El Estrecho de Gibraltar es uno de los principales corredores migratorios marinos del mundo, y también una de las áreas con mayor tráfico marítimo. Estos dos factores suelen tener encontronazos y uno de los más temerarios, a la vez que asombrosos, son las embestidas de orcas a embarcaciones. Por esta razón, su reducción de un 40% durante el verano pasado en comparación con el mismo periodo de 2023, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), es una muy buena noticia. La zona del golfo de Cádiz y el Estrecho de Gibraltar concentra la mayor parte de los incidentes con la población ibérica de orcas, por lo que los esfuerzos de mitigación se han enfocado especialmente en esta área, con el objetivo de reducir los riesgos tanto para las embarcaciones como para los cetáceos. Y parece que está funcionando.
Cinco años de mala convivencia
La convivencia no es algo fácil, por ello, a pesar de su disminución, algunas situaciones graves siguen marcando el peligro en estas aguas. Uno de los incidentes más destacados tuvo lugar en mayo del año pasado, cuando un grupo de orcas hundió un velero de 15 metros de eslora a 14 millas del cabo Espartel. Los tripulantes reportaron fuertes golpes en el casco, daños severos en el timón y una vía de agua que comprometió la flotabilidad del barco. Estos ataques se atribuyen a un grupo de alrededor de 15 orcas ibéricas, conocidas como ‘gladis’, las más activas en interacciones con embarcaciones desde el primer incidente documentado en mayo de 2020 en el Estrecho de Gibraltar.
Precauciones
La comisión de seguimiento, integrada por el Miteco, la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, y la Dirección General de la Marina Mercante, ha implementado una serie de medidas preventivas que, según los expertos, han resultado eficaces. Entre ellas se encuentran la navegación por rutas delimitadas en mapas elaborados por técnicos, mantenerse cerca de la costa en aguas someras, no detener el barco en caso de avistamiento de orcas y alejarse con calma sin realizar maniobras bruscas.
¿Qué significa esta reducción de incidentes?
Durante casi cuatro años, estas interacciones han generado preocupación entre los navegantes, que han vivido situaciones inéditas de barcos a la deriva y timones destrozados. Este comportamiento, interpretado por algunos como una «venganza animal» o un «juego extremo», ha mantenido en alerta tanto a científicos como a autoridades marítimas. Sin embargo, la reciente reducción de ataques sugiere un cambio de dinámica, aunque los expertos advierten que no significa el fin del conflicto.
La comunidad científica ha planteado varias hipótesis para explicar la disminución. Una apunta a que las orcas, animales inteligentes y sociales, podrían haber ajustado su comportamiento al notar que sus embestidas no generaban nuevas reacciones. Otra sostiene que la modificación humana de rutas y la implementación de alertas tempranas han contribuido a reducir los encuentros. Biólogos marinos recuerdan que estos ataques podrían haber sido una respuesta defensiva ante años de presencia humana en sus rutas migratorias, especialmente en mayo, cuando las orcas se concentran en la zona atraídas por el atún, su principal fuente de alimento.
Recomendaciones de seguridad en casa de interacción
Por ello, las autoridades y organizaciones como CIRCE insisten en reforzar las recomendaciones de seguridad en caso de interacción con orcas, tanto en embarcaciones a motor como a vela. Renaud de Stephanis, coordinador de CIRCE, subraya que “se podrían evitar casi el 100% de las situaciones de peligro simplemente con navegar por aguas someras, siguiendo el mapa que ofrece el ministerio, alejándose en caso de avistamiento, pero sin cambiar de forma brusca el rumbo”. Estas recomendaciones fueron avaladas el año pasado en Madrid, en el taller internacional organizado por el Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional.