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Dragonfly, el megayate de Sergey Brin, cofundador de Google, navega las aguas de Ibiza y Formentera

Con un precio estimado de 450 millones de dólares, Dragonfly es considerado el yate más grande de lujo registrado en Estados Unidos.

El nuevo superyate Dragonfly de Sergey Brin, de 141 metros de eslora. KLAUS JORDAN

Este pasado miércoles, el impresionante megayate Dragonfly, propiedad del cofundador de Google Sergey Brin, fue visto navegando sofisticadamente por las aguas de Ibiza. Esta embarcación, con una eslora de 142 metros, fue construida por Silver Yachts y diseñada por Germán Frers, mientras que el diseño interior estuvo a cargo de Nauta Design. Este navegante de lujo ofrece 2.000 m² de espacio interior y 1.000 m² exteriores, distribuidos en cinco cubiertas, con comodidades como dos helipuertos, varias piscinas, una sala de cine y tecnología de entretenimiento avanzada. Su propulsión híbrida diésel-eléctrica permite un viaje silencioso y eficiente.

Sergey Brin, con un patrimonio que supera los 132.000 millones de dólares, ha demostrado ser un gran apasionado de la navegación. Dragonfly es el buque insignia de su ‘flota voladora’, que incluye otras embarcaciones como el Butterfly y el Firefly. Con un precio estimado de 450 millones de dólares, Dragonfly es considerado el yate más grande de lujo registrado en Estados Unidos. Alberga 12 camarotes lujosos distribuidos en cuatro cubiertas exteriores y cuenta con el sistema de propulsión Azimuth Pod Drive, que le permite alcanzar velocidades de hasta 24 nudos, combinando potencia y sostenibilidad.

Durante estos días, se ha captado al yate surcando las olas de enclaves exclusivos como Cala Jondal, recorriendo las aguas de Ibiza y Formentera. A sus 51 años, Brin no solo ha dejado una huella imborrable en el mundo de la tecnología, sino que también ha cultivado una imagen de amante del lujo y defensor de la innovación sostenible, tanto en tierra como en mar. Originalmente encargado por el magnate ruso Leonid Mikhelson, el yate cambió de manos durante su construcción debido a problemas de propiedad, siendo finalmente adquirido por Brin, reforzando la asociación de su nombre con la innovación tecnológica y el compromiso con soluciones sostenibles de alto impacto.

Más que un yate de lujo y un nombre

Además de sus papel como un lujo a motor, las dimensiones y circunstancias favorables de este superyate también ha servido para otro tipo de operaciones y causas humanitarias. En 2015, fue aplaudido por su contribución con las labores de socorro en Vanuatu tras el huracán Pam que devastó la isla, ya que atendió a más de 250 pacientes y transportó 62 toneladas métricas de agua dulce a tierra.

Todos los yates de Brin comparten el nombre Dragonfly, en referencia al polémico proyecto de Google para un motor de búsqueda censurado en China. Su primer Dragonfly, ahora rebautizado como Capricorn, fue entregado en 2009 y aclamado por su eficiencia y alcance. El actual Dragonfly, de más del doble de eslora y volumen, incluye una piscina con fondo de cristal, un spa, un centro de deportes acuáticos, y una cubierta de negocios con oficina, gimnasio, sala de juegos y hangar para helicópteros, elevando el concepto de yate a vuelos de grandes alturas.

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