Carlos Saura ha fallecido este viernes a los 91 años en Madrid a causa de una insuficiencia respiratoria. Con su muerte, acaba un legado importante del cine español clásico. Saura fue director de cine, guionista, fotógrafo, escenógrafo, dibujante y escritor y se distinguió por su brillante trayectoria en el cine nacional e internacional.
Saura, nacido en Huesca el 4 de enero de 1932, a temprana edad comenzó a aficionarse a la fotografía. Abandonó sus estudios de ingeniería industrial para ingresar en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, donde obtuvo el diploma de Dirección cinematográfica.
Su primer trabajo cinematográfico fue el cortometraje La tarde del domingo, en 1957. Un año después, su documental Cuenca fue premiado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. A este trabajo le siguió su primer largometraje Los golfos (1960). Después vino La caza (1965), en donde tocaba un análisis de las heridas provocadas por la guerra civil. Con esta obra consiguió el premio a la mejor dirección en el Festival Internacional de Cine de Berlín.
A lo largo de su carrera Saura dirigió destacadas películas que contribuyeron a forjar la esencia del cine español durante la dictadura y la transición hasta llegar a la actualidad.
Entre esas películas destacan: Peppermint frappé (1967), La madriguera (1969), El jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1972), La prima Angélica (1973), Elisa, vida mía (1977), Bodas de Sangre (1981) y ¡Ay, Carmela! (1990). El 3 de febrero se estrenó su último largometraje, Las paredes hablan, un documental que trata sobre la evolución del arte en las paredes: desde las cuevas prehistóricas hasta el grafiti.
Mañana sábado, Saura iba a recibir el Goya de Honor, que con su fallecimiento se convertirá en un galardón póstumo.
La Academia de Cine, a través de sus redes sociales, ha lamentado el fallecimiento de Saura a quien ha calificado como «uno de los cineastas fundamentales de la historia del cine español».
