¿Cuál es la salud del océano en los confines australes? Esa es la pregunta que ha motivado a The Ocean Race –responsables de la vuelta al mundo a vela y que, durante la competición, analizan las aguas de nuestros mares– a impulsar una misión científica antártica en la que se recopilarán datos vitales sobre la salud del océano en una zona donde la información es extremadamente escasa.
El equipo científico especializado, que se desarrolló y utilizó en The Ocean Race 2022-23 para recopilar más de cuatro millones de datos sobre la salud del océano, se utilizará durante una expedición única de cuatro meses en un velero diseñado específicamente para expediciones polares. El veterano navegante antártico Stephen Wilkins, que ha visitado la región en 22 ocasiones, será el encargado de recopilar los datos y las muestras a bordo.
El barco zarpó este lunes 27 de noviembre de las islas Malvinas y se dirigirá al mar de Bellingshausen, en la Antártida, donde permanecerá en medio del hielo durante dos meses, la mayor parte del tiempo al sur de los 70 grados Sur, antes de dirigirse al norte, a Chile.
Se tomarán 60 muestras de agua para analizar la presencia de microplásticos, 40 durante la navegación y 20 cuando el barco esté fondeado. El Centro Nacional de Oceanografía, colaborador científico de The Ocean Race, analizará las muestras para determinar el número y el tamaño de los microplásticos, así como su composición química, utilizando técnicas analíticas de vanguardia. Esto ayudará a comprender mejor la propagación y el posible origen del plástico oceánico.
Los científicos podrán comparar las muestras recogidas en el viaje de ida y vuelta a la Antártida con los datos existentes para determinar cómo están cambiando los niveles de contaminación plástica. El equipo de muestreo capturará microplásticos de hasta 30 micras de tamaño, un nivel de análisis que nunca se ha realizado antes en la Antártida.
El océano Antártico es una parte emblemática del recorrido de la regata The Ocean Race y un campo de pruebas donde los mejores regatistas oceánicos del mundo se ponen a prueba en condiciones extremas. La regata ha aportado datos a la comunidad científica que estudia los cambios que se están produciendo en esta remota parte del mundo, pero esta es la primera vez que el equipo de The Ocean Race se utiliza en el Océano Antártico con este fin fuera de una regata.
El barco también llevará uno de los OceanPacks de The Ocean Race, para medir una serie de datos oceánicos a lo largo de los cuatro meses de travesía, como el oxígeno, el dióxido de carbono, la salinidad, la temperatura del agua y la presión atmosférica. Este tipo de datos rara vez se obtienen en estas latitudes, por lo que son muy valiosos para los socios científicos de la regata. Estas instituciones, entre las que se encuentran el Centro Helmholtz de Investigación Oceánica GEOMAR, Ifremer y el Centre National de la Recherche Scientifique, analizarán los datos como parte de sus investigaciones sobre el impacto del cambio climático en el medio marino y para elaborar predicciones sobre cómo responderá el océano al cambio climático en el futuro.
La bioquímica marina del Centro Nacional de Oceanografía, Katsiaryna Pabortsava, ha subrayado que estas muestras «ayudarán a comprender mejor la abundancia, las características, las fuentes, el destino y el impacto de los microplásticos en la remota región antártica. Los científicos tendrán una oportunidad única de investigar cómo se transportan los microplásticos a la Antártida, cómo se dispersan por las profundidades oceánicas y cómo se acumulan en el lecho marino. Esto es crucial para nuestra comprensión de los riesgos que estos contaminantes suponen para el singular ecosistema antártico».
Por su parte, Stefan Raimund, responsable científico de The Ocean Race, ha declarado que, aunque el océano se considera inaccesible, «esto no lo ha protegido del impacto de la actividad humana. La Antártida, con sus niveles récord de hielo marino y el catastrófico fracaso de la reproducción de los pingüinos emperador este año, es un claro ejemplo de ello».