Antes, un buque de una naviera británica, noruega o japonesa solía llevar matrícula y bandera nacional. Hoy empresas europeas navegan con bandera asiática, compañías estadounidenses abanderan en países africanos y, en la popa de miles de mercantes, bajo el nombre del barco aparece una ciudad casi siempre desconocida pero muy repetida: Monrovia, Panamá, Majuro, Singapur, La Valeta…
Esos nombres no indican dónde está la sede de la naviera ni dónde viven los propietarios. Indican simplemente dónde se pagan menos impuestos, dónde las inspecciones son más laxas y dónde el armador puede contratar a la tripulación que más le convenga. “En 1980 las banderas de conveniencia apenas representaban el 21 % del arqueo mundial. Hoy superan el 75 %. Y dentro de ese 75 %, diez registros lo concentran casi todo”, explica Laura García Molina, abogada marítima barcelonesa.

Para saber quién manda de verdad en el mar no se cuentan cascos ni se pesa mercancía: se mide el arqueo bruto (GT, Gross Tonnage), la unidad que refleja el volumen interior total del buque —cada GT equivale a 2,83 metros cúbicos de espacio cerrado—. Es la métrica económica que decide posiciones y poder.
A noviembre de 2025, el ranking es el siguiente:
1º Liberia – 280 millones de GT
La reina indiscutible. Gestionada desde Virginia, registra megabuques en 24 horas por internet. Griegos y chinos la adoran.
2º Panamá – 248 millones de GT
Más de 8.200 buques. La opción barata y sin preguntas desde hace un siglo.
3º Islas Marshall – 200 millones de GT
La flota más joven y ecológica del mundo. Americana sin ser americana.
4º Singapur – 138 millones de GT
El gran salto de 2025: en un solo mes de octubre recibió más tonelaje que en todo 2023 gracias a la fuga desde Hong Kong por la guerra comercial EE. UU.- China.

5º Hong Kong – 125 millones de GT
El gran perdedor del año. Cayó del cuarto puesto en semanas.
6º Malta – 105 millones de GT
Bandera de conveniencia dentro de la UE. Bajos impuestos sin problemas en puertos europeos.
7º Bahamas – 85 millones de GT
Cruceros, yates de lujo y discreción caribeña.
8º China – 75 millones de GT
El único gran registro nacional que resiste, apuntalado por los subsidios de Pekín.
9º Grecia – 65 millones de GT
Los armadores helenos controlan el 20 % del comercio mundial, pero la mayoría prefieren optar por abanderar Liberia o Malta.
10º Chipre – 55 millones de GT
Otra bandera europea de conveniencia, muy usada por armadores rusos y del Europa del Este.

¿Por qué triunfan estas diez?
“Porque combinan impuestos casi nulos, registro digital inmediato, anonimato del propietario real y, cada vez más, buena imagen medioambiental y de seguridad para evitar detenciones en puerto”, resume García Molina.
La concentración no para de crecer. En 2015 había 14 banderas por encima de los 30 millones de GT; hoy solo quedan 9. En cinco años probablemente serán 7 u 8. Para España, Noruega o Japón esto significa pérdida de control e ingresos fiscales. Para Filipinas, que aporta el 30 % de los tripulantes del mundo, o para Singapur, que ha sabido subirse al tren ganador, es una oportunidad histórica.
Porque, al final, el comercio mundial no se mueve gracias a los países que construyen los barcos ni a los que consumen las mercancías, sino gracias a diez pequeños paraísos registrales que han convertido la alta mar en el último territorio realmente sin fronteras fiscales.
Mientras el planeta debate descarbonización y resiliencia de las cadenas de suministro, estas diez banderas seguirán pintadas (a veces casi invisibles) en el 80 % de los buques que mantienen el mundo girando.
