico en sí. Son los bibliófilos o amantes de los libros, capaces de pagar miles de euros por sentir entre sus manos el peso de un robusto (y, a veces, polvoriento) ejemplar único.
AbeBooks (Advanced Book Exchange) es la mayor tienda de libros de segunda mano de internet, especializada en volúmenes raros, curiosos o agotados. Nació allá por 1996, fundada por un puñado de libreros montaraces, aunque ya hace tiempo que cayó en los absorbentes tentáculos de Amazon (en 2008 fue adquirida por la corporación de Jeff Bezos, una corporación de la que es prácticamente imposible escapar hoy en día). Posee en su catálogo –el sueño húmedo de Borges– más de 140 millones de títulos, a través de los fondos de 13.500 tiendas repartidas a lo largo del planeta (en España, agrupadas bajo la plataforma Iberlibro).
Cada año, por estas fechas, publican un Top10 (el signo de los tiempos) con los libros más caros que han vendido a través de su canal durante estos últimos doce meses, una lista que siempre se repasa con curiosidad, envidia y algo de morbo.
Entre lo más destacado, podemos encontrar una primera edición de 1897 del Drácula de Bram Stoker (vendido por 23.950 euros), con la apreciada tela amarilla de su editorial original, la Archibald Constable & Company. Por 22.170 euros, un coleccionista (no muy amigo de los Beatles, suponemos) se hizo con uno de los muy buscados Grapefruit de Yoko Ono. Publicada en 1964 (con una única tirada de 500 ejemplares), esta especie de obra de arte conceptual incluye –en este ejemplar concreto– una dedicatoria de la propia Ono para el artista norteamericano Ken Dewey (lo que aumenta su valor).
También hallamos en el Top10 una copia de El halcón maltés de Dashiell Hammett adquirido por 21.775 euros (se trata de una séptima impresión de 1931 con una inscripción a mano del autor); una edición francesa de lujo de Après 50 ans de Surréalisme de Salvador Dalí, publicada en 1974, que incluye 12 grabados a color firmados y numerados (27.875 euros); una carta autógrafa del escritor romántico E.T.A. Hoffmann (28.600 euros) y un conjunto completo de 243 números de la revista de arte Derrière le miroir (31.235 euros), editada por Aimé Maeght y publicada entre los años 1946 y 1982.
Sin embargo, una de las sorpresas económicas (en muchos sentidos) de esta lista es la aparición en la misma de una primera edición de 1934 del celebérrimo Security Analysis de Benjamin Graham y David Dodd, vendida por 25.250 euros a –seguramente– un buen amante de la Historia de la Economía. Conocida en España bajo el nombre de Análisis de Valores, esta obra está considerada por muchos estudiosos como el libro financiero más importante del siglo XX, una auténtica Biblia fundacional de los primeros pioneros de la inversión bursátil.
Benjamin Graham fue profesor en la Universidad de Columbia, donde solía contar sus experiencias personales durante el Crac del 29. Preparó un estudio sistemático de los principios de inversión, un trabajo que dio a conocer al público mediante un conjunto de conferencias. El profesor Dodd fue tomando apuntes de las mismas hasta que, al final, decidió pasarlos a limpio, redactarlos y publicarlos en forma de libro (por eso, Security Analisis está firmado en comandita).
Entre los discípulos más destacados del profesor Graham se encuentra Warren Buffet, ese ser mitológico de la inversión en bolsa. Buffet ha declarado en numerosas ocasiones que fueron los textos de Graham los que cimentaron su conocimiento en el arte de saber comprar (esperar) y vender acciones en el mercado de valores. De hecho, lo cataloga como la persona que más ha influido en su vida después de su padre (al parecer, el hijo de Warren Buffet se llama Howard Graham Buffet en su honor).
Nada sabemos de los compradores de estas joyas bibliófilas, salvo que no tienen cocodrilos en la cartera a la hora de gastarse los cuartos en caprichos. Aunque quizá los hayan adquirido sólo como mera inversión, al estilo Benjamin Graham (no dejaría de resultar irónico, curioso y algo redundante eso de invertir en un libro del autor que perfeccionó la inversión).
Algo parecido dejó escrito Warren Buffet. “El precio es lo que pagas. El valor es lo que obtienes”. Y, en este caso, su lomo gastado cabe en una estantería del salón.