Nautik Magazine

Club de Mar Mallorca: la reinvención de un icono náutico

Con 95,5 millones de euros de inversión, el club aspira a liderar el turismo marítimo de lujo en Europa, uniendo historia, exclusividad y sostenibilidad.

Las nuevas instalaciones, ya rematadas, cambian por completo la percepción del club para sus socios y para quien se acerque, pues se ha integrado en la trama urbana. (Entresitio)

En la bahía de Palma, los yates se alinean bajo el sol mediterráneo, un reflejo de calma y prestigio. Hace más de medio siglo, este paisaje era apenas un proyecto ambicioso en la mente de Javier de la Rosa Mayol y un grupo de empresarios mallorquines y catalanes. Hoy, tras una transformación de 95,5 millones de euros, el Club de Mar Mallorca se consolida como un referente del lujo náutico, integrado con la ciudad y comprometido con la sostenibilidad.

Un puerto con raíces

A finales de los años 60, el puerto de Palma era un hervidero, aunque muy diferente al actual: buques de línea regular de la Trasmediterránea, pequeños cargueros, barcos pesqueros y algunos veleros navegaban por la bahía. Las fotos aéreas de entonces muestran un lugar vivo, pero lejos de la envergadura actual. En 1969, De la Rosa y sus socios obtuvieron una concesión para crear un club náutico que atrajera a navegantes de élite y yates de gran eslora, un concepto entonces incipiente en España. El Club de Mar, inaugurado en 1972, marcó un hito, al igual que Puerto Banús, al poner a Mallorca en el mapa del glamour marítimo.

“Mi padre vio en Palma lo que otros no veían: un rival para la Costa Azul”, explica Borja de la Rosa, actual presidente del club y figura clave en el sector náutico balear. Su liderazgo ha mantenido el club como un espacio de prestigio, donde la discreción es tan valiosa como la exclusividad. “Aquí no se presume; se disfruta vive la náutica con naturalidad”, afirma, resumiendo una filosofía que ha atraído a generaciones de socios y visitantes.

Imagen del club en los primeros 70, con unas instalaciones y un puerto muy diferente al actual (CDMM)

Un refugio para la élite

Desde sus inicios, el Club de Mar fue un imán para navegantes de alto standing. Reyes, magnates y celebridades han pasado por sus muelles, siempre bajo un velo de discreción. El rey Juan Carlos I, un apasionado de la vela, fue una presencia constante en los veranos mallorquines. Su yate Fortuna compartía muelle y amarre contiguo con el Giralda de su padre, y los socios más antiguos aún recuerdan sus charlas con marineros o sus desafíos en regatas improvisadas. 

En los años 80, el magnate saudí Adnan Khashoggi deslumbraba con eventos a bordo de su yate Nabila. Décadas después, nombres como Leonardo DiCaprio han sido vinculados al club, siempre en voz baja. “No hablamos de nuestros visitantes; es parte de nuestro ADN”, dice Borja de la Rosa, con la calma de quien guarda mil historias sin contarlas.

Unos jovencísimos reyes Sofía y Juan Carlos en una de las recepciones celebradas en las instalaciones del club. (CDMM)

Una transformación moderna

En 2025, el Club de Mar ha renacido tras una remodelación liderada por el estudio Entresitio. Lejos de ser un simple lavado de cara, el proyecto conecta el club con Palma a través de un paseo marítimo público, un carril bici y áreas verdes que dialogan con el renovado Paseo Marítimo. Una pasarela peatonal une el club con la zona de cruceros y algunos ferrys, integrándolo al pulso de la ciudad.

Los nuevos edificios combinan diseño y funcionalidad, con patios que capturan la luz mediterránea. La sostenibilidad es prioritaria: sistemas de recogida de aguas sucias protegen la bahía, y el club ostenta la certificación ambiental de la UE desde 2019. Con 543 amarres y un 12% más de capacidad para yates de hasta 170 metros, refuerza a Palma como destino de superyates. “Nuestra meta es ser el mejor puerto deportivo de Europa”, asegura José Luis Arrom, director general desde hace 15 años, con la seguridad de quien conoce cada detalle del proyecto.

El club equilibra exclusividad y accesibilidad, con zonas privadas para socios y espacios abiertos al público, como restaurantes, tiendas y una proyectada discoteca para 700 personas. La piscina en la cubierta, que los socios estrenarán el próximo primer día de agosto, marcará el inicio de esta nueva etapa.

La idea de la directiva del club y de los arquitectos ha sido equilibrar instalaciones totalmente contemporáneas con guiños estéticos al pasado (Entresitio)

Un pilar económico

El Club de Mar es un motor para Mallorca. Un estudio calcula que generará 531 millones de euros en Valor Añadido Bruto entre 2016 y 2044, con 21,2 millones anuales. La construcción (2020-2025) creó 131 empleos, y el club emplea a 71 personas, con planes de alcanzar 115. A largo plazo, sostendrá 502 puestos, el 2,9% del empleo del puerto de Palma.

La modernización ha impulsado sectores como la construcción, los suministros y el turismo de alto standing. El Palma International Boat Show, acogido por el club, atrae a visitantes internacionales, elevando el perfil de Mallorca y beneficiando a la hostelería y el comercio. “Estamos preparados para sorprender a quienes nos conocen y captar a los que lleguen por primera vez”, afirma Arrom.

Historias entre muelles

El Club de Mar es más que acero y amarres; es un lugar de historias. Desde las fiestas legendarias de los 80 hasta las visitas discretas de celebridades, sus muelles guardan recuerdos que los socios evocan con una sonrisa. “La discreción es nuestra marca”, subraya Borja de la Rosa, fiel a la tradición de no revelar más de lo necesario. A de la Rosa no le preocupan las anécdotas sino cosas más tangibles como el dia a dia y el futuro de la instalación.

El club también forma talentos. Su escuela náutica ha preparado a jóvenes que han brillado en regatas internacionales. Además, sus lazos con instituciones como el Royal Thames de Londres o el Umed Club de Jodhpur refuerzan su prestigio global, permitiendo a los socios disfrutar de clubes asociados en todo el mundo… y viceversa.

Recuerdos del pasado en los muelles del club.: el motovelero Giralda, de Juan de Borbón, junto al primer Fortuna de su hijo, Juan Carlos. (CDMM)

Un rumbo hacia el futuro

El Club de Mar Mallorca es un símbolo de evolución. Al combinar lujo, sostenibilidad y una conexión fluida con Palma, redefine el turismo náutico de élite. Más que un puerto, es un testimonio de cómo Mallorca no solo vive de su belleza natural, sino que innova para liderar el Mediterráneo. Con su pasado como cimiento y su mirada en el horizonte, el club está listo para escribir un nuevo capítulo a partir de este verano, tras años de obras y sacrificios en los que se ha mantenido el “Business As Usual” que esperan los usuarios de una instalación así.

El cambio del paseo marítimo de Palma ha ido paralelo al del club, confiado al estudio Entresitio, en su primer proyecto marinero.