El mundo de la vela no es conocido por su inclusividad, en particular, la America’s Cup ha sido durante 173 años un territorio defendido ferozmente por tripulaciones casi exclusivamente masculinas. Afortunadamente, esta última frontera también se está rompiendo, gracias a la llegada de la Puig Women’s America’s Cup, la primera edición de la categoría dedicada a la náutica femenina, presentada ayer con un evento celebrado en la Fundación Joan Miró de Barcelona.
Con la presencia de Marc Puig, presidente del grupo catalán de moda y fragancias que patrocina la competición, Patricia Urquiola, arquitecta y diseñadora del trofeo, Grant Dalton, CEO de America’s Cup Event, Silvia Mas, regatista del equipo barcelonés Sail Team BCN y Abby Ehler, coordinadora del evento, se dieron a conocer los detalles de la nueva competición. También fue presentado el trofeo que será levantado por el equipo ganador. En palabras de Urquiola “esta copa congela el momento en el que el viento mueve las velas y está pensada para ser abrazada”.
Por su parte, Silvia Mas habló en nombre de las más de 70 deportistas que, divididas en 12 equipos, participarán en las regatas: «Cuando era niña veía que en la America’s Cup sólo había hombres, por fin las mujeres también podemos formar parte de esto y, además, aquí en casa, en Barcelona”. De hecho, la Puig Women’s America’s Cup tendrá lugar en las instalaciones del renovado Port Olímpic de la ciudad condal. El 3 de octubre está programado un breve briefing, seguido de varios días de pruebas hasta el 8 de octubre, mientras que las series se llevarán a cabo del 10 al 15 de octubre de 2024. La final está programada para el 16 de octubre de 2024.
Se competirá con los AC40, es decir, los monocascos foiling (las famosas alas que hemos aprendido a conocer durante la pasada edición) que ya se vieron durante las regatas preliminares en Vilanova y Jeddah. Se trata de embarcaciones ligeramente más pequeñas que los AC75 utilizados en la competición principal, pero que alcanzan prestaciones solo ligeramente inferiores. Marc Puig quiso subrayar el compromiso de su empresa familiar con el mundo de la mujer, por ello, aseguró: «estamos entusiasmados de patrocinar esta regata que confirma también nuestra vinculación histórica con el mundo de la vela».
La Puig Women’s America’s Cup estará acompañada también por la categoría Youth, que llega a su tercera edición, dedicada a dar oportunidades y visibilidad a las nuevas generaciones y nuevos talentos de este deporte. La presentación de una tripulación que compitiera en ambas categorías, la juvenil y la femenina, era un requisito indispensable para poder participar en la Louis Vuitton Cup, es decir, el torneo del que saldrá el adversario del defensor de la Jarra de las Cien Guineas, el Team New Zealand.
Por lo tanto, en la Puig Women’s America’s Cup participarán los seis equipos femeninos de los mismos clubes que compiten en la Louis Vuitton Cup (Emirates Team New Zealand, Ineos Britannia, Alinghi Red Bull Racing, Luna Rossa Prada Pirelli, NYYC American Magic y Orient Express Racing Team), además de seis selecciones de otros Yacht Club, entre ellos Sail Team BCN, que representa a Barcelona, y tripulaciones provenientes de Países Bajos, Canadá, Alemania, Suecia y Australia.
La iniciativa también nació en reacción a estudios como el de Women in Sailing, elaborado en 2019 por World Sailing Trust, en el que se revelaban dificultades significativas en detrimento de las atletas. Aislamiento, baja consideración, reducción de oportunidades, compensaciones reducidas, falta de apoyo y acoso formaban parte de un paquete de discriminaciones contra las profesionales de la vela, algo que lamentablemente no ha desaparecido del todo.
El informe llevó a la Federación Internacional de Vela a tomar una posición firme solicitando la modificación inmediata a nivel normativo de algunos reglamentos obsoletos que resultaban discriminatorios. Además, la vela fue el primer deporte olímpico en adherirse a la UN Women Sport for Generation Equality Declaration, pensada para eliminar las discriminaciones de género en el deporte.
No sorprende, por tanto, que la novedad que introduce este año la competición deportiva internacional más antigua del mundo fuese recibida con agrado cuando se anunció hace ya más de dos años. Lo cierto es que en 173 años de historia el balance de la participación femenina en la America’s Cup es realmente escaso. Se recuerda como miembro de la tripulación del America 3, en 1992, a la drizista Dawn Riley, quien, en 1995, junto a la skipper Leslie Egnot, formó a bordo del Mighty Mary la primera, y hasta ahora única, tripulación totalmente femenina de la competición. Antes y después, la nada absoluta.
Desafortunadamente, la nueva clase AC75 introducida en la pasada edición, aunque haya puesto de acuerdo a muchos por su espectacularidad, ha terminado constituyendo un nuevo obstáculo para las atletas. Por supuesto, no hay ningún reglamento que prohíba a las mujeres ser contratadas por alguno de los equipos, pero esta especial embarcación presenta una exigencia de energía hidráulica tan elevada que prácticamente la mitad de los ocho tripulantes está dedicada al rol de grinder-ciclistas. Un papel que, por pura fuerza física, es difícil (aunque no imposible) de asignar a una mujer.
En cambio, las tripulaciones de la Puig Women’s America’s Cup estarán compuestas por cuatro personas y la adopción de los AC40, una embarcación ligera construida en fibra de carbono, ofrecerá un espectáculo emocionante. Además, el hecho de que todos los barcos presenten un diseño único, ya que son construidos en serie por el mismo fabricante, garantizará la igualdad de medios en competición: serán, por lo tanto, solo el talento táctico y la capacidad de maniobra los factores decisivos. Los AC40 tienen una longitud de 11,3 metros, una altura de 18 metros, un peso total de dos toneladas y alcanzan una velocidad máxima de 45 nudos.
Por todo esto, se espera que la Puig Women’s America’s Cup traiga un soplo de aire fresco a un deporte percibido a veces como demasiado sectario. Cabe decir, además, que en otras clases las cosas son muy diferentes. Por ejemplo, en la clase Imoca 60, hombres y mujeres regatean juntos desde hace muchos años, y las velistas logran competir en igualdad de condiciones con sus colegas masculinos. Así que la introducción de una categoría femenina en la America’s Cup es un primer paso importante, a la espera de que se llegue a disputar un único trofeo con la participación equilibrada de hombres y mujeres.