La necesidad de encontrar fuentes de energía sostenibles no empezó ayer. La crisis del petróleo de 1973 fue la que impulsó la búsqueda de soluciones energéticas sostenibles. La energía solar y la eólica son las más conocidas, no sólo por el enorme desarrollo que han experimentado y las enormes inversiones que se han destinado a su implantación, sino porque son, también, las más visibles. Sin embargo, una energía que también se viene desarrollando desde los años setenta del pasado siglo y que más capacidad de crecimiento tiene todavía por delante es la energía mareomotriz, también llamada energía oceánica, un tipo de energía renovable que permite aprovechar el movimiento de las mareas para su transformación en energía eléctrica y que, al contrario que los campos de placas solares y los parques eólicos, sus palas generadoras permanecen invisibles, al estar situadas sobre el lecho marino.
Aunque lo pueda parecer, esto tampoco es algo precisamente novedoso: el aprovechamiento de las mareas como fuente de energía se remonta hasta la antigüedad. Sin perjuicio de que hubiera experiencias previas de las que no se hayan llegado vestigios hasta nuestros días, se sabe que el así llamado “molino de mareas” más antiguo conocido sería el Woodbridge Tide Mill, un molino cuya rueda hidráulica todavía gira y es capaz de moler harina, situado en la pequeña localidad portuaria de Woodbridge, en el condado de Suffolk, en la costa este de Inglaterra, y que data del año 1170.
Reino Unido es, precisamente, el país más avanzado en el desarrollo tanto de la energía mareomotriz y oceánica (la generada, propiamente dicha, por las mareas) como de la energía undimotriz (generada por las olas). Sin embargo, es Francia quien va a instalar en 2025 el parque de turbinas mareomotrices más potente de Europa, en el fondo marino de Normandía. Ante el aumento de las necesidades de electricidad, Francia decidió el año pasado reanudar sus inversiones en este tipo de energía. El parque mareomotriz Flowatt frente a la península de Cotentin, en Normandía, que desarrolla la empresa francesa Hydroquest, ha recibido 65 millones de euros de financiación como parte del plan Francia 2030. Este proyecto piloto estará formado por siete turbinas mareomotrices con una capacidad de 17,5 megavatios (MW) –suficiente para abastecer de electricidad a 20.000 personas–, y se espera que sirva para abrir la puerta a instalaciones comerciales mucho más potentes en el futuro. Guillaume Gréau, director de Operaciones del grupo Hydroquest, que tiene su sede en Cherburgo, ha afirmado en el periódico francés Le Marin que aspiran a un parque mareomotriz de 250 MW y, seguidamente, otros de 500 MW antes de 2030, “lo que equivale como mínimo a la energía generada por un parque eólico marino” tradicional.
Primeras turbinas en 2025
Situado en el fondo del mar a 35 metros de profundidad, el emplazamiento extraerá su energía de la poderosísima corriente del Raz Blanchard, frente a las costas de La Hague, en el estrecho que separa la península de Cotentin de las islas del Canal anglonormandas (las más grandes, Jersey y Guernsey). La corriente es intermitente: varía con la marea y puede alcanzar unos 12 nudos (22 km/h) durante las mareas equinocciales.
Tras dos años de pruebas frente a la isla de Bréhat, en Bretaña, Hydroquest se dispone a empezar a trabajar en las primeras turbinas en 2025: siete estructuras de acero (con lastres de hierro fundido) en forma de trípode de 21 metros de altura, con palas de composite (resinas compuestas) mucho más cortas y de giro más lento que las turbinas eólicas.
Guillaume Gréau asegura que se trata de una energía aceptada “porque las máquinas están bajo el agua. Lo único que emerge es la subestación eléctrica, la plataforma que conecta las máquinas y lleva la corriente a tierra”. A su favor destaca la previsibilidad de esta energía, que se basa en las mareas, es decir, en la Luna y la gravitación de la Tierra. “La corriente sólo hace una pausa cada seis horas”, añade.
Según la revista de divulgación científica Scientific American, la energía maremotriz podría alcanzar una generación entre 150 y 800 Terawatios de energía renovable al año, que supera, según la revista, el total de producción eléctrica de Canadá con todo su potencial de generación eléctrica.
Según la asociación profesional Ocean Energy Europe (OEE), una decena de empresas tienen proyectos maduros en Europa, desde Reino Unido hasta las Islas Feroe. China también tiene su propio programa y Estados Unidos, que “recurre a promotores europeos”, según explica Valentin Dupont, Senior Policy Officer de OEE, entidad que agrupa a más de 120 empresas del sector.
Situación en España
La generación de energía mareomotriz en España se encuentra todavía en fase de desarrollo y experimentación, con varios proyectos piloto en marcha, pero todavía lejos de una implementación comercial a gran escala. Los principales proyectos piloto se encuentran en el País Vasco y Canarias. En Euzkadi se encuentran las dos principales instalaciones, desarrolladas por el BiMEP (la plataforma de energía marítima de Vizcaya, bautizada directamente con siglas en inglés): una en mar abierto ubicada en el municipio de Lemóniz, y la planta undimotriz de Motrico –inaugurada el 8 de julio de 2011, que fue la primera instalación comercial de energía de olas en España–. En Canarias se encuentra la Plataforma Oceánica de Canarias (PLOCAN), ubicada en Gran Canaria, una infraestructura clave para la investigación y desarrollo de tecnologías de energía oceánica.