La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, ha propuesto este viernes la prohibición de los megacruceros a partir de 2026. En un foro organizado por Las Provincias, Catalá expresó su intención de limitar la llegada de estas «ciudades flotantes» que desembarcan a miles de turistas en un solo día, con el objetivo de fomentar un turismo más sostenible y de calidad en la ciudad.
«Las ciudades flotantes son malas», declaró Catalá, refiriéndose a los grandes cruceros que, según ella, no generan un retorno económico significativo para Valencia. Sin embargo, puntualizó: «Los cruceros más reducidos, de otro tipo de perfil y que evidentemente generan una riqueza en la ciudad, se mantendrán».
Fuentes municipales han explicado que esta decisión se enmarca en una estrategia más amplia para promover un turismo sostenible. El veto afectará a los cruceros más grandes, aunque aún no se ha especificado el número de pasajeros que determinaría la prohibición de una embarcación.
La alcaldesa ya ha comunicado esta decisión a Mar Chao, presidenta de la Autoridad Portuaria de Valencia, con quien colabora estrechamente para implementar la medida. Según Chao, la prohibición no puede aplicarse antes de 2026 debido a compromisos ya adquiridos con las navieras para el año 2025.
Para este 2024, se espera que la Autoridad Portuaria de Valencia reciba a más de 821.000 cruceristas a bordo de 287 embarcaciones, una cifra que prácticamente duplica los 436.000 pasajeros de 2019, antes de la pandemia.
Con esta medida, Valencia se posiciona a la vanguardia de las ciudades que buscan equilibrar el turismo con la sostenibilidad y la calidad de vida de sus habitantes.