Moraira es uno de los grandes paraísos de la costa española. Su playa del Portet es una de las mejores playas urbanas del mundo, con unas aguas turquesas que no tienen nada que envidiarle a las de Formentera. Esta pequeña localidad alicantina está mucho menos concurrida que otras poblaciones de la misma costa porque, entre otras cosas, aparcar allí es misión imposible. El frente marítimo de Moraira se reparte entre dos joyas: el citado Portet y el Club Náutico de Moraira, una de las instalaciones náuticas con más solera de nuestro país.
En sus pantalanes se respira poderío ecónomico y marinería, como pasa en otros clubes legendarios como Baiona o Palma, cada uno con sus peculiaridades. Los habitantes del pueblo, con el apoyo de la burguesía valenciana y alicantina que lo eligieron como villa veraniega hace más de medio siglo, avalaron la construcción del Náutico con sus propias viviendas. Hoy en día suena a ciencia ficción, pero en la España de mediados del siglo XX era cómo nacían diversas inciativas de este tipo.
El Náutico de Moraira ha sido cuna deportiva de grandísimos regatistas como Pepe Ribes, aunque hoy en día su gran tesoro náutico está en una iniciativa tan curiosa como interesante, que este año acaba de vivir su duodécima edición: la Gourmet Race. Cada mes de octubre, los barcos y la alta cocina en el Mediterráneo se dan la mano en una regata en la que lo de menos es quién navegue más rápido: el honor se lo lleva la tripulación que cocine el mejor plato. El ingrediente principal lo proporciona la organización, que lo reparte el mismo día de la prueba a todos los participantes. Este año ha sido el atún, y el ingrediente sólo se hizo público cuatro días antes de la regata para que nadie se pasara entrenando todo el año con recetas túnidas.

La pasión con la que se vive esta Gourmet Race es de tal calibre que, en sus inicios, casi todos los armadores llevaban un cocinero profesional a bordo para ganar fuese como fuese. De hecho, el gran padrino de esta inciativa fue el legendario chef francés Joël Robuchon, el cocinero con más estrellas Michelin del mundo hasta su retirada en 2018: acumuló 32 a lo largo de su carrera. Residente habitual en la zona de Calpe-Moraira y gran admirador de la gastronomía mediterránea, Robuchon presidió en diversas ocasiones el jurado de la Gourmet Race y contribuyó a otorgar al certamen el prestigio internacional que hoy ostenta.
Su pasión por la cocina sin artificios, su defensa del producto local, en especial los pescados y mariscos de la bahía, y su apoyo personal fueron las claves para la proyección de la regata más allá del circuito náutico habitual, conectando además a Moraira con los grandes nombres de la gastronomía mundial. Juan Vicente Oller, presidente del Náutico de Moraira, recuerda con emoción la aportación de Robuchon. “Nosotros en el club le ponemos mucha dedicación y mucho cariño entre todos, hay un equipo fantástico. Pero es verdad que nacimos con esa ventaja: Joel Robuchon, que se enamoró de la regata desde el inicio. Para nosotros era muy fácil, porque al decir que venía él, aquí ha venido Dani García, ha venido Arzak, aquí ha venido todo el mundo”, relata.
Cuenta la leyenda que hubo un hecho que cambió radicalmente el concepto de llevar un super chef a bordo y es que, en una de las primeras ediciones, un ama de casa se impuso a todos los profesionales con un guiso espectacular. A raíz de ahí, son muy pocos los barcos que llevan un profesional de la cocina a bordo (este año había cinco entre los 36 partipantes) y la labor de los cocineros se limitó a formar un jurado de máximo nivel. En la presente edición de 2025, el jurado ha estado presidido por el chef Alberto Ferruz (BonAmb, Jávea), acompañado por nombres tan reconocidos como Pepe Rodríguez, José Manuel Miguel, Enmanuelle Baron o Pepa Muñoz.

El paso de Pepe Rodríguez por Moraira fue estelar. Es brutal el nivel de fama que ha adquirido gracias a Masterchef este fantástico profesional de los fogones, que no podía dar dos pasos seguidos sin pararse a hacerse una foto con alguien, a lo que accedía siempre amablemente. Aprovechamos un ‘break’ entre selfie y selfie para secuestrarlo y preguntarle por esta iniciativa tan única. “Es un auténtico planazo, una maravilla. Ya conocía la Gourmet Race porque me habían invitado desde hace tres o cuatro años y no podía venir, pero ahora me han tirado de las orejas y me ha cogido un buen amigo y me ha dicho, ‘Oye, Pepe, por favor, ven.’ Y es verdad que lo que me he perdido estos años porque es un lujazo. Estar en ese velero, dar un paseo precioso… Es que es imbatible, ¿no?”.
Sobre el ingrediente protagonista de esta edición, Pepe destacaba su polivalencia. “Este año ha tocado atún, que es muy versátil, es el cerdo del mar. Se puede hacer casi de todo con el atún. El problema es probar 36 platos, que eso es una locura. Menos mal que hemos sido 11 jurados y más o menos nos ponemos todos de acuerdo al final. Pero bueno, es muy bonito, pues estás entre amigos pasando un día precioso en Moraira”.
Rodríguez también confesó entre risas su relación con la navegación: “Tengo ahí mis historias encontradas. Yo no he sido nunca nada acuático, pero me he casado con una mujer que desde pequeña vivía cerca del mar y sus padres siempre han tenido un barquito pequeño, luego su hermano se compró un velerito un poquito mayor y han navegado. Yo soy de tierra adentro, de la Mancha profunda, pero me encanta todo lo que sea ver el mar, vivirlo, pasearlo. Pero un buen restaurante viendo el mar y escuchando el mar, eso me parece la cosa más bonita del mundo entero. Solo espero volver a Moraira cuanto antes”.
Al final tanto a Pepe como al resto de asistentes les quedaron dos cosas muy claras. La primera, que da igual correr más o menos durante la regata, lo importante es cocinar bien y no pararse porque si fondeas el jurado te penaliza, ya que hay que demostrar pericia en los fogones con el barco en movimiento. Y la segunda, que hay que tomar biodramina preventiva y llevar un limón a bordo para masticar una rodaja en caso de que el mareo te haya aniquilado.
Para rematar, los ganadores fueron en categoría profesional la embarcación Chan Chan de Matthias Buhlmann y el profesional Manuel Piñeiro, que se alzaron como ganadores absolutos de la jornada, compartiendo honores con la embarcación Voraz de Antonio Lleó y como chef Jorge Casanova, que se proclamó primer clasificado amateur.
