La muerte de Pino d’Angiò no ha sido una sorpresa. El autor de “Ma quale idea”, el tema de música disco con el que prácticamente debutó en 1980, luchaba desde hace tiempo contra el cáncer, pero se resistía a dejarse vencer por la enfermedad y había vuelto a cantar: el año pasado publicó su última canción, “Get on the Train”, aunque la última vez que se le pudo ver sobre un escenario fue el pasado mes de febrero, interpretando “Ma quale idea” en el Festival de Sanremo junto al conjunto italiano Bnkr44. Pese a que en su trayectoria artística no logró repetir el arrollador éxito internacional (y sobre todo en España) de “Ma quale idea”, su carrera se prolongó con continuidad hasta 1999. En el nuevo siglo, sin embargo, sólo publicó tres álbumes, el último de los cuales, “Dagli italiani a Beethoven”, apareció en 2016.
Su esposa, María Teresa y su hijo Francesco anunciaron ayer la muerte del artista en su cuenta oficial de Instagram, en la que se puede leer: “No hay palabras para explicar la oscuridad de este momento. Fuiste el regalo más hermoso que la vida pudo dar a las personas que tuvieron el privilegio de conocerte. Tu alma bailaba sobre alegrías y tristezas siempre igual, con la fuerza amable de un león sonriente. Todo. Más allá de lo imaginable. Así fuiste y seguirás siendo”. El funeral tendrá lugar en su Pompeya natal este próximo martes
A lo largo de su vida, Giuseppe Chierchia (Pompeya, 1952-Formello, 2024), verdadero nombre de Pino D’Angiò, luchó contra varias enfermedades y dos tumores. En una entrevista concedida hace meses al Corriere della Sera, contaba su vida estaba “sobre el filo de la navaja”. “No sé cuánto tiempo más podré seguir –afirmó en la citada entrevista–. Vivo con siete stents y un marcapasos. He sobrevivido a seis operaciones de garganta, dos tumores de pulmón y he tenido una trombosis en las extremidades inferiores, un infarto y una parada cardiaca. Pero no puedo ni debo parar. La vida, incluso cuando es dramática, difícil o complicada, es demasiado bella, única e importante para no vivirla”.
Llegar y besar el santo
Su éxito fue casi instantáneo: D’Angiò triunfó internacionalmente con su segunda canción, “Ma quale idea”, considerada una de las primeras canciones de rap italiano. El tema apareció en 1980 y logró tal éxito internacional con su mezcla de funk y rap (él hacía las características dos voces de la canción, los tonos graves y el falsete) que afianzaría su carrera musical cuando unos meses después se publicó su álbum de debut, “… Baila!”. A lo largo de su carrera, D’Angiò también trabajó como actor, actor de doblaje y productor musical.
Aprovechando su enorme popularidad, en 1981 fundó junto al productor discográfico Mogol y otros famosos cantantes italianos, como Gianni Morandi, Umberto Tozzi, Sandro Giacobbe, Andrea Mingardi, Gianni Bella, Paolo Mengoli u Oscar Prudente, la Nazionale italiana cantanti, un equipo de fútbol benéfico que ha recaudado y donado más de 40 millones de euros desde 1981 hasta la actualidad.
Con Mogol y Gianni Morandi entabló una amistad que iba más allá de sus partidos sobre el campo de fútbol. Morandi, por ejemplo, cuando las cosas habían dejado de irle bien, le prestó dinero para sus operaciones y frecuentes estancias en el hospital. Un encuentro importante en su vida se produjo por casualidad: en una ocasión, Massimiliano Pani, hijo de la célebre cantante Mina, le llamó en 1987 para pedirle una canción inédita para el nuevo álbum de su madre. Pino le envió “Ma chi è quello lì”, que aparecería en “Rane supreme”, el cuadragésimo primer álbum de la mítica cantante italiana, publicado en 1987.
En 1989, sin embargo, sucedió uno de los acontecimientos más surrealistas de su vida: el organizador del festival de Sanremo le pidió insistentemente que participara en la edición de ese año del certamen. Pino, que aceptó, aunque se había mostrado reticente para hacerlo, recibió la noticia de que no iba a llegar a la final. Para evitar la “humillación” de quedar eliminado, ideó una farsa y durante su intervención fingió un súbito desvanecimiento: “’Yo no quería ir a Sanremo, mi carácter chulesco no era adecuado para el festival; fue el organizador, Adriano Aragozzini, quien insistió. Sólo cuando me dijo que no llegaría a la final, ya que no podía retirarme, pensé en organizar esa farsa. Antes, sin embargo, llamé a mi madre: pase lo que pase en la tele, que sepas que no es verdad”, declaró unos años después al Corriere del Mezzogiorno.
En los últimos dos años, y coincidiendo con el recrudecimiento de su enfermedad, D’Angiò dio a su vida un ritmo frenético. Explicó: “Soy alguien que sigue viviendo por ahora a pesar de todo. Veremos cuánto tiempo… hay que ser paciente e inconsciente, todos los libros tienen una última página. Sólo espero no sufrir. Yo he hecho la mía, mi hijo está bien, mi mujer está protegida. Estoy… realizado. Ya he tenido mil vidas más”. Y a la pregunta: ¿cómo se imagina el más allá? respondió con su ironía habitual: “En cuanto llegue, se lo haré saber”.