Ignacio Muñoz, el histórico librero y figura clave en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, se jubila tras más de cuatro décadas dedicadas a Fragua Libros. Desde 1971, cuando aún era estudiante de Periodismo, se convirtió en un referente para generaciones de alumnos, docentes y catedráticos, orientando sobre manuales, lecturas y textos fundamentales para periodistas, comunicadores y publicistas en formación.
Muñoz fue también testigo de la transformación de la industria informativa, desde los tiempos en que vendía prensa diaria hasta que desapareció de los estantes por falta de demanda. Su visión crítica sobre la evolución del periodismo, el consumo de información y la falta de valoración del oficio por parte de los nuevos estudiantes ha sido constante. Lamenta el desinterés por los clásicos del pensamiento comunicativo y el abandono de la lectura rigurosa en favor de contenidos digitales sin retorno económico para sus autores.
La librería Fragua, fundada en 1972 por su padre, Mariano Muñoz Alonso, cerrará su sede en la facultad y próximamente también la de Moncloa. A lo largo de su trayectoria, Fragua se consolidó como un sello editorial de prestigio, con más de 400 títulos y presencia destacada en índices académicos. Junto a su hermano Javier, Ignacio ha mantenido viva una colección especializada que ahora podría continuar bajo otra gestión.
El retiro llega cargado de recuerdos: desde la venta masiva de prensa durante la Guerra del Golfo hasta las huelgas universitarias de los años noventa. Muñoz también guarda en la memoria a figuras como Letizia Ortiz, cuando aún era estudiante, o a reporteros como Julio Fuentes y José Couso, cuya memoria permanece en los carteles que decoran la librería vacía. Reconoce, no sin nostalgia, que mantener el negocio fue tan apasionante como exigente.
Desde la facultad, ya se prepara un relevo para la mítica «pecera» de Fragua. El vicedecano Cristóbal Fernández ha destacado su legado en la historia académica de la comunicación en España. Aunque otra librería ocupará su lugar, la marcha de Ignacio Muñoz deja un hueco difícil de llenar para quienes conocieron la facultad con su presencia como guía y memoria viva del periodismo universitario.