El legendario Belem, un símbolo vivo de la historia marítima europea, es estos días uno de los grandes protagonistas de los cada vez más cercanos Juegos Olímpicos de París 2024. El 27 de abril salió desde Grecia portando la llama olímpica, que llega este miércoles 8 de mayo a Francia.
El buque nació en 1896 en un astillero de Francia, coincidiendo con los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, celebrados en Grecia. Hoy en día, el barco es uno de los más antiguos de su clase, tras sufrir más de un contratiempo.
Uno de los más destacados se produjo en su viaje inaugural a Belem, la ciudad portuaria de Brasil que da nombre al emblemático buque, cuando sufrió un incendio pero pudo continuar tras someterse a reparaciones en Francia.
Otro de los incidentes que casi le hacen desaparecer fue la erupción de la Montaña Pelada en 1902. La ciudad de Saint-Pierre, en Martinica, quedó destruida y más de 30.000 personas perdieron la vida en la catástrofe, pero el Belem logró escapar de algún modo sin sufrir daños.
Poco a poco, su uso comercial transportando mercancías empezó a disminuir y en 1914 fue vendido al duque de Westminster. El Belem se convirtió en un yate y unos años más tarde fue adquirido por el ingeniero y cervecero irlandés Sir Arthur Ernest Guinness, que cambió el nombre del barco por el de Fantôme II.
Tras dar la vuelta al mundo y unas décadas más tarde, el barco fue vendido de nuevo; esta vez a una organización benéfica italiana, y fue rebautizado como Giorgio Cini (en honor a la organización sin ánimo de lucro que ahora era su propietaria)
El barco, construido originalmente en un astillero de Nantes, fue transformado en un buque escuela y durante los 15 años siguientes navegó por el Mediterráneo antes de que la tecnología volviera a alcanzar al buque.
En la década de 1960, considerado demasiado viejo y pequeño, el Giorgio Cini nunca salió de puerto. Fue entregado a la policía italiana para su entrenamiento y, cuando decidieron que ya no era apto para su propósito, vendieron el buque por una lira simbólica (en torno a un céntimo de euro) a un astillero de Venecia.
Como los costes de restauración se dispararon, la barca no tardó en volver al mercado. En 1979, la Unión Nacional de Cajas de Ahorros de Francia y la Marina Nacional compraron el Belem y se ocuparon de su restauración. Gracias a estos esfuerzos, el 27 de febrero de 1984, el Belem pasó a formar parte de una prestigiosa lista de monumentos históricos.
Este honor devolvió al barco su prestigio y cautivó la imaginación del país al convertirlo en un buque emblemático entre los veleros. A día de hoy sigue siendo un buque escuela. Cuando no hay pasantes izando sus velas, el Belem viaja por el mundo para representar a Francia en la escena internacional; celebrando desde el centenario de la Estatua de la Libertad en Nueva York hasta el jubileo de la reina Isabel II en Londres. Ahora, lo hace con la llama olímpica. Otra historia más de la que el Belem podrá presumir.
En cifras
Eslora: 58 metros
Altura: 34 metros (sobre el nivel del mar)
Velocidad máxima del motor: 9,2 nudos (aproximadamente 17 km/h)
Número de travesías: 33 (entre 1896 y 1914)
Tiempo de construcción: 6 meses
Primera botadura 10 de junio de 1896