El mundo de la alta joyería española perdió este pasado fin de semana a uno de sus más cualificados exponentes: Manuel Carrera. Nacido en 1940, Manuel Carrera es cuarta generación de una de las sagas de joyeros artesanos más importantes de España. Manuel era bisnieto del empresario alcarreño Saturio Esteban, fundador de un taller de joyería artística fundado en 1885 en el barrio madrileño de Las Letras, que llegó a poder de Manuel tras pasar por su tío abuelo, José Esteban, y de este, que no tuvo descendientes, a sus sobrinos José, Pedro y Saturio Carrera, el padre de Manuel.
En 1960 la joyería de su padre y sus tíos recibió dos encargos que darán nombre a la Casa Carrera. Uno es la Espada de la Victoria de la monarquía española y el otro la tiara nupcial para la futura reina de Bélgica: la aristócrata española Fabiola de Mora y Aragón. Y cuando en 1970 se quedan al frente del negocio Manuel Carrera y su primo Juan José emprenden su expansión internacional, bajo la nueva marca de Carrera y Carrera, abriendo un taller en pleno Madrid de los Austrias. Decidido a hacer crecer su marca, Manuel Carr absorbió otra joyería mítica madrileña, la joyería Sanz, fundada en 1854 por Felipe Sanz de Madrid y del Valle, cuando la cuarta generación de la familia Sanz quiso desprenderse del negocio.
Además de su visión empresarial, que le hizo decidirse a presentarse en todas las exposiciones mundiales de joyería, Manuel Carrera fue un gran creativo como diseñador de joyas y gemólogo, apasionado por todo tipo de piedras preciosas y semipreciosas. De hecho, la gran especializad de su estilo radicaba, en muchas ocasiones, en que era la piedra preciosa la que da origen a la pieza de joyería. En 1977, en la exposición internacional de Basilea, exponen su colección “Edén” de figuras humanas. La originalidad, sofisticación y glamur que caracterizó esas figuras fue, en realidad, lo que lanzó definitivamente la expansión internacional de la marca, cuyas exquisitas creaciones han sido llevadas por iconos indiscutibles del cine, la música y la moda de varias generaciones, como Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Grace Kelly, Madonna, Jennifer Lopez o Taylor Swift.
Los años ochenta supusieron para Carrera y Carrera un crecimiento frenético, con una ingente producción de colecciones. Un nuevo gran éxito internacional fue la llamada colección “de las manos”, que se vendió en la tienda del prestigioso Hotel Waldorf Astoria neoyorquino. La llegada al poder del presidente estadounidense Ronald Reagan sirvió para impulsar aún más su prestigio, ya que en 1985 Carrera y Carrera le obsequió con una escultura alegórica realizada en plata y calcita, denominada “El Rodeo” actualmente expuesta en el museo de la Casa Blanca.
En los años noventa Manuel Carrera impulsó la creación del Arca del Quinto Centenario, una obra maestra diseñada con objeto de conmemorar los 500 años del descubrimiento de América. Su Majestad la Reina Doña Sofía fue madrina de esa espectacular obra de artesanía, única en el mundo, realizada con 85 kilos de plata y 250 gramos de oro y jaspe. Este cofre, con interior de caoba cubana y forro de terciopelo, fue diseñado siguiendo el modelo de otros cofres de orfebrería de tradición cristiana que formaron parte de los tesoros de las más importantes catedrales españolas; es por ello, que su diseño responde en alzado a los recursos de la arquitectura clásica, superponiendo plataforma, columna y entablamento. Esta obra única fue presentada en el Palacio Real de Madrid ante la Reina Doña Sofía y en presencia de todos los embajadores de los países iberoamericanos, de Estados Unidos y de Estados Unidos y Filipinas. Posteriormente, se expuso al público en el Ayuntamiento de Madrid, en la Exposición Universal de Sevilla de 1992 y en la Hispanic Society of America de Nueva York.
En la actualidad, la empresa exporta el 70% de sus productos a más de sesenta países de todo el mundo y cuenta con más de 250 puntos de venta en los cinco continentes, entre tiendas propias y distribuidores exclusivos, como los prestigiosos almacenes Neiman Marcus en los Estados Unidos.
En 2011, el Ayuntamiento de Hita, Guadalajara, tierra natal de su bisabuelo Saturio,
le concedió el título de Hijo Adoptivo y bautizó una plazuela con su nombre, reconociendo su contribución a la difusión de la cultura local y parte de su obra se expuso en el Palacio del Infantado de Guadalajara, donde se presentaron piezas realizadas desde su juventud hasta sus últimos trabajos, mostrando la evolución de su estilo y su dedicación al arte.
Manuel Carrera recibió a lo largo de su carrera numerosos premios y distinciones, entre los que destaca el Premio Internacional Arte y Joya en la Semana de la Joyería Contemporánea de Barcelona en 2009, que reconoció su contribución al arte de la joyería. El pasado 11 de marzo tuvo lugar en el Casino de Madrid la fiesta del centésimo cuadragésimo aniversario de la fundación de la firma, en la que figuras célebres de la talla de Carmen Lomana, la cantante Marta Sánchez, Mishel Gerzig –esposa del futbolista Thibaut Courtois– o Pilar Rubio, que ejerció de presentadora de la gala, vestían joyas de la marca.
Su fallecimiento ha dejado una profunda tristeza en el sector joyero, que lo recuerda como un hombre apasionado, visionario y comprometido con su oficio. Manuel Carrera no solo fue un maestro joyero, sino también un embajador de la cultura española y un referente para futuras generaciones de orfebres. Su legado perdura en cada una de las piezas que creó, en cada diseño que innovó y en cada historia que sus joyas cuentan.