La Armada española ha dado un paso decisivo hacia la modernización de su flota con el anuncio de un ambicioso proyecto para construir su primer portaaviones capaz de operar aviones con despegue y aterrizaje horizontal, una capacidad hasta ahora inexistente en los buques en servicio. El astillero público Navantia ha recibido el encargo de realizar un estudio de viabilidad para este nuevo buque, que se suma a los planes de adquirir otro buque anfibio portaeronaves similar al actual Juan Carlos I.
El futuro portaaviones estará inspirado en el modelo francés Charles de Gaulle, aunque con propulsión convencional en lugar de nuclear. El buque tendrá un desplazamiento estimado de entre 40.000 y 42.500 toneladas y una cubierta de vuelo capaz de albergar hasta 30 aeronaves de combate de última generación, incluyendo cazas y helicópteros. Esta capacidad supera con creces la de los actuales buques españoles, que solo permiten el despegue y aterrizaje vertical de aviones como los AV-8B Harrier II, cuyo relevo se prevé para la próxima década.
Uno de los avances más relevantes es la adopción de sistemas de catapulta y cables de frenado (CATOBAR), que permitirán a los aviones despegar y aterrizar de manera convencional, ampliando las opciones de aviación embarcada y facilitando la incorporación de aeronaves más modernas y versátiles. Este cambio supone una ruptura con la limitación actual, que obliga a operar únicamente con aviones de despegue vertical, como el futuro F-35B, y abre la puerta a una mayor variedad de modelos de cazas navales.
El proyecto, aún en fase de estudio, podría generar hasta 10.000 empleos en Galicia, con especial impacto en el astillero de Navantia en Ferrol, donde se prevén unos 5.000 puestos de trabajo directos e indirectos. El astillero de Ferrol-Fene es el favorito para la construcción del nuevo portaaviones, gracias a su experiencia histórica en la fabricación de plataformas de aviación naval, como el antiguo Príncipe de Asturias y el Juan Carlos I.
La Armada prevé que, si el estudio de viabilidad es favorable, la construcción del portaaviones pueda iniciarse en la próxima década, con la entrada en servicio estimada para mediados de la década de 2040 como muy pronto. Con este proyecto, España reforzará su presencia naval y su capacidad de proyección de fuerza, equiparándose a las principales marinas europeas.