Grant Dalton, CEO de la Copa América, lo dijo muy claro el día que anunció que Nápoles será la sede de la próxima edición. «Para albergar el evento no podríamos tener un mejor escenario que Italia. Pero es verdad que deportivamente nos metemos en la boca del lobo«, afirmaba el capo neozelandés, ya que su mayor rival deportivo es el Luna Rossa Prada Pirelli.
Pues bien, la Jarra de las Cien Guineas que tanto sueñan los italianos en arrebatarle a Nueva Zelanda ya está en territorio transalpino, La designación de Nápoles ha sido recibida en como un motivo de orgullo nacional, especialmente gracias al respaldo decidido de la primera ministra Giorgia Meloni. El anuncio, realizado tanto por la organización del evento como por la propia Meloni, marca un hito: será la primera vez que el trofeo deportivo más antiguo del mundo del mundo se celebre en territorio italiano.
Meloni reivindica que la elección de Nápoles es una apuesta estratégica para apoyar al sur del país, históricamente menos desarrollado que el norte. “Celebrar la Copa América en Italia y en el sur significa apostar una vez más por el valor, energía y potencial de un territorio maravilloso”, afirmó la jefa de Gobierno durante la presentación oficial de la competición en Roma.
En un entorno tan espectacular como el Casino del Bel Respiro, promovido por el papa Inocencio X en 1644, y con la cúpula De San Pedro Meloni destacó que la llegada de la Copa América contribuirá a reforzar el protagonismo del sur, una región que, según sus propias palabras, “en estos últimos años ha sabido recuperar su dinamismo”, evidenciado por un crecimiento del PIB y del empleo superior a la media nacional. El evento ayudará a acelerar la transformación de la zona de Bagnoli en Nápoles, convirtiéndola en un moderno centro turístico, costero y comercial.
La primera ministra ha definido la Copa América como “el torneo náutico más antiguo, más famoso y más prestigioso del mundo. Italia, y en particular el sur, deja de ser el último vagón para convertirse en locomotora del desarrollo”. Esta narrativa se alinea con el discurso político de la primera ministra, que busca proyectar una Italia capaz de sorprender y competir a nivel internacional, convirtiéndose en un modelo a seguir en Europa.
Grant Dalton, por su parte, hizo hincapié en los beneficios del evento señalando. «La Copa América, como hemos visto en eventos recientes, se convierte en un catalizador para la reurbanización”, y subrayó el apasionado apoyo que existe en Italia por la competición: “El 25% de los medios consumidos durante la última America’s Cup fue en Italia.” Dalton finalizó destacando los doce desafíos italianos que han participado en la Copa América, comenzando con la famosa campaña de Azzurra en 1983 y llegando hasta el último evento de Barcelona en 2024.