No recuerdo bien la primera vez que vi a Son Gokü pelear a cámara lenta en aquella animación japonesa tan chula, pero sí me acuerdo perfectamente de que fue en un canal de la ETB (la televisión autonómica vasca), seguramente a principios de los años 90, y que mis compañeros del colegio hablaban de aquella serie citándola como Dragoi Bola (así, en euskera).
Tiempo después, unos amigos gallegos de la universidad me contaron que ellos lo veían de pequeño a través de la TVG, aunque allí lo conocían como As bólas máxicas. También se emitía en Cataluña, por cierto, a través de TV3, donde los niños vociferaban en el patio del recreo aquel grito de guerra de “Kame Hame Ha” jugando a ser Bola de Drac.
Parece mentira, pero este manga japonés –creado por el dibujante y diseñador Akira Toriyama (hoy hemos conocido su triste fallecimiento, a los 68 años de edad), junto a su mítico taller Bird Studio– hizo más por la difusión de las diferentes lenguas cooficiales de nuestro país que mil campañas institucionales.
Dragon Ball es uno de los fenómenos culturales más impresionantes y exitosos que Japón haya exportado a Occidente. Según datos oficiales, el manga de Akira Toriyama ha vendido más de 260 millones de copias a nivel mundial desde su lanzamiento, allá por 1984.
Su adaptación televisiva, sin embargo, entró de puntillas en nuestro país, concretamente por los costados de la España periférica. El ‘culpable’ de todo fue el productor barcelonés Mario Bistagne, que recibió el encargo de la televisión autonómica catalana –que acababa de empezar a emitir en 1988– de importar contenidos infantiles para su vacía franja de tarde (la hora de la merienda).
Bistagne, habituado a comprar en el mercado internacional audiovisual series y animes japoneses, adquirió los derechos de Dragon Ball como intermediario de licencias para la FORTA (Federación de Organismos y entidades de Radio y Televisiones Autonómicas), la agrupación de todos los canales autonómicos que surgieron por aquellos días en España (TVG, ETB, TV3 y Canal Sur, en origen), los cuales –para abaratar costes– compartían series, formatos e incluso el futbol de los sábados por la noche.
¿Pero quién lo emitió primero? Hoy puede parecer un asunto baladí, pero entre las legiones de fans frikis de Dragon Ball (multitudinarias) durante muchos años se ha discutido esta cuestión casi como un asunto teologal bizantino.
Basta bucear un poco en internet para comprobar la cantidad de foros y blogs que han polemizado sobre este asunto. Según Oriol Estrada, autor de Songokumanía: el Big Bang del manga, quien investigó en los archivos de programación de todas estas cadenas para resolver la cuestión, el ranking sería el siguiente:
Quienes vieron Dragon Ball por primera vez en España fueron los niños gallegos (TVG, 8 de febrero de 1990), con tres días de antelación sobre los catalanes (TV3) y una semana antes que los vascos (ETB). Los madrileños hubieron de esperar hasta 1991 (Telemadrid) y España en su conjunto no pudo disfrutar de las aventuras de Son Gokü hasta 1997, cuando Antena3 se subió a la ola imparable del éxito y comenzó a emitir la serie a nivel nacional.
A pesar de ello, como ocurre con otras leyendas urbanas (como la de Ricky Martin y la mermelada), hay quien jura y perjura haber visto Bola de Dragón en Canal Sur en 1989 (¡antes que nadie!), aunque no existen pruebas documentales de ello.
Fuera como fuese, todos aquellos millones de niños de los noventa que imaginaron convocar el poder de Shenron –hoy ya cuarentones– le deben horas y horas de disfrute a este inolvidable genio japonés, Akira Toriyama, quien acaba de dejarnos.