Barcelona vuelve a coronarse como capital mundial de la vela clásica con el inicio de la XVIII edición de la Puig Vela Clàssica, uno de los encuentros más emblemáticos del circuito náutico internacional. Bajo un sol que se abrió paso entre las nubes y con un levante firme de hasta 14 nudos, la jornada inaugural de este jueves 10 de julio ofreció una combinación inmejorable de técnica, historia y belleza frente al skyline de la ciudad condal.
Esta competición, organizada por el Real Club Náutico de Barcelona con el impulso de Puig, reúne año tras año a una flota única de embarcaciones clásicas –auténticas joyas náuticas que combinan tradición, destreza marinera y diseño atemporal–. En esta primera jornada de regatas, Mariska, Yanira, Clarionet, Amorita, Le Temps Perdu y Stiletto se posicionan como líderes provisionales en sus respectivas categorías, dejando claro que la edición 2025 no hará concesiones a la complacencia ni al espectáculo fácil: aquí se compite de verdad.
Una jornada de táctica, precisión y belleza en el agua
La señal de salida se dio a las 13:00 frente al Port Fòrum, con un recorrido técnico de 15,5 millas náuticas y cinco tramos –de ceñida, empopada, descuartelar, través y largo– diseñado para exprimir al máximo las condiciones de levante del día. La flota, distribuida por categorías, se lanzó al mar en un orden clásico: Clásicos y Modern Classic en primer lugar, seguidos por Cangreja y Big Boats.
La intensidad no tardó en hacerse notar. El Silvio, patroneado por Luis Penalva, sufrió una avería crítica al desarbolar tras una posible rotura en la jarcia, quedando fuera de competición en uno de los momentos más dramáticos de la jornada.
El duelo más espectacular se vivió en la categoría de Big Boats, donde el Mariska y el Hallowe’en ofrecieron un cara a cara memorable. Navegando en paralelo durante más de una milla, ambas tripulaciones llevaron al límite sus embarcaciones, cazando escotas con precisión quirúrgica. La decisión táctica del Hallowe’en de alejarse de la costa supuso un punto de inflexión: el Mariska, con Dan Pojsak a la caña, tomó la delantera y, tras la compensación de tiempos, se adjudicó la victoria por un ajustadísimo margen de 37 segundos sobre su rival directo, el Hallowe’en de Iñigo Strez.
Liderazgos destacados en las distintas categorías
En Clásicos 1, el Yanira, patroneado por Jan Heuninck (RCN Barcelona), se impuso con autoridad, seguido del Kahurangi, de Pepe de Miguel, y del Nerissa, de Leonardo García (RCM Barcelona). En Clásicos 2, el británico Clarionet, de Andrew Harvey, demostró una navegación limpia y eficaz, superando al Kanavel, de Javier Mestre (RCN Barcelona), y al Sea Fever, de Enrique Curt (CN Vilanova).
En paralelo, el Amorita y Le Temps Perdu también dominaron sus categorías, aunque los tiempos ajustados y la exigencia táctica de la jornada auguran posibles sorpresas en los próximos días de regata. El Stiletto, otro de los destacados, cerró la lista de vencedores provisionales tras una jornada que demostró que el nivel competitivo sigue al alza.
El valor del legado
Más allá de los tiempos y las posiciones, la Puig Vela Clàssica vuelve a confirmar su posición como uno de los grandes eventos del calendario náutico europeo. Lo hace no solo por el nivel técnico y la excelencia organizativa, sino también por su capacidad para reunir en un mismo campo de regatas embarcaciones con más de un siglo de historia. Auténticos museos flotantes que han sobrevivido al tiempo, mantenidos con mimo y navegados con una mezcla perfecta de respeto y ambición.
Con dos jornadas más por delante, la emoción está garantizada. Y si algo ha quedado claro tras este arranque, es que en la Puig Vela Clàssica la elegancia y la competencia no solo conviven: se exigen mutuamente. Nautik seguirá informando desde el agua.
