Nautik Magazine

De cuando Jimmy Carter tuvo que dejar la Marina estadounidense

U.S. Naval Academy

Jimmy Carter, 39º presidente de los Estados Unidos y fallecido este domingo 29 de diciembre, tuvo una vida marcada por decisiones inesperadas y sacrificios personales que moldearon su futuro como líder mundial. Antes de ser conocido como un estadista y defensor de los derechos humanos, Carter fue un prometedor oficial de la Marina de los Estados Unidos, con un camino claro hacia la élite militar.

Graduado con honores en 1946 en la prestigiosa Academia Naval de EE. UU., Carter comenzó su carrera como alférez a bordo del USS Wyoming (E-AG 17). Después de dos años de servicio en buques de superficie, Carter solicitó unirse al servicio de submarinos, destacándose como oficial ejecutivo, de ingeniería y de reparaciones electrónicas en el submarino SSK-1. Su talento y dedicación no pasaron desapercibidos, y pronto llamó la atención del almirante Hyman G. Rickover, considerado el padre de la propulsión nuclear naval.

Bajo la supervisión directa de Rickover, Carter fue seleccionado para formar parte del programa pionero de submarinos nucleares. Entre noviembre de 1952 y marzo de 1953, trabajó en la Naval Reactors Branch de la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos, contribuyendo al diseño y desarrollo de plantas de propulsión nuclear. Su carrera prometía alcanzar nuevas alturas con su asignación como oficial de ingeniería del USS Seawolf (SSN-575), uno de los primeros submarinos de propulsión atómica.

Sin embargo, la vida de Carter dio un giro inesperado en julio de 1953, cuando su padre falleció. Obligado por el sentido del deber hacia su familia, Carter tomó la difícil decisión de renunciar a la Marina para regresar a su natal Georgia y hacerse cargo del negocio familiar de cultivo de cacahuetes. Esta transición marcó el final de su prometedora carrera militar, siendo licenciado con honores el 9 de octubre de 1953 y trasladado a la reserva de retirados con el grado de teniente.

A pesar de alejarse del servicio activo, Carter mantuvo el espíritu de liderazgo y disciplina que había cultivado en la Marina. Este periodo de su vida lo preparó para los retos futuros en el mundo político, donde su estilo pragmático y su ética inquebrantable se convirtieron en sus principales estandartes.

En un gesto de reconocimiento a su legado tanto militar como civil, uno de los submarinos de la clase Seawolf, el USS Jimmy Carter (SSN-23), lleva orgullosamente su nombre. Este honor refleja no solo su contribución al desarrollo de la propulsión nuclear en la Marina, sino también su compromiso con el servicio a la nación, incluso en los momentos más difíciles.

Jimmy Carter demostró que el sacrificio personal puede ser el catalizador para un impacto duradero, y su decisión de dejar la Marina para asumir las responsabilidades familiares es un testimonio de su carácter y determinación. Su vida es un recordatorio de que los giros inesperados del destino pueden abrir caminos hacia logros extraordinarios.