La segunda etapa de The Ocean Race Europe está ofreciendo desde el inicio una lección de táctica y resistencia. Tras dos días y medio de regata comprimida en el Golfo de Vizcaya, la flota irrumpió esta mañana en Matosinhos con un denominador común: las diferencias se midieron en metros hasta el último bordo. De nuevo, Biotherm reafirmó su autoridad en la clasificación, firmando un pleno de puntos que consolida su hegemonía.
La estrategia decisiva llegó en Cabo Finisterre. Paul Meilhat y su tripulación fueron los primeros en conectar con la nueva brisa por el extremo oeste de la flota. Desde ese momento, el equipo francés impuso un ritmo que ningún rival pudo neutralizar.
“El Golfo de Vizcaya nos dio un tramo de poco viento en el que pudimos posicionarnos bien. La clave fue mantenernos al oeste y acertar en el momento de atacar”, relató Meilhat en el pantalán de Matosinhos.
No fue, sin embargo, un triunfo cómodo. A diferencia de Portsmouth, la etapa mantuvo la tensión abierta hasta el último bordo. El propio patrón reconocía que la noche final fue un ejercicio de nervios y precisión, con trasluchadas constantes en un viento inestable que exigió sangre fría y reflejos.
Si Biotherm firmó la contundencia, Paprec Arkéa representó la tenacidad. El barco de Yoann Richomme llegó a hundirse en la clasificación tras perder terreno en la puerta de marea de Bretaña, pero protagonizó una recuperación de manual. A treinta millas del final, el equipo francés desplegó un empuje demoledor para atrapar primero a Team Malizia y luego al resto de la flota, asegurando la segunda posición a apenas 42 minutos de Biotherm.
“Fue un golpe duro perder tanto terreno en Bretaña. Pero supimos mantener la calma. La noche pasada navegamos muy rápido hacia el waypoint del oeste, ejecutamos una trasluchada clave y eso nos devolvió la pelea”, explicó Richomme con evidente satisfacción.
El tercer cajón del podio fue para Holcim-PRB, a las órdenes de Rosalin Kuiper, que celebró más que un resultado deportivo: fue el reencuentro con la fiabilidad tras la decepción de la primera etapa. “Hemos vuelto a la regata. Esta vez no solo terminamos, sino que además lo hicimos en tercera posición. El equipo necesitaba este bálsamo”, subrayó la patrona neerlandesa. El veterano Franck Cammas fue aún más gráfico: “La etapa fue intensa. En popa, cada maniobra era crítica. El cansancio fue grande, pero el resultado nos devuelve confianza”.
El paso por Matosinhos apenas dejó a las tripulaciones tres horas de respiro antes de volver a soltar amarras hacia Cartagena. El contraste con las escalas tradicionales marcó un nuevo desafío. “Normalmente el puerto es sinónimo de descanso. Ahora sabemos que en una hora hay que volver a salir: exige otro chip mental”, reconocía Kuiper.
Mientras tanto, Biotherm ya encara el siempre delicado Estrecho de Gibraltar con 18 puntos en la general, cinco más que su inmediato perseguidor Paprec Arkéa. Team Malizia, que cruzó en cuarta posición, acusó el golpe moral de ver al líder de nuevo en el agua cuando ellos recién tocaban tierra. “El verles salir justo cuando entrábamos fue duro, pero sabemos que queda mucho por jugar. En Gibraltar todo puede cambiar”, admitió su co-patrón, Will Harris.
Con Lisboa ya en el retrovisor y el Estrecho en el horizonte, la etapa entra en un tramo que tradicionalmente decide campeonatos. Los cambios súbitos de viento, el estrechamiento del paso y la transición hacia el Mediterráneo abren un abanico de posibles sorpresas.
Biotherm es hoy el rival a batir, pero la compresión de la flota, con hasta cinco equipos liderando en momentos puntuales, confirma que nada está sentenciado. La carrera hacia Cartagena promete definir mucho más que una simple escala: puede ser el punto de inflexión de toda la edición europea.
