El escultor estadounidense Richard Serra (1938-2024), quien reformuló la escultura a gran escala, ha fallecido este martes en su domicilio de Nueva York a los 85 años de edad a causa de una neumonía, según ha informado su abogado John Silberman al periódico The New York Times.
Serra, que se propuso ser pintor, se convirtió en uno de los más grandes escultores de su época y creó esculturas utilizando enormes paredes de acero oxidado que transformaron museos y espacios públicos. El artista, que ha visto su obra representada en los mejores museos y colecciones del mundo, ha sido condecorado con la Orden de las Artes y las Letras de España en 2008 y recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2010, entre otros galardones.
Desde finales de los años 70
El artista nacido en San Francisco en una familia formada por una madre judía rusa y un padre español aparece en el escenario artístico neoyorquino de finales de los años sesenta y se sitúa próximo al minimalismo y a los nombres de Carl André y Sol Lewitt.
En sus primeros trabajos se interesa por las posibilidades plásticas de materiales crudos y pocos usuales (caucho, neón, cuero, plomo) apreciables en obras como Belts (1966-1967). En ellas, por su concepción y disposición, pone de relieve su rechazo a la práctica escultórica sometida a la dictadura del pedestal (que conlleva a una escultura estática y con un único punto de vista central), postura que ahonda en sus posteriores trabajos, al proponer la transitividad como una cualidad intrínseca de sus esculturas. Este es el caso de Walzstrasse I (1983), al plantear una escultura cuyo principal objetivo es redefinir el espacio en el que es emplazada y, además, intervenir en la experiencia espacial del espectador y abocarle a una comparación de proporciones.
Obras como Plunge (1983), T-Junction (1988) y Anvil (1988) ilustran la noción de ocupación y desarrollo espacial de su escultura, así como el predominio de la verticalidad. Así, Serra trabaja sus obras a partir del alzado, y no de la planta, y defiende que sus piezas han de ser vistas desde arriba.
‘La materia del tiempo’
Una de sus creaciones más destacadas es su grupo escultórico de ocho elementos ‘La materia del tiempo’ (The Matter of Time, 1994–2005), que se encuentra en el Museo Guggenheim de Bilbao. Esta composición permite al espectador percibir la evolución de las formas escultóricas del artista, desde la relativa sencillez de una elipse doble hasta la complejidad de una espiral.
Cabe destacar que la totalidad de la sala es parte del campo escultural: como ocurre en otras de sus esculturas compuestas por muchas piezas, Serra organiza las obras con determinación para mover al espectador a través de ellas y del espacio que las rodea. Así, la distribución de las obras a lo largo de la galería crea pasillos de diferentes proporciones (anchos, estrechos, alargados, comprimidos, altos, bajos) y siempre imprevistos.
‘Arco Inclinado’ y ‘Equal-Parallel-Guernica-Bengasi’
También cobra importancia la controvertida instalación ‘Arco Inclinado’, exhibida en la plaza federal de Manhattan de 1981 a 1989, momento en el que fue retirada como resultado de una demanda federal y no ha sido exhibida públicamente desde entonces. La placa medía 37 metros de largo y alrededor de cuatro metros de alto.
En 2006, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid anunció que la escultura que este autor había ideado para la inauguración del centro en 1986, ‘Equal-Parallel-Guernica-Bengasi’, de 36 toneladas, «se había perdido«. Serra realizó de forma gratuita un duplicado que está expuesto al público en su colección permanente desde 2009.
Esta escultura está constituida por cuatro bloques macizos de acero corten, cuatro volúmenes que se alinean con un alzado de 148,5 centímetros (el autor habló de «equal elevations» [alturas iguales]), correspondiente a la dimensión en altura del alféizar de las ventanas del edificio que los alberga. Dos de los cuatro bloques son cuadrados; los otros dos son rectángulos de la misma profundidad. El artista ubicó los grandes bloques en una disposición alterna, que deja un espacio vacío central semejante al que llenan los bloques y que permite que la escultura pueda ser captada por el espectador como una obra de experimentación corporal del espacio y de la forma.