El escenario era inmejorable: la bahía de Nueva York, con la Estatua de la Libertad como testigo de excepción y todos los armadores, los existentes y los potenciales, siguiendo en directo el gran premio. El equipo español de SailGP ha firmado otro fin de semana de los que marcan época para llevarse segunda victoria consecutiva en el circuito tras haber ganado en San Francisco en marzo, lo que les ha dejado otro botín añadido: el liderato en la general del campeonato.
No fue fácil para los gallos. Nada lo es en el universo SailGP. Y mucho menos cuando las condiciones viran al caos y el margen de error se reduce a centímetros. El domingo arrancó con la misma intensidad que el sábado, que había acabado con Diego Botín y su equipo en la primera plaza: España voló en la primera regata, con una salida milimétrica y un segundo puesto que les empujaba hacia la final. Pero la gloria de esa manga se la llevó Brasil. Martine Grael —sí, la primera mujer de la historia a la caña— escribió su propio capítulo en la historia del circuito al conquistar la primera victoria brasileña en SailGP.
Luego llegó el golpe. La segunda regata del día fue un vendaval emocional: España se perdió entre rachas, roles y maniobras imprecisas. Terminaron penúltimos. La clasificación para la final pendía de un hilo. Todo se jugaba en una última manga donde solo valía estar por delante de Brasil.
Y fue ahí, en el todo o nada, donde emergió el carácter de los Gallos. Penalización incluida, tocaba remar —o mejor dicho, volar— contracorriente. Pero como Carlos Alcaraz en el quinto set, los de Diego Botín sacaron la garra, encontraron la línea de presión buena y, con una maniobra de ajedrecista marino, adelantaron a Brasil y sellaron el pase a la final. Brutal.

Final a tres bandas. Nueva Zelanda, Francia y España frente a frente. Y cuando más había que apretar los dientes, los de rojo se dispararon como misiles en la salida. Llegaron a la primera boya en cabeza, y aunque los kiwis de Peter Burling no regalaron ni un metro, España no se descompuso. Navegaron con nervio, inteligencia y hambre de gloria.
“Es increíble. Ganar dos veces seguidas aquí no es nada fácil. Hoy nos costó arrancar, las condiciones eran muy duras, pero supimos cambiar el chip y lo dimos todo en la final”, declaraba un emocionado Diego Botín tras cruzar la línea. “Estados Unidos es especial para nosotros, siempre nos llevamos victorias de aquí”.
La clasificación general aprieta: España suma 46 puntos, por delante de Australia (45) y Nueva Zelanda (44). La batalla por el título entra en terreno europeo, y el Emirates Great Britain Sail Grand Prix de Portsmouth, el 19 y 20 de julio, promete emociones fuertes.
