La noticia ya es conocida: Nápoles acogerá en su golfo la Copa América de 2027, una de las competiciones más prestigiosas del panorama mundial de la vela. Será la primera vez que Italia alberga este evento, en un clima de entusiasmo pero también de gran responsabilidad para una organización que deberá ser impecable.
El escenario es una auténtica postal: el golfo de Nápoles, que por fortuna no necesita grandes preparativos ni presentaciones. Sin embargo, la atención de las autoridades locales se ha centrado sobre todo en el factor organizativo, vinculado a la rehabilitación de la zona de Bagnoli, históricamente marcada por polémicas derivadas de la mala gestión de los restos del antiguo complejo industrial de ex Ilva–Italsider, cerrado en 1992.
Desde entonces, el frente marítimo permanece prácticamente abandonado, a pesar de la presión constante de asociaciones vecinales y colectivos ciudadanos, que durante años han presentado proyectos de regeneración para la zona. Ahora parece que el impulso decisivo ha llegado “gracias” a la Copa América, con el inicio de las obras para la puesta en seguridad de la colmata (terraplén artificial) y la demolición del antiguo muelle.
Así lo expresó el alcalde de la ciudad, Gaetano Manfredi:
«Habíamos prometido un cambio histórico en Bagnoli y, gracias a una plena cooperación institucional, estamos cumpliendo los plazos. Estaremos preparados para afrontar el desafío de una competición deportiva internacional que deberá volver a acercar la ciudad a su recurso más importante: el mar«.
Los trabajos comenzarán desde el mar, con la construcción de una dársena de aguas tranquilas de unas 20 hectáreas, acompañada por obras de protección y una operación parcial de dragado, que permitirá aumentar la profundidad para la navegación. Estas actuaciones adelantan, de hecho, las intervenciones previstas en el proyecto integral de saneamiento del litoral.
En tierra, las obras incluirán la demolición de antiguas estructuras, la reconfiguración de la escollera existente, la redefinición de los límites del área y actuaciones progresivas de sellado del terreno para garantizar la seguridad de la superficie de la colmata y permitir su uso público conforme a los objetivos del proyecto.
También se desarrollará un conjunto de infraestructuras complementarias para mejorar la accesibilidad al área. Entre ellas, la rehabilitación de vía Coroglio, una arteria fundamental que conecta el barrio de Bagnoli con el mar; la creación de un nuevo enlace viario entre el paseo marítimo y vía Diocleziano, una de las principales vías de la zona; y la puesta en marcha de un servicio de autobuses eléctricos para los desplazamientos internos.
Junto al acceso principal del futuro Parque, conocido como la “Puerta del Parque”, se construirá una nueva estación de la Línea 2 del metro de Nápoles, financiada por Rete Ferroviaria Italiana (RFI), que conectará directamente el área con el resto de la ciudad.
Durante estos dos años, las autoridades también prestarán especial atención a la selección de las empresas encargadas de ejecutar las obras, garantizando el cumplimiento de los principios de legalidad, transparencia, publicidad, eficiencia y eficacia.
Una competición que mueve miles de millones
Se estima que la Copa América en Nápoles generará un impacto económico potencial de 2.500 millones de euros, una cifra de enorme relevancia. En concreto, las previsiones apuntan a unos 90 millones de euros de impacto a corto plazo y más de 1.200 millones a largo plazo solo en el área metropolitana de Nápoles.
El sector de la hospitalidad será el principal beneficiado. Restauradores y propietarios de hoteles y alojamientos turísticos (B&B) confían en que este evento no solo impulse, sino que consolide a Nápoles como uno de los destinos urbanos más visitados del mundo.
La ciudad, que en los últimos años ha vivido un auténtico boom turístico alcanzando cifras récord, es consciente de que la Copa América puede reafirmar definitivamente su papel como uno de los grandes motores turísticos del sur de Italia.
Según diversos estudios, el evento atraerá entre 1,5 y 1,7 millones de visitantes, generando una gasto turístico directo estimado en 370 millones de euros, con un presupuesto organizativo cercano a los 100 millones, del cual aproximadamente el 70 % se invertirá en el territorio local, además de impulsar la creación de unas 11.000 oportunidades laborales temporales y directas.
Una universidad como socio histórico
La noticia más reciente es que, por primera vez en la historia de la Copa América, una universidad será socio oficial del evento. Se trata de la Universidad Federico II de Nápoles, designada como Host Venue University Partner, un reconocimiento que refuerza el vínculo entre el ámbito académico y el desarrollo de grandes eventos internacionales.
¿Transformará la Copa América a Nápoles?
Aún no está claro si será la Copa América la que transforme definitivamente a Nápoles o si será la ciudad la que termine ofreciendo una transformación ejemplar al evento. La sociedad civil confía sobre todo en beneficiarse de este gigantesco movimiento económico para mejorar el acceso público al mar, que desde hace años se ve limitado por concesiones privadas de playas, en una controversia histórica aún abierta.
Entre proyecciones y estimaciones, lo cierto es que la Copa América ya ha desplegado sus velas rumbo a Nápoles.
