Nautik Magazine

Cuaderno de Bitácora | Capitán Salmón, 23 de noviembre

Foto: Leopoldo (Mono) Rissotto.

¡Hoy hemos roto una vela!

La más grande de las nuestras.

El spinaker asimétrico venía portando 20 kts de noreste cuando, de repente y sin preludio… ¡boom!

Se vino abajo. Capituló, brutal. Y perdió súbitamente su brío.

Si arriba las velas son gigantes, cuando una cae desfallece un cíclope, al que Nadie ha herido.

Los primeros instantes se hizo presente el desconcierto. Solo unos segundos, porque en tal circunstancia la adrenalina nos activa y multiplica. En medio de tanta nada, todo puede ser un peligro.

La arrancada, y por supuesto su vela mayor, evitan que el Amibola pare en seco, pero el cambalache ya es inevitable. En segundos, y a pesar de la movilización inmediata de toda la tripulación, una parte del trapo ya toca el agua y comienza a sumergirse, fatal, debajo del casco.

No tenemos tiempo de trasluchar, porque supondría dedicarlo a desmontar la portuguesa. Así que se trata de contener el barco, librar la amura y, todos a una, recuperar a mano esa masa de nylon, para estibarla, como sea y cuanto antes, a lo largo de toda la cubierta.

Pensamos que habíamos roto la driza, pero ahora sabemos lo que pasó. Decimos que falló el self tailing del winche, y puede ser parte de la verdad. Pero en el fondo sabemos que fallamos nosotros, por no darle una vuelta más. Mejoramos.

La mala noticia es que el daño tenía forma de corte transversal a las costuras, de unos dos metros de longitud, cerca del puño de driza. La buena, que la herida es limpia.

¡Hoy hemos arreglado una vela!

Como tantas otras cosas en este viaje increíble, nunca lo había hecho.

Como tantas otras cosas de este viaje increíble, hoy empiezo a aprender a hacerlo.

Una vez identificado, extendemos el roto sobre la cubierta. Iñaki consulta al Doctor, que para algo ha cosido mucho, y traen alcohol, trapos y dacrón adhesivo Insignia.

Agua dulce. Secar. Etílico. Secar, Puntos para sutura. Secar. Poliester para cerrar. Calentado. Y secar. Fernando nos muestra que además de saberlo todo de velas cuando están sanas, también sabe curarlas.

Mi padre decía siempre “…en lo barcos pasan cosas”. Es un pensamiento entre preventivo y terapéutico que me repito mucho. Porque si al embarcar piensas que pasarán cosas, cuando llegan, las estabas esperando. Y no existe sorpresa, ni decepción, ni frustración. Solo nuestra acción para resolverlas.

Un abrazo desde 18º 53.079 N · 24º 16.093 O. El mejor lugar del mundo para estar hoy. 

Capitán Salmón

Socio-cofundador de la agencia de marketing Ernest