Ingeniero civil por la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC) y poseedor de un máster de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), David Pino entró en el 2007 a trabajar en el Port Vell de Barcelona. Después de pasar por varios cargos de responsabilidad, ahora es director de la Gerencia Urbanística de la identidad portuaria Port Vell de Barcelona, lugar donde recibe a Forbes Nautik.
Desde enero de 2023 es director general del Port Vell. ¿Cómo se encuentra la salud el Port?
El Port está en una nueva juventud, con ganas de hacer algo muy importante entre todos, con un dinamismo y una energía que se nota en todas partes. Entre las concesiones, los operadores, los usuarios, la gente de la autoridad portuaria, las administraciones y los ciudadanos, hay un impulso de energía en la creencia de que viene algo muy importante, que es la Copa América, y queremos hacerlo muy bien. Esa es la sensación, y todo el mundo se remonta un poco a las Olimpiada de 1992, como una segunda más pequeña, pero en este caso de mar y de mundo marítimo.
¿Tienen algún plan estratégico en el que se fijen actuaciones para abordar la transformación del futuro?
Sí, tenemos un plan estratégico que es el cuarto del Puerto de Barcelona y el tercero del Port Vell, que estaba vigente desde 2021 hasta 2025, pero a raíz de la adjudicación de la Copa América lo estamos revisando de arriba abajo y, de hecho, estamos ya en los grupos de trabajo que se van a activar este mes. Por tanto, vamos a actualizar el nuevo plan estratégico del Port Vell durante este primer semestre para tenerlo aprobado antes del verano, porque la Copa América es un cambio radical a mejor, en todos los sentidos, en el camino que teníamos pensado. Así que hemos tenido que ponernos al día rápidamente, fijarnos nuevos objetivos y, sobre todo, transmitirlos al resto de operadores y a toda la sociedad para que nos ayuden a incorporar sus ideas con el objetivo de tener el nuevo plan estratégico este verano, con una visión ya de cara al 2030.
¿Cómo se encuentra la conexión marítima entre los diferentes muelles del Port Vell?
Bueno, es un tema muy complejo pero muy necesario, no solo por lo que nos viene, sino por el día a día normal. El Port Vell es bastante grande, y moverte de un punto a otro tardas casi 45 minutos. Por eso son importantes las conexiones marítimas, las tenemos en planificación y se han ido desarrollando, y ya tenemos alguna buena noticia de su ejecución. Hemos sacado el concurso del autobús náutico, que conectará todo el eje de las Ramblas con el eje del hotel W, y ya se han presentado tres operadores muy importantes. Lo vamos a adjudicar en breve porque queremos que esté en marcha este verano. También tenemos otra conexión marítima bastante importante, que es la del muelle de pescadores con el Moll d’Espanya, un eje un poco diferente, muy rápido y de solo 100 metros de distancia, que conectará el Gótico, la Rambla del Mar, Plaza España, el Born y la playa, sin pasar por el Paseo Joan de Borbó. Esto será realidad, seguramente, el año que viene.
La guerra de Ucrania, la de Gaza, el conflicto en el mar Rojo. ¿Cómo afectan todo ello al tráfico marítimo del Port de Barcelona?
Tiene unos efectos clarísimos en el tiempo de tránsito de las mercancías, que es más largo, lo que supone un incremento de costes a igual producto y, al final, se traslada a la inflación, menos productividad y, por lo tanto, la gente lo sufre en su día a día. Por lo que se refiere a tráficos, hemos notado una cierta reducción, pero poco relevante (2% – 3%). No nos afecta a nosotros, pero sí a la sociedad porque genera menos productividad, más costes y más inflación. Pero los números, por el momento, son bajos, y tienen poca relevancia.
El ejercicio de 2023 lo han cerrado con una cifra de negocio de 189 millones de euros. ¿Cómo lo califica y cómo afrontan 2024?
Lo calificaría como “histórica”. De hecho, supone un incremento del 4,4% respecto a la facturación en 2022, que ya fue un ejercicio récord. Este ascenso de los ingresos se fundamenta, por una parte, en las tasas por la utilización de sus infraestructuras, que han crecido el 6%, hasta los 88 millones de euros; y por otro lado, lo que el puerto ingresa por sus concesiones que han alcanzado los 90 millones de euros, el 4,7% más que el ejercicio anterior.
Ahora se abre una época de inversiones muy importante que empujará toda la actividad comercial hacia el sur para que los espacios que ya no son comerciales pasen a ser puerto- ciudad. Este traslado hacia el sur es necesario por muchos factores, como el gigantismo de los barcos y la necesidad de grandes espacios para las nuevas terminales. El mundo portuario está cambiando mucho y el puerto de Barcelona tiene que hacer nuevas inversiones, no de diques, porque ya están construidos, sino que dentro de estos espacios de agua hay que hacer muelles muy grandes, lo que conllevan inversiones muy altas. Es posible que en los próximos años los beneficios operativos bajen porque se enfocan a inversiones directas de creación de nuevos espacios que tienen que permitir trasladar el comercial hacia el sur y transformar las zonas más cerca de Barcelona en puerto-ciudad.
¿En qué infraestructuras portuarias se invierte más?
Motivados por la Copa América hicimos un plan de ejecución inmediata con veinte inversiones público-privadas que deben estar acabadas para el evento. Estas inversiones ascienden a 120 millones de euros: la mitad son operadores privados, a los que se les autoriza y supervisa, y el resto son inversiones públicas. El grado de ejecución está ya en un 65%, tenemos previsto que estén todas acabadas entre junio y julio y perfectamente operativas para la Copa América. Tenemos inversiones de todo tipo, como refuerzo de diques, finalización de urbanización de espacios, edificios necesarios para el futuro; y otras privadas para reformar el Acuario, el Club Natación Barcelona, el World Trade Center…
¿Qué lugar ocupa el Port de Barcelona en Europa?
Depende de cuál sea el criterio. Por ejemplo, en cruceros es el primero de Europa, con bastante diferencia; en contenedores, somos el 12-13, depende del año; en exportación de coches, somos el primero de España y nos estamos consolidando como la principal puerta de entrada de coches eléctricos fabricados en China y comercializados en Europa; en dimensión, tipología, innovación, diría que es uno de los más relevantes, con diferencia. En tránsito de personas que llegan al puerto, sin duda es el más importante de Europa, pero destacaría, sobre todo, que es un puerto muy diversificado y con una zona logística que es de las más grandes del continente.
¿El tráfico de pasajeros se ha recuperado o aún siguen lejos de los niveles prepandemia?
Se está recuperando muy rápido. Por ejemplo, en 2023 aumentó casi un 35%, hasta los 5,3 millones, de los que 1,73 millones viajaron en ferry. Los cruceristas aumentaron casi un 53% con respecto al año anterior, mientras que la previsión para 2024 es la de mantener una cuota de 800 escalas anuales, lo que supone un incremento con respecto a la época pre-covid. El año pasado cerramos con un récord de 3,56 millones de movimientos de cruceristas, de los cuales el 60% empiezan y acaban en la ciudad. Son pasajeros que vienen desde todas las partes del mundo, principalmente Estados Unidos, que duermen en la ciudad un día, dos o una semana antes, y cuando desembarcan vuelven a quedarse un día o dos, básicamente para no ir estresados a coger el avión. Además estamos montando el Home Port, que afecta mucho menos a la ciudad, y estamos intentando prolongar la temporada de cruceros durante todo el año.
Los cruceros siempre están en el debate público. ¿Cuál es su posición?
En el puerto de Barcelona los cruceros suponen menos del 10% de las escalas, y si los trasladamos a temas de contaminación, muchísimo menos, teniendo en cuenta que el puerto no llega ni al 3% de emisiones con respecto al área metropolitana. Si de ese porcentaje, solo el 8%-10% son cruceros, el tema está un poco desviado en cuanto a emisiones. Y no hay que olvidar que la industria de cruceros es la que lidera, innova y moderniza el mundo marítimo. Creo que a veces las cosas no se explican bien, no deberían ser tan focalizadas, sino con una visión más global. Se están haciendo esfuerzos para diversificar los espacios donde van los cruceristas, porque he hablado con las asociaciones de comercio y ciertos barrios de Barcelona estarían encantados de tener cruceristas.
Lo que tenemos que intentar es que no se focalicen siempre los mismos espacios que generen tensión, sino ayudar a descentralizar no solo en Barcelona, sino en toda su área metropolitana. Es un esfuerzo que creo que todo el mundo ya está viendo, y con cierto orden y la colaboración de todos los operadores podemos avanzar mucho. Al final, el crucerista es una familia de clase media, con ganas de conocer la cultura, el territorio…, y es el turista que queremos desde el punto de vista objetivo, frente a otro más invasivo, más agresivo, que viene por otros medios y del que nadie habla.
¿Qué política desarrolla el Port de Barcelona para contribuir en la reducción de las emisiones de CO2 de la cadena de suministros?
La verdad es que es un tema que nos preocupa desde hace muchos años. Fuimos el primer puerto del sur de Europa, junto con Rotterdam, en el que promovimos el uso de nuevos combustibles como el gas natural licuado (GNL), que sustituye a los combustibles fósiles, básicamente al diésel y al fuel, como prueba de nuestro compromiso, ahora tenemos la principal planta de GNL de Europa. También hemos sido pioneros en el sur de Europa de un proyecto muy difícil y muy importante, como es la electrificación de los muelles, que requiere cambios de todo tipo: legislativos, técnicos, marítimos, portuarios… Nunca los puertos habían suministrado esas cantidades de potencia eléctrica, que son equivalentes a ciudades de 100.000 habitantes, en dos cables. El reto técnico es espectacular, estamos trabajando muy duro, y este año ya se harán las primeras pruebas en la terminal de contenedores, así que creo que en dos años también las tendremos en las de cruceros.
Usted ha participado activamente en la preparación de la 37ª edición de la Copa América de Vela. Ahora que faltan menos de seis meses para la competición, ¿cómo van los preparativos?
Ahora empieza la cuenta atrás. Ya tuvimos una primera cuando vinieron los equipos, y la cumplimos. Fue una época difícil, pero muy bonita, porque en el Port Vell, que tenía su vida normal, tuvimos que poner de repente seis bases de la Copa América, con sus respectivas conexiones, sus edificios, etc. Ha sido un reto muy bonito con un nivel de preparación de los equipos técnicos muy alto, y con una colaboración entre el puerto, la ciudad y America’s Cup Event (ACE) que me gustaría destacar. Hemos hecho algo realmente de record, y solo se puede hacer con ayuda, y también con las concesiones, porque de otra manera es posible. Ahora estamos en la cuenta atrás de un evento que desconocemos, que es muy singular porque en cada sitio es muy distinto. Por tanto, estamos con mucha incertidumbre que abarca diferentes tipos: cuántos visitantes, cómo será la movilidad… Hay muchas incógnitas.
Tiene una parte bonita y desafiante porque no hay respuestas, pero el grado de compromiso y de ayudarnos entre todos es verdaderamente increíble. Los primeros datos que nos llegan es que va a ser una edición muy diferente en términos de las tres sostenibilidades. En la económica, habrá muy poco gasto, porque ya se ha cubierto todo el desembolso de los patrocinadores, ya está todo ingresado y, por tanto, será una edición muy sostenible con pocos gastos de la Administración. Será también una edición muy social, en el sentido de cómo están las bases repartidas en el día a día del Port Vell, y no como en otras ediciones, que estaban concentradas en un puerto cerrado (Bermudas, San Francisco, Oakland).
Nosotros nos mezclamos con el territorio, y será muy social. El Moll de la Fusta será como un Great Village durante tres meses, libre y gratuito, pero su montaje genera mucha dificultad. Y, por último, muy sostenible medioambientalmente, ya que todas las bases tienen energía fotovoltaica para disponer de autoconsumos hasta un 50%-60%; también tiene reciclaje de agua y cero consumo de agua. Tanto nosotros como Copa América queríamos que fuera una edición totalmente verde.
¿Cómo se encuentra la conexión 5G para la Copa América?
En el tema de la inteligencia artificial (IT) también hemos hecho un esfuerzo muy importante. Ha sido necesario hacer, sobre todo, dos grandes anillos; un primer anillo de fibra óptica en el Port Vell, con una inversión de siete millones de euros, y otro en el ámbito del Ayuntamiento, porque la Copa América es Port Vell más Port Olimpic. Ese otro anillo serán playas, Port Olimpic, que se junta con el del puerto. El nuestro ya está acabado y el del Ayuntamiento se está terminando.
Los equipos no quieren compartir las fibras, y ha sido necesario segregar claramente las fibras entre ellos, por lo que los requerimientos técnicos han sido bastante complicados. Además, ha habido que dotar a las cubiertas de los hoteles Arts y W de unas conexiones de fibra para las televisiones. El proyecto 5G del puerto ya está acabado y ahora se está trabajando en el de las playas para que todo el mundo pueda seguir la competición. Al final, los móviles serán un gran elemento para ver la regata.