El 1 de agosto se cumplirá un año del viaje inaugural del Explora I, el primero de los seis cruceros de Explora Journeys (la división de cruceros de lujo del poderoso grupo naviero MSC Cruises) previstos hasta 2028. Entonces, el barco partió del puerto de Copenhague en una travesía a Reikiavik, con escalas en los puertos escoceses de Kirkwall (en las Islas Orcadas) y Lerwick (en las Islas Shetland).
A pleno rendimiento ya, al Explora I se le unirá en breve, en septiembre, el Explora II, que completó con éxito el pasado mes de junio sus pruebas de mar. Hasta entonces, en Nautik Magazine fuimos testigos de la lujosa experiencia Explora en una singladura de cuatro días entre Barcelona y La Valeta, la capital de Malta.
Desde el exterior, el barco para 922 pasajeros en 461 suites, construido en los astilleros Fincantieri de Monfalcone, impresiona: con sus 63.900 toneladas, 248 metros de longitud y más de 16.000 metros cuadrados de espacio público, tiene una poderosa y elegante imagen con su casco oscuro y su superestructura de líneas rectas sobre 14 cubiertas y su popa escalonada.
Como simple comparativa del lujo real que aquí se ofrece valga la pena recordar que otros dos barcos de MSC Crociere, la empresa matriz de Explora Journeys, el MSC Lirica y el MSC Opera cuentan con apenas tres metros más de eslora y nueve cubiertas y hospedan, sin embargo, a más del doble de pasajeros: 2.199 y 2.055, respectivamente…, con una tripulación poco mayor que la del Explora I. Si en este hay 640 tripulantes (y una proporción de pasajeros por tripulación de 1,25:1, inmejorable), en los otros barcos la tripulación es de 732 o 728 personas.
La elegancia se percibe nada más entrar en el interior: un diseño moderno y europeo recorre todo el barco y, al mismo tiempo, juega con interpretaciones apasionantes: el vestíbulo, por ejemplo, parece el de un exclusivo hotel boutique urbano de Milán, mientras que el restaurante Fil Rouge nos recuerda al más lujoso restaurante gourmet que podamos encontrar en París. ¡Y qué decir de las tiendas de Rolex o Panerai, entre otras marcas de lujo, que podemos encontrar a ambos lados del lobby! Pues que, seguramente, no podremos encontrar establecimientos de estas características en ningún otro transatlántico del mundo.
Por otra parte, la comodidad está garantizada: la superficie mínima de los camarotes (todos son suites con vistas al mar) es de 35 m², incluidos los 7 m² de la terraza. A partir de ahí, todo va aumentando en dimensiones y prestaciones, hasta llegar a la “Owner’s Residence”, una suite de 155 m² con terraza de 125 m² (con piscina de efecto infinito privada, mesa de comedor y ducha), con servicio de mayordomo privado y banco de ejercicios Technogym en la propia suite.
El estilo chic y sofisticado, que combina inteligentemente colores terrosos y evita contrastes llamativos, se ha realizado con atención al detalle y la más alta calidad, una impresión reforzada por un mobiliario selecto y de diseño que contribuye armoniosamente al ambiente, tanto de los espacios comunes como de las suites. Por no hablar de las obras de arte con las que nos encontramos en nuestro deambular por la zona de restaurantes: grabados de maestros del pop art como Andy Warhol o Roy Liechtenstein, como doce serigrafías de distintas versiones de “Sopa Campbell’s”, entre otras obras del primero, o “I Love Liberty”, una de las diez piezas del segundo que se pueden contemplar. O una versión reducida de “The British Library”, del artista británico-nigeriano y comendador de la Orden del Imperio Británico Yinka Shonibare.
Piscinas, bares y restaurantes
Sin embargo, no sólo las suites han sido diseñadas con atención al detalle: las zonas de piscinas públicas y los salones transmiten una sensación de espacio y relajación. Hay un spa de 700 m² que cuenta con un gran número de salas de tratamiento. Aparte, cada cubierta sorprende por sus amplias zonas: la piscina de efecto infinito en la zona de popa de la cubierta 5 da realmente la sensación de estar nadando en el infinito del mar. Unas cubiertas más arriba, encontramos más piscinas: la Atoll en la 10, y en la 11 una zona de relajación a cubierto, ideal para viajes de invierno, con otra piscina y dos bañeras de hidromasaje. En la cubierta 12 hay pequeños rincones con bañeras de hidromasaje laterales y una piscina más, la Helios, en la zona de proa, sólo accesible para adultos. Por supuesto, hay un bar en cada zona de piscina y varios salones para tomar café o cócteles. En el Malt-Whiskey Bar, déjenme adivinar qué se puede tomar…
La restauración es otro aspecto a destacar (en realidad, todo es “a destacar”), con una gran variedad de opciones: cocina panasiática en el Sakura, clásicos mediterráneos combinados en el Med Yachtclub Restaurant y el ambiente francés ya citado del Fil Rouge. En el Marble & Co. Grill se sirven todo tipo de especialidades a la parrilla. El único que no pudimos probar es el restaurante Anthology, en pleno proceso de transformación. La capacidad limitada de todos estos restaurantes, para mantener el ambiente de quietud y tranquilidad que se espera de ellos, obliga, sin embargo, a reservar. Donde no hay que reservar es en el restaurante buffet Emporium Marketplace, que ocupa prácticamente la mitad de la cubierta 11, con zonas de buffet para todos los gustos: desde sopas y ensaladas hasta una impresionante zona de marisco, donde, en los servicios de cena, podemos servirnos colas de langosta, ostras y patas de cangrejo ruso, pasando por platos tan demandados siempre como sushi, pizzas, hamburguesas, embutidos, quesos, varias especialidades de pan y postres, incluidos helados y crepes.
Excursiones
Aunque este tipo de barcos están hechos para disfrutarlos las 24 horas del día (hay hasta un pequeño circuito de 215 metros para correr por la cubierta 12 y un gimnasio al aire libre, con máquinas TechnoGym en la 14), no se puede negar que las posibilidades de recreo en exterior también se han estudiado con detenimiento. Todas las rutas se han diseñado para permitir vivir a un ritmo sosegado, ofreciendo a los viajeros más tiempo en cada destino, incluso con pernoctaciones en algunos puertos. Esto brinda a los huéspedes la oportunidad de conocer mejor la cultura y el entorno locales, como fue, en nuestro caso, las visitas al puerto siciliano de Trapani (con excursión a la cercana población de Erice, situada a 750 metros de altura sobre el nivel del mar) o a la capital de Malta, La Valeta, que sorprende a más de uno de sus visitantes, que tal vez no haya caído en que Malta era el centro del mundo, cuando el Mediterráneo era “el mundo”, allá por la Edad Media…