No es sencillo marcar diferencias en un mundo que se torna cada vez más competitivo. Ya lo decía el trigésimo primer presidente de Estados Unidos, Herbert Clark Hoover: “La competencia no es sólo la base de la protección del consumidor, sino que es además el incentivo para el progreso”. El transcurso del tiempo es lo que termina por dar sentido a esa frase. A veces el premio llega ya demasiado tarde.
Javier Valls Taberner (Barcelona, 1930), copresidente del Banco Popular entre 1989 y 2006, ha sido uno de esos hombres dedicado a su negocio y con la esencia de hacerse un hueco relevante en una industria donde los codazos se hacían cada vez más representativos.
Fallecido este martes en Madrid a los 91 años, ha dejado un hueco imborrable en el espectro bancario tras una dedicación de 43 años a la entidad que terminó por comprar Banco Santander a precio de saldo el pasado 7 de junio desde el 2017.
Hasta entonces, Valls Taberner hizo una carrera que le ha llevado a que siempre sea recordado como una figura referente en el espacio bancario. Empezó ocupando el cargo de consejero adjunto a la presidencia en 1963. Nueve años después, en 1972, llegó a la vicepresidencia de la compañía y desde el 25 de abril de 1989 hasta 2004 compartió la presidencia de Banco Popular con su hermano Luis. Una posición que ostentó hasta 2006 junto con Ángel Ron.
El banquero inició sus estudios en Italia, que después dio continuidad en Pamplona y Barcelona, ciudad en la se licenció en Derecho, antes de trasladarse a Estados Unidos. También, realizó estancias en Francia, Estados Unidos, Inglaterra y Holanda y hablaba varios idiomas, entre ellos, inglés, francés, italiano u holandés.
Anteriormente a su labor en Popular, había ocupado cargos en diversas empresas del sector asegurador, como AGF, Axa o Unión Popular de Seguros, así como industriales y comerciales como Henninger, La Seda de Barcelona o Gas Natural. Toda una vida dedicada al mundo empresarial, pero con un mayor foco en las finanzas.
Tuvo, de hecho, una formación bastante multidisciplinar. Aunque lo que dicen los que le conocían estrechamente, es que siempre estuvo a la sombra de su hermano mayor, que llevó el liderazgo de Popular durante 32 años. Lo relevante es que llevó a cabo un papel clave en la relación directa con los inversores internacionales.
Los dos hermanos poseían distintas habilidades, aunque siempre supieron complementarse y formaron una pareja exitosa en el ámbito de la banca. Vallas Taberner ejerció de mano derecha y de gran confidente. Tuvo un papel crucial para que la compañía se erigiera como una de las más solventes y eficientes de toda Europa con una estrategia centrada en el control de costes y en la gran prudencia en la gestión de los activos.
La gestión de Valls Taberner estuvo protagonizada por una enorme cautela ante las acciones estrategias, con una centralización en el negocio de las pymes, el cual fue la seña de identidad del banco durante decenas de años. Tal fue así que gran parte de los comentarios adversos que recibió el barcelonés fue que, a lo largo de su liderazgo, Popular se quedó por detrás de otras firmas de la competencia, lo que llevó a que fuera siempre un candidato a ser comprado.
Pero no fue tal durante su mandato. Después sí, como bien es conocido por la sociedad. Los hermanos Valls abandonaron la entidad en 2006 para dejar a Ángel Ron al timón, que tomó la decisión por apostar por el crecimiento a un mayor ritmo desde entonces. Y esa fue su principal piedra en el camino.
El deterioro parece que llegó desde aquel instante. La mayor apuesta por el ladrillo provocó que el banco tuviera serios problemas tras el estallido de la crisis del 2008. Resultó ser una de las entidades bancarias con mayor peso en el mercado inmobiliario. Los inmuebles no rentabilizados pesaron mucho en su balance. Y de ahí la final venta al Santander hace ya cinco años.
Valls Taberner contrajo matrimonio con Cristina Muls, con quien tuvo dos hijos: Cristina (casada con el presidente de Naturgy, Francisco Reynés) y Luis. Y, junto a la banca, también estuvo muy vinculado al arte, a la cultura y a los deportes. Le encantaba el mundo de las artes, la música y los viajes, además de practicar deportes náuticos, el esquí o el golf. Algo que explicó cuando dejó la copresidencia de la entidad. Que la tierra le sea leve.