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Sonia Barbeira, Jefa del área funcional de titulaciones de recreo de la DGMM: «La mar es tan atrayente como peligrosa, nadie está exento del peligro»

Sonia Barbeira conoce el mar desde todos los ángulos posibles: la ingeniería, la normativa, la seguridad y la pedagogía. Fue la primera mujer en ingresar al Cuerpo de Ingenieros Navales del Estado y, tras décadas de trayectoria en astilleros, organismos europeos y el Ministerio de Transportes, hoy lidera el área de titulaciones de recreo en la Dirección General de la Marina Mercante (DGMM). Con el verano en plena ebullición náutica, Barbeira reflexiona con Nautik sobre los riesgos evitables, la necesidad de construir una verdadera cultura marítima y el equilibrio entre libertad y responsabilidad en la navegación de recreo.

A lo largo del verano, buena parte de las emergencias marítimas ocurren en la navegación de recreo. ¿Qué revela esto sobre nuestra cultura del mar y el nivel de conciencia ciudadana respecto a la seguridad náutica?

España tiene sin duda una gran cultura del mar, es un país con más de 8000 km de litoral que vive de cara al mar y en el que el sector de la náutica de recreo ha ido ganando mucho peso en los últimos años. En lo que se refiere a la seguridad marítima es necesario seguir concienciando a los navegantes de la importancia que tiene cumplir la normativa vigente y seguir unas recomendaciones básicas de seguridad. En 2024, un 38% de las emergencias atendidas por Salvamento Marítimo estuvieron relacionadas con embarcaciones de recreo, cifra que se incrementa hasta el 49% si nos centramos en las atendidas solo en los meses de junio a septiembre de 2024. Es evidente que la mayor siniestralidad se produce en los meses de verano. Por ello, es preciso incidir en el nivel de concienciación de los navegantes, porque la responsabilidad de cada uno repercute en la seguridad de todos.

El auge de la náutica de recreo en los últimos años ha traído nuevos perfiles de navegantes, desde turistas ocasionales hasta aficionados sin apenas formación. ¿Qué retos plantea esta diversidad a las políticas públicas de prevención?

Los retos que nos plantea son los mismos, porque nuestras políticas de prevención van dirigidas a todo tipo de navegantes y la mar es a partes iguales atrayente y peligrosa, por lo que nadie está exento del peligro.

Por ello, en los últimos años, la Dirección General de la Marina Mercante, en colaboración con Salvamento Marítimo, ha lanzado sus campañas de verano de seguridad náutica, como una forma de recordar la importancia de seguir unas recomendaciones y pautas básicas a bordo que contribuyan a aumentar la seguridad y a concienciar de la responsabilidad que ello supone. Las estadísticas avalan que estas campañas están dando resultados positivos y existe una ligera tendencia a la baja en el número de emergencias atendidas, lo que nos anima a seguir trabajando en esa línea para obtener nuestro objetivo, que no es otro que mejorar la seguridad marítima y que los navegantes disfruten del mar con seguridad y responsabilidad.

Más allá de las normativas técnicas, ¿cree que la seguridad marítima se sostiene también sobre una cierta ética del mar, una cultura compartida que va más allá del reglamento?

Totalmente. La legislación marítima que afecta a la náutica de recreo establece el marco general para que sea factible una navegación segura, con una serie de normas de navegación que facilitan la convivencia en un medio como el mar, donde interactúan no solo embarcaciones de recreo y motos náuticas, sino también bañistas, buceadores, artefactos náuticos u otro tipo de buques. Mas allá de esas normas, el otro pilar fundamental para garantizar la seguridad se basa en esa ética del mar, esa cultura compartida que es como una poderosa fuerza invisible que fomenta el respeto por los demás y canaliza la responsabilidad de cada uno en pos de la seguridad de todos. En los tiempos actuales, donde las redes sociales juegan un papel divulgador incontestable, es precisa una vigilancia de que los mensajes y recomendaciones lanzados estén en línea con esa ética del mar, y por eso nuestra campaña de verano de este año tiene como lema “Mitos que hacen agua. Haz oídos sordos a los cantos de sirena y escucha la Ley del mar”.

Desde su posición, ha defendido la necesidad de simplificar las normativas sin perder rigor. ¿Es posible desburocratizar sin debilitar la autoridad reguladora? ¿Cómo se negocia ese equilibrio?

Es evidente que la normativa vigente que aplica a la náutica de recreo precisa una revisión que la adecue a los tiempos actuales. Hay algunas de los años 90 que siguen vigentes. Por eso, estamos actualmente inmersos en la redacción del borrador del nuevo Reglamento General de la Navegación de Recreo, cuyo objetivo pretende unificar en un único texto legislativo una normativa actualizada y adecuada a la sociedad de hoy en día, que sea menos burocrática pero no por ello menos exigente en los requerimientos de seguridad, por los que como autoridad competente tenemos que velar.

Ese equilibrio entre simplificación y eficacia va a ir ligado a la utilización de mecanismos, ya utilizados en otros países vecinos, que se basan en el traslado de la responsabilidad a las partes a las que la norma va dirigida, mediante la utilización, por ejemplo, de declaraciones responsables o procedimientos de autogestión en diversos trámites administrativos a los que se ven obligados. Sin duda, la viabilidad de esos nuevos mecanismos que permitan esa optimización de la norma, tiene como pilar fundamental la responsabilidad y el compromiso por parte de aquellos que la tienen que asumir y aplicar, y en ese sentido, estamos contando con la colaboración de la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN), así como de otras asociaciones como AEGY, ANAVRE o ANNPER, que nos están trasladando sus sugerencias, para entre todos conseguir el marco normativo que este sector de la náutica de recreo necesita para seguir creciendo.

Usted ha trabajado tanto en la administración española como en instituciones europeas. ¿Por qué la náutica de recreo sigue siendo un ámbito sin una regulación común en la UE y qué consecuencias tiene eso para quienes navegan fuera de aguas territoriales?

A diferencia de lo que pasa en la normativa marítima que aplica a los buques mercantes y de pasaje, que está regulada a nivel mundial por la Organización Marítima Internacional (OMI), y en la que la Comisión Europea también contribuye con legislación europea que complementa y refuerza esa legislación, en el ámbito de la normativa aplicable al sector de la náutica de recreo apenas hay legislación comunitaria al respecto.  La náutica de recreo cae fuera de las competencias de la OMI, lo que plantea un escenario actual con tantas legislaciones vigentes como Estados miembros, cada una de ellas muy diferentes entre sí ya que están adaptadas a las condiciones concretas de cada Estado, entre los cuales hay notables diferencias en aspectos como el número de embarcaciones de recreo que conforman sus flotas, el tamaño de la industria de fabricantes de recreo que cada uno posee y en el número de navegantes que disfrutan de la navegación de recreo en sus aguas. Esas diferencias propician una gran dificultad a la hora de plantear una normativa comunitaria única que resuelva por igual las necesidades de los 27 Estados miembros, y en ese sentido la Comisión Europea no ha dado grandes pasos en abordar el problema.

Actualmente, solo está regulada la normativa que se aplica a la construcción de las embarcaciones de recreo, las cuales deben tener marcado CE para que se puedan comercializar libremente dentro de la Unión Europea. Sería precisa, sin duda, una mayor involucración por parte de la Comisión Europea para regular otros aspectos fundamentales de la náutica de recreo que fomentasen la posibilidad de una navegación sin limitaciones y dificultades dentro de los mares territoriales de todos los Estados comunitarios, problema al que se enfrentan actualmente los navegantes que navegan por las aguas de diversos Estados miembros y en cada una de las cuales los requerimientos de seguridad o de titulación son distintos.

Ahora mismo esa falta de una legislación común pone barreras a esa navegación, lo que va en contra de esa premisa fundamental de la Unión Europea que es la libre circulación y que se tiene que hacer extensiva a la libre navegación entre Estados miembros. Me consta que la Comisión Europea ya está dando los primeros pasos en esa dirección y, en estos momentos, está valorando la conveniencia de regular a nivel europeo las titulaciones náuticas y para ello está en pleno debate sobre las posibles opciones que existen para la definición de una titulación náutica que tenga validez a nivel europeo, lo que abriría, nunca mejor dicho, un mar de posibilidades para todos aquellos que sueñan con poder navegar libremente por las aguas territoriales de la Unión Europea.

La experiencia acumulada no siempre protege del error. ¿Qué lugar ocupan la rutina y el exceso de confianza entre las causas que generan accidentes evitables?

Es frecuente asociar los accidentes a la falta de experiencia de los navegantes, pero eso no siempre es así. Tan peligrosa es la falta de experiencia como un exceso de confianza en aquellos que sí la tienen. La causa principal que propicia a intervención de Salvamento Marítimo son las embarcaciones de recreo a la deriva, ya sea por falta de mantenimiento o combustible. Esas situaciones son fácilmente evitables siguiendo unas pautas y verificaciones muy simples a la hora de zarpar, que se unen a aquellas labores de mantenimiento que se han de llevar a cabo de forma permanente en la embarcación.

En concreto, es preciso establecer un plan de navegación y dejarlo comunicado a alguien en tierra, que será el que dé la voz de alarma en caso de que no regreses a puerto. También es importante verificar antes de partir que se dispone del combustible necesario para la ruta planificada y, por supuesto, tener a punto todos los elementos de seguridad homologados, en perfectas condiciones y en número adecuado en función de las personas que vayan a bordo y la zona de navegación en que se vaya a navegar. Otra recomendación es que la radio, fundamental para dar una alerta, esté ubicada siempre en el mismo sitio para permitir una fácil localización y llevar también el móvil cargado porque, si es cierto que en la mar la cobertura al cien por ciento no está garantizada, puede ser el que te salve la vida. Y por último y fundamental, es obligatorio comprobar el parte meteorológico antes de zarpar para verificar que no se avecinan problemas con el plan de navegación trazado.

En los últimos años, se ha reforzado la comunicación institucional con campañas pedagógicas que buscan cambiar hábitos. ¿Cómo se mide el impacto real de esas campañas en el comportamiento de los navegantes?

No es fácil medir el impacto real que las campañas en seguridad náutica tienen, pero hay dos indicadores claros que nos dan idea de si nos estamos moviendo en la dirección correcta. Uno es el número de actuaciones que Salvamento Marítimo realiza anualmente relacionadas con embarcaciones de recreo y la otra el número de expedientes sancionadores que se tramitan por parte de nuestra dirección general, ante denuncias formuladas en muchos casos por la Guardia Civil del Mar. Ambos parámetros reflejan indirectamente si por parte de los navegantes se están respetando las normas establecidas en nuestra normativa vigente y si se están siguiendo las recomendaciones básicas que fomentan una navegación segura.

En los meses de verano de 2024 fueron atendidas por los Centros de Coordinación de Salvamento un 4,4% menos de emergencias relativas a embarcaciones de recreo que en 2023, lo cual sin duda es un dato positivo, y al que creemos que contribuyen las campañas de verano en seguridad náutica y la difusión que de ellas se hace a lo largo del año en la Web del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, así como de Salvamento Marítimo.  No obstante, todavía queda mucho por hacer, como lo demuestra que un 84% de los expedientes sancionadores tramitados por las Capitanías Marítimas de la Dirección General de la Marina Mercante por infracción grave durante 2024 afectaron a usuarios de embarcaciones de recreo (62%) y motos de agua (22%).

La navegación recreativa convive con otros usos del mar: bañistas, deportes acuáticos, tráfico comercial. ¿Cree que hay una conciencia real de esa convivencia y de sus riesgos?

Creo que por parte de todos los navegantes y amantes de la mar los riesgos de esa convivencia entre los distintos usuarios que interactúan en el entorno marítimo ya sean embarcaciones de recreo, motos náuticas, bañistas, buceadores, artefactos náuticos, etc., son sobradamente conocidos y las pautas básicas a seguir para favorecer esa convivencia también, pero ello, lamentablemente, no significa que siempre se respeten. Es decir, la teoría se conoce, pero a la hora de aplicarla es como que se olvida, De ahí nuestro interés en seguir desarrollando campañas, año tras año, que de forma pedagógica trasladen el mensaje claro de que somos nosotros mismos los principales responsables de nuestra seguridad y que la responsabilidad de cada uno repercute en la seguridad de todos. El riesgo cero no existe y por ello es imprescindible perseverar en ese esfuerzo divulgativo que lleve a una concienciación total de las consecuencias que tiene no seguir las normas y las recomendaciones.

Como responsable de los exámenes de titulaciones de recreo, ¿cuál cree que debería ser el verdadero indicador de que alguien está preparado para hacerse a la mar?

La normativa actual, y en concreto el Real Decreto 875/2014, de 10 de octubre, regula los requisitos a cumplir para obtener una titulación de recreo y que básicamente se compone de un examen teórico a superar y la realización de unas prácticas reglamentarias básicas de seguridad y navegación, así como unas prácticas de radio. La valoración de si alguien está preparado para hacerse a la mar y navegar recae por un lado en la Administración competente, ya sea la Dirección General de la Marina Mercante o alguna de las doce comunidades autónomas que tienen transferidas las competencias en este tema, como  responsables del examen teórico que es preceptivo aprobar, y por otro en las escuelas náuticas, que son las que certifican que los aspirantes al título han superado la parte práctica que se les exige y que sus conocimientos son los necesarios para afrontar una navegación.

Dicho esto, el verdadero indicador de si una persona está preparada para hacerse a la mar de forma segura es la valoración que de sí misma haga la propia persona, ya que es ella la que tiene que juzgar de forma objetiva si con esa formación se siente capacitada para hacerse a la mar o si, por el contrario, considera que necesita reforzar esa formación en aras de garantizar su solvencia a la hora de gobernar una embarcación.

Como comentaba antes, la responsabilidad no se puede delegar y depende de uno mismo, y por ello de forma reiterada apelamos a ese ejercicio de autocrítica y responsabilidad, de forma que uno solo se aventure a gobernar una embarcación si realmente se siente totalmente preparado para ello.

Su trayectoria combina experiencia técnica, gestión institucional y visión de futuro. ¿Qué le gustaría que cambiara radicalmente en la relación que la sociedad española tiene con el mar en la próxima década?

La náutica de recreo es un sector que engancha y atrapa, y eso es emocionante. Creo que el objetivo, de todos los que desde distintos lados de una misma mesa trabajamos y colaboramos para dar mayor visibilidad al sector y hacerlo más seguro, es corregir esos aspectos que desincentivan a su desarrollo y crear una cultura de la responsabilidad.

En ese sentido, me gustaría ver en el futuro que el sector en general, y los navegantes en particular, no perciben a la Administración como un eterno enemigo sino como un aliado y que con la legislación que está por llegar se darán los pasos necesarios para fomentar, entre todos, una relación más abierta de la sociedad con el mar. Que las personas disfruten de nuestros mares, amparados por unas normas que les permitan experimentar esa sensación de libertad que el mar siempre aporta, pero sin olvidar que ello requiere de un esfuerzo y compromiso por parte de cada uno, para que la única preocupación sea disfrutar y volver seguro a casa.

Soy una persona optimista y estoy convencida de que poco a poco estamos avanzando en la buena dirección para crear una cultura para navegantes, y el primer paso para ello, tal y como reza nuestra campaña de este verano, pasa por escuchar la Ley del Mar.

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