Moverse con el agua de Hannah Stowe es una nueva gran elección de la jovencísima editorial Almayer. La obra fusiona memorias, ciencias del mar y poesía naturalista, ofreciendo una visión casi lírica de la relación de los humanos con el océano. Stowe, bióloga marina, artista y navegante galesa, entremezcla sus experiencias vitales con las de seis criaturas marinas emblemáticas—el cuervo de fuego, el cachalote, el albatros errante, la ballena jorobada, la pardela y el percebe—para crear un himno al mar.
Stowe narra su vida combinando las dolorosas sensaciones que le produce una lesión vertebral con la libertad encontrada en el mar, desde su infancia en la costa de Gales hasta sus travesías por el Atlántico Norte, el Mediterráneo y el Caribe. Su prosa huele a salitre, a viento y a fauna marina, transformando observaciones científicas en experiencias literarias. Por ejemplo, describe el «fuerte soplido de un rorcual común» como el sonido más bello que ha escuchado, resumiendo su devoción por el mundo submarino.
Más allá del relato autobiográfico, el libro alerta sobre el daño producido por el ser humano a los ecosistemas marinos. Stowe combina datos biológicos con una llamada a la conservación, destacando la vulnerabilidad de especies como el albatros o la ballena jorobada. Su enfoque no es catastrófico, sino inspirador: invita a «enamorarse del mar» para motivar su protección.
La escritura de Stowe destaca por su lirismo sensorial («más pintada que escrita», según destaca The New York Times), logrando que el lector sienta la inmensidad oceánica. Esta cualidad le valió el Banff Adventure Travel Prize y una nominación al Wainwright Prize for Writing on Global Conservation.
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